Faltaban menos de diez kilómetros para cruzar la meta de Peña Cabarga. El pelotón, después de una parte final de etapa muy movida, se enfilaba para iniciar la subida cántabra. En ese momento, la edición de 2010 de la Vuelta a España iba a sufrir una caída en la que el líder se vería obligado a abandonar. Las caídas van tan unidas al ciclismo como la enfermedad a la vida: todo el mundo las quiere evitar, pero existen y algunas son determinantes. En el caso de Igor Antón, la caída sufrida hoy le ha obligado a abandonar la carrera que lideraba.


El golpe dejó a Vincenzo Nibali como líder virtual e improvisado de la Vuelta. El ciclista siciliano acogió el rol de patrón sin dudar y su compañero Kreuziger seleccionó el gran grupo hasta que lo dejó en menos de diez unidades. Aún se encontraba con unos segundos de ventaja, en cabeza de carrera, Nicki Terpstra, que había circulado toda la etapa escapado junto a Millar y Zabriskie, del Garmin. David García Dapena, a kilómetro y medio del final, saltó del grupo con la doble intención de buscar la etapa y ayudar a Ezequiel Mosquera.

A esa distancia, Nibali decidió que era el momento oportuno para romper la carrera por completo y lanzó un ataque durísimo. Como era de esperar, se marchó en solitario y abrió hueco con facilidad respecto al grupo, en el que estaban Joaquim Rodríguez, Tondo, Fränk Schleck, Roche, Mosquera, Moncoutié y Velits. El resto de los favoritos ya no contaban ni para la etapa ni para la carrera. Cuando la diferencia de Nibali empezaba a ser importante, Purito Rodríguez atacó en su caza.

Rodríguez salió con mucha fuerza y tardó sorprendentemente poco en alcanzar al Liquigas. Mientras por detrás reaccionaba Mosquera junto a Schleck, la expresión de Nibali por delante era de mucho sufrimiento. Las durísimas rampas de Peña Cabarga estaban haciendo mella en él y Purito, que lo vio, pegó un acelerón que le mandaba directo hacia la victoria de etapa. Los menos de mil metros que faltaban hasta meta sirvieron para que un fundido Nibali fuese prácticamente alcanzado por Ezequiel Mosquera.

Al final, Rodríguez ha aventajado en 20 segundos a Nibali, insuficientes para impedir el liderato del italiano. Sólo cuatro segundos les separan en la general; a 50 se sitúan Mosquera y Tondo; a más de dos minutos, el resto del mundo, encabezado por Roche, Schleck y Velits, con pocas opciones de disputar la victoria final.

Hoy la carretera ha dictado sentencia en base a su poder, tantas veces olvidado. Igor Antón ha recordado que la carretera, el camino, la naturaleza y el terreno son tan protagonistas del ciclismo como los propios corredores. A veces lo son a las buenas, como cuando una gran montaña glorifica la victoria de un extraordinario ciclista; otras veces lo son a las malas, como hoy para Antón -será intervenido del codo-, el hombre más fuerte hasta ahora en esta Vuelta a España. Lo único que se puede desear es que le volvamos a ver pronto cobrarse la deuda que la carretera ha adquirido hoy con él.

David Vilares