¡Hola a todos!
Han pasado 15 días en los que he entrado casi totalmente en la dinámica de entrenamientos desde la última vez que escribí y entre eso y un examen que tuve hace poco además de varias prácticas por entregar, han hecho que no me diera tiempo a escribir, ¡y no es que no me hayan pasado cosas!
Y una de ellas es la visita a Yago Alcalde para que me hiciera un estudio biomecánico en Las Rozas, que os detallaré en la próxima entrada y a la que tuve que ir en tren porque unos días antes me habían robado la chaqueta con la cartera y las llaves del coche, así que tuve que llamar a la grúa para que llevara el coche al concesionario y a esperar a que me manden las llaves de la República Checa. Cosas que sólo me pasan a mí, como que una vez dejo el tren en Villalba para coger el cercanías hasta Las Rozas no pasa el revisor…y a la vuelta que no me da tiempo a coger billete está en la puerta esperando..¡y zasca! 10,30 euros por no tener billete…
Pero bueno, hoy lo que os quiero contar es que ya me voy sintiendo ciclista de nuevo, porque tanto el fin de semana pasado como éste he salido a ir haciendo horas a baja intensidad, que es lo que toca en las primeras semanas para que el corazón se vaya adaptando y aumenten el número y tamaño de las mitocondrias, que con ese gracioso nombre siempre aparecen en las conversaciones de la grupeta de Valladolid en cuanto aparece algún repecho y alguien aprieta… “mira, se te caen las mitocondrias…” aunque bueno, no es as así porque por subir un poco los watios o el pulso no va a pasar nada mientras sea puntual…pero claro, no lo vamos a estar haciendo todo el entrenamiento, así que si alguien aprieta, yo de momento subo piñones y con mi molinillo a subir el repecho, ¡ya echaremos leña al fuego cuando toque!
Horas y horas de bici para ir cogiendo fondo, y también horas de gimnasio para seguir puliendo la fuerza, que en este caso ya hemos dejado el circuito de fuerza general para trabajar la fuerza máxima, bajando las repeticiones y haciendo los ejercicios a toda velocidad en piernas, con unas cuantas arrancadas encima de la bici después de salir del gym. ¡Es uno de los entrenos que más me gustan! Combina las pesas, que a mí no me suponen ningún esfuerzo, con la bici. Se me hace muy ameno y además noto como los resultados van apareciendo en cuanto a ganancia de fuerza, aunque visto lo visto, ¡no me hace falta mucha!
Y el otro aspecto que he introducido son dos sesiones de pista semanales, de momento sólo para rodar con el piñon fijo y trabajar el pedaleo, tratando de minimizar los puntos muertos, pero en breves empezaré con las arrancadas propias de después del gimnasio en el velódromo, y poco a poco introduciendo series y series. Un poquito más de intensidad, de esa que nos pide el cuerpo a estas alturas cuando siempre vamos a un ritmo “cansino” y sin forzar. Hoy mismo he estado, y cada día voy con más ganas, ya pensando en la primera prueba de la Copa de España de pista que será en enero, con sede aún por decidir, y la segunda que será en febrero en Palma, a la que espero poder ir también antes de empezar la temporada de carretera…¡si es que ya casi estamos! ¡¡Que ganas tengo!!
Lo dicho, el próximo día os cuento todo lo que aprendí en el biomecánico, las plantillas que me han puesto, los ajustes…
¡Un saludo a todos!