Apodado como “el águila de Toledo”, Alejandro Federico Martín Bahamontes es considerado por muchos aficionados y expertos, como uno de los mejores escaladores de la historia del ciclismo siendo el primer español en ganar el Tour de Francia. Nació en una pequeña localidad de Toledo, denominada Val de Santo Domingo, el 9 de Julio del año 1928. Tuvo que pasar muchas penurias para llegar a lo más alto. Su padre, Julián Martín, decidió que tenían que marchar a la capital, Toledo, donde allí había dinero y trabajo.

Gracias al sacrificio de su padre, Bahamontes decidió a los 18 años, comprarse una bicicleta, que por aquella época le costó 50 duros. Bahamontes, segaba en el campo por 750 pesetas mensuales y fue seleccionado para disputar la Vuelta a Ávila, donde consiguió la montaña y la general final. Pero su primera carrera como profesional fue en la Vuelta a Asturias, carrera a la que se desplazó en bicicleta hasta el norte de España, haciendo nada más y nada menos que 700 km en 3 días para poder participar en aquella vuelta. Pero no era el único, por aquel entonces, muchos ciclistas de la época tenían que hacer esta clase de locuras para poder disputar aquellas carreras.

Bahamontes de joven trabajando, empujando un carro por la ciudad de Toledo.

Bahamontes de joven trabajando, empujando un carro por la ciudad de Toledo.

Genio y figura, Fede, era un ciclista peculiar por su temperamento y su forma de ser. El primer Tour de Francia que disputó fue el del año 1954, su primer año como profesional. Aquel año, empezó a ser conocido internacionalmente por ganar el Gran Premio de la Montaña y sobre todo por una de sus famosas anécdotas. En pleno Tour, en una etapa de montaña, Bahamontes iba acompañado de tres ciclistas, dos franceses (el bretón Jean Mallejac que fue segundo en un Tour de Francia y Jean Le Guilly) y un suizo, Fritz Schaer. En el primer puerto de la etapa, Fede les dió los dos habituales hachazos con los que reventaba a sus rivales, uno para probar como van las fuerzas y el otro el definitivo, para marcharse en solitario hasta la cima del puerto. Coronó tranquilamente con un par de minutos de ventaja con respecto a sus compañeros de fuga. Bahamontes, no podía descender, ya que había tenido un problema en el tubular y había tenido que destensar el freno, por lo que tuvo que esperar en la cima. Pero no se le ocurrió otra cosa, que acercarse a un puesto muy cercano, donde vendían helados, y pedirse uno con dos bolas de vainilla. Allí estaba Fede, en la cima de la Romeyere, tomándose su helado de vainilla, mientras esperaba al coche que había provisto la organización para la selección española. La prensa francesa y los aficionados, lo tomaron muy mal, pensaban que aquel españolito estaba cachondeándose de su gran carrera, el Tour de Francia y así lo ilustraban los periódicos del país.

Rebelde, arrogante, a veces un tanto chulesco, a Bahamontes se le podía odiar o se le podía amar. España estaba dividida entre él y Jesús Loroño. Loroño conoció a Fede en el 53, en una carrera en Arija (Burgos), donde el mismo cuenta. “Vi a un corredor muy tostado por el sol, estaba negro y parecía un gitano, comiendo tocino bajo un árbol. Me impresionó su aspecto, y le pregunté de dónde era y Bahamontes me dijo que era de Toledo. Llevaba una mochila cargada al hombro. Luego en la carrera finalizó segundo tras Carmelo Morales y me quedé siempre con aquella escena. No se me olvidó y más adelante fuimos unos grandes adversarios que dividimos a la afición”. La rivalidad entre estos dos grandes de nuestro ciclismo, estaba a la orden del día. Tal era esta rivalidad que en la Vuelta a España de 1956, Bahamontes remolcó al italiano Angelo Conterno, para que Loroño no consiguiera ganar la Vuelta.

Bahamontes remolcando a Conterno, para evitar que Loroño, lograse vencer la vuelta a España de 1956.

Bahamontes remolcando a Conterno, para evitar que Loroño, lograse vencer la vuelta a España de 1956.

Más tarde en la vuelta a España del 57, llegó incluso a las manos con Loroño, un hombre bastante tranquilo. Tras perder la Vuelta del 57 con Loroño, en el Tour del mismo año, donde Loroño quedó en 5ª posición, Bahamontes tuvo que abandonar cuando el Tour se encontraba en los Alpes. Fede, se echó en la cuneta, mientras Goddet, director del Tour de Francia se le acercó y le dijo. “Sigue Fede”. A lo que Fede respondió.“No”. Goddet insistió. “Hazlo por ti”. “No”. De nuevo le dijo. “Hazlo por tu madre”. “No”. “Por España”. “No”. “Hazlo por Franco Fede”. “No”. Le dolía un codo, por una inyección mal puesta. Eso duele pero no era para abandonar, criticaron en la selección española. Al día siguiente, Bahamontes, maleta en una mano y bicicleta en la otra, tiró para Toledo en el tren. España le recibió con silbidos a su llegada.

El año de Bahamontes fue 1959, se puede decir que gracias a su hazaña, levantó al país, que no se aparto de la pantalla, para seguir a aquel toledano rebelde. Pasó de ser odiado a ser amado de nuevo por todos los aficionados al ciclismo en España y en otros países. El director de la selección española, Langarica, estaba convencido de que Bahamontes, estaba capacitado para vencer aquel Tour de Francia, ya que aceptó la decisión propuesta por Fede, que le dijo. “ Si yo voy al Tour, no va Loroño”. Dicho y hecho, toda la responsabilidad era para él. Esto le costó a Langarica muchas críticas en el País Vasco.

Loroño a la izquierda y Bahamontes a la derecha de la imagen dividieron el país.

Loroño a la izquierda y Bahamontes a la derecha de la imagen dividieron el país.

Con los franceses como favoritos, Jacques Anquetil a la cabeza, empezaba aquel Tour de Francia, en donde la primera prueba de fuego para Bahamontes estaba en la 6ª etapa, una contrareloj de 45 km, entre Blain y Nantes. Bahamontes realizó una sensacional crono, en un terreno que era su talón de Aquiles. Anquetil que era el gran favorito para la crono y que salió un poco más tarde que Bahamontes, defraudó, y en 45 km solo puedo alcanzarle ya al termino de la crono, dentro del velódromo de Nantes. Bahamontes cedió 2,58 con el ganador de la crono que se postulaba como otro firme candidado al Tour, el francés Riviére.

El Tour se adentraba en los Alpes, era el terreno de Bahamontes, y en la 13ª etapa, que transcurría de Albi hasta Aurillac, consiguió colocarse 5º en la general de la carrera francesa, aventajando en 20 minutos a otro de los grandes favoritos, Charly Gaul. Ya en la meta de Aurillac, ciudad de la que decían, se hacían los mejores encajes de bolillos de oro y plata de toda Europa, Jacques Goddet, en una mano le regalaba uno de estos, mientras que en la otra, con un pañuelo en la mano, limpiaba la frente de Fede, y le comentaba besándolo en la mejilla “Fede, tú has ganado hoy el Tour”.

Tan solo dos días más tarde, la prensa reflejaba a toda España, otra de las hazañas de Bahamontes. El toledano se colocaba 2º en la general de la carrera, tras una enorme demostración en la cronoescalada al Puy de Dôme. En tan solo 13 km, aventajó en 6 minutos, al hasta entonces líder, Hoevenaers, en más de 3 minutos a Anquetil y Riviére, y en casi minuto y medio a Charly Gaul. Era un día inolvidable para el ciclismo y el deporte en España. Al pódium salía un sonriente Bahamontes, aclamado por los aficionados. Se escuchaban cánticos hacia España, en referencia a Fede, que se colocaba a tan solo 4 segundos del liderato de la carrera, que seguía siendo para Hoevenaers.

Bahamontes exhibiéndose en la cronoescalada al Puy de Dôme.

Bahamontes exhibiéndose en la cronoescalada al Puy de Dôme.

Tan solo era cuestión de esperar, y fue de nuevo en su puerto, el puerto del famoso helado, La Romeyere, en la 17ª etapa, donde se marchó con Charly Gaul, para colocarse de líder. La etapa se la llevó el luxemburgués, pero Bahamontes era líder, y ya no soltaría el amarillo en ningún momento. Bahamontes, llegaba al Parque de los Príncipes con el maillot amarillo. Era su día, era el día de España, el día que todos los españoles habían soñado durante muchos años. Fede, rodeaba el velódromo con su maillot amarillo y un ramo de flores en la mano, allí comentó a la prensa “Fede ya no es un loco”.

Toda España estaba de celebración, por unos días, ese toledano, un tanto alocado, había hecho olvidar a España todas las penurias por las que estaba pasando. Todavía hoy, Fede es uno de los pocos ciclistas que ha conseguido ganar el maillot de la montaña en las tres grandes vueltas por etapas. Es el segundo ciclista, que más veces ha ganado la general de la montaña en el Tour de Francia, solo por detrás de Richard Virenque. Y mantiene su particular récord de ser el ciclista que más veces ha pasado primero por la cima del mítico Tourmalet. El Águila de Toledo ha volado hasta en cuatro ocasiones como primero por la cima del Tourmalet, demostrando que aún hoy, la vejez del águila es mejor que la juventud del gorrión…

Bahamontes llegando victorioso a Toledo, ovacionado por sus paisanos.

Bahamontes llegando victorioso a Toledo, ovacionado por sus paisanos.