En ruta, pista, mountain bike,..ya sea en categoría masculina o femenina, España se ha consolidado con el paso del tiempo como una de las mayores potencias en ciclismo por méritos propios. Campeones del Mundo, oros olímpicos, ganadores de las mejores pruebas a nivel mundial,…el ciclismo español ha sido también uno de los grandes causantes de elevar el deporte nacional hasta la cima mundial. Pero sorprendentemente, existe una modalidad de ciclismo en la que España no ha conseguido medalla alguna en su prueba por excelencia, el Mundial élite de ciclocross.

Desde su primera edición allá por 1950 en París donde el local Jean Robic conseguía el primer campeonato, España nunca ha conseguido subirse al pódium. Julián Aguirrezabal, reciente campeón de España, y Francesco Expósito fueron los primeros españoles que se embarcaron en los Mundiales de ciclocross al disputar la edición de 1952 en Ginebra. Su duodécimo y decimocuarto puesto –clasificaron 15- fueron los primeros resultados para los nuestros, pero en la temporada siguiente Aguerrizabal mejoraba su registro alcanzando el séptimo puesto, mientras que un debutante como Joaquín Filba superaba al de Durango para alcanzar el quinto puesto a 2´55” del galo Roger Rondeaux. Entre las testimoniales participaciones de José Michelena –tres veces campeón de España- y Facundo Zabaleta, el duelo español de la época alcanzaba los Mundiales. Antonio Barrutia, con un excelso palmarés en ruta, y el seis veces campeón de España José Luis Talamillo fueron los que más presencia dieron al combinado nacional en los finales de los 50 y comienzo de los 60. El Iurretarra Barrutia fue el más destacado fuera de nuestras fronteras. Su cuarto puesto en el Mundial de 1960 constituye el mejor resultado de siempre de España, mientras que en otras tres ocasiones clasificó entre los diez primeros en una disciplina que ya poseía una gran solera a nivel europeo y con ello el consiguiente aumento de la calidad de los participantes. Por su parte, Talamillo no pudo refrendar su hegemonía nacional clasificándose octavo en 1961 como el mejor resultado de las ocho participaciones antes de su fatal muerte. Esperanzadora su la aparición de Amelio Mendijur con su quinto puesto en 1965. Sin duda, el alavés se presentaba como la gran esperanza del ciclocross español, pero meses más tarde, perdía la vida a sus 21 años en un fatídico choque en el descenso del Puerto de Eizaga.

Barrutia obtuvo el mejor resultado de siempre

Después de perder fatídicamente a los dos baluartes y tras la retirada de Barrutia el ciclocross español quedó asolado de estrellas. El único que pudo competir realmente por los puestos cabeceros fue José María Basualdo que tras ser segundo en el Mundial amateur de 1970, clasificó quinto en 1972 y octavo un año más tarde. Junto al alavés, Juan Goristidi se convirtió en un clásico de los Mundiales al disputarles ininterrumpidamente desde 1970 hasta 1979 consiguiendo como mejor resultado un octavo puesto en su última participación y José María González con tres participaciones con un octavo, décimo y undécimo puesto fue lo más destacado de la década de los setenta.

Entrada la década de los ochenta, la decadencia se instauró en España. Dominadores de los nacionales como José María Yurrebaso, Iñaki Mayora o Francisco Sala pasaron sin pena ni gloria por los Mundiales. El único que pudo asomarse a los puestos cabeceros fue Jokin Mujika en su única participación en 1986 al finalizar undécimo. Pero si mala fue la década de los ochenta, peor fue la de los noventa. Lo único destacado fue la primera participación de David Seco, el mejor ciclocrossman español de siempre. El vizcaíno fue junto al vigente campeón de España Isaac Suárez los predecesores de los Unai Yus, José Antonio Hermida, Constantino Zaballa, Javier Ruiz de Larrinaga y el último en llegar, Egoitz Murgoitio, quien a día de hoy es el único con opciones reales de poder estar permanentemente en el top20 de un Mundial.