Uno de esos deprimentes martes de noviembre, un coche iba a partir en pedazos la campaña de Niels Albert. Carrocería y asfalto habían sufrido el choque, pero fue el cuerpo del ciclista lo único que se resintió. El diagnóstico, fractura de muñeca. Tocaba parar más de un mes y renunciar al prestigioso Superprestige que lideraba, así como a las otras clasificaciones del calendario. Él y su entorno lo tenían claro, “ahora sólo queda pensar en el nacional belga y el Mundial de Koksijde”.
Sin embargo, no había nerviosismo. “Albert sabe cómo ganar un Mundial saliendo de una lesión, ya lo hizo en 2008/09” declaraba su mánager en el equipo BKCP-Powerplus, Christoph Roodhooft tras conocer la lesión. No era el suyo el único antecedente. Mismamente, el año anterior Zdeněk Štybar tuvo en su rodilla izquierda el azote que pudo arruinar su campaña, obligando al checo a ausentarse durante algunas carreras, precisamente en el mismo periodo de tiempo que iba a estar de baja el crossman de Bonheide. Y el resultado todos lo sabemos, campeón del mundo en Sankt Wendel tras descargar su potencia sobre un Sven Nys que se estampó de nuevo contra el Mundial, al que solo ha podido noquear en 2005.
Y el regreso no invitaba, desde luego, a dudar del arcoiris en Hoogerheide en 2009. En la preciosa ciudadela de Namur era segundo, en una de las mejores carreras de la temporada. Días más tarde vencía en la oscuridad de Diegem y en los resaltos de Loenhout. Sin embargo, pronto la esperanza dentro del conjunto banquero comenzó a ser cubierta con nubes de tormenta. La idea de reeditar el Trikleur quedó ridiculizada por la mejor versión del Kanibaal van Baal en años, le quedó conformarse con la medalla de plata. En Liévin y Hoogerheide, allí donde había conseguido su mayor éxito, los resultados no acompañaron, mucho menos las sensaciones. Hasta los más acérrimos seguidores dudaban ¿Estará reservando o no tiene la condición física adecuada? Las dudas, se resolverían en las dunas.
Poco más de sesenta minutos tenía por delante Niels Albert para decidir si iba a recordar ese día para siempre o si necesitaba borrar como fuese la temporada de su memoria. A diferencia de otras muchas ocasiones, desde el primer instante arrancó como un poseso con la firme determinación de quien no solo quiere, sino necesita algo. Cada paso por los arenales de la costa flamenca eran una demostración de técnica y fuerza ante las 55.000 personas que abarrotaban el circuito y todo el mundillo ciclista que se agolpaba ante las pantallas. Con circuitos tan duros y arenosos, solo Sven Nys puede hacer sombra al pupilo de Roodhooft, director y amigo que rompía a llorar ante las cámaras de Sporza mientras era entrevistado durante el último giro al circuito del nuevo campeón universal. Una muestra de que la tensión y los malos tragos sufridos por el equipo BKCP-Powerplus. De lo que se jugaban, el todo o la nada de una temporada, en una hora larga. Esta vez salió cara y, además del maillot arcoiris y el metal dorado, el triunfador del día recibió el honor de dar nombre a la duna que le había coronado. Ahora sí, la temporada estaba salvada: Niels Albert, campeón del mundo.