El último baile de Óscar Freire será en el lugar menos sospechado. El tricampeón mundial firmó por el Katusha prácticamente sobre la bocina del cierre de plantillas del World Tour. Durante las últimas semanas se había especulado con varios escenarios para el cántabro: desde la renovación por el Rabobank hasta la retirada, pasando por el retorno a España de la mano del Movistar o del a la sazón difunto Geox. Casi sobre la bocina, los rusos han acogido a Freire en la que sí parece que será su última temporada como profesional.
Sin embargo, con el de Torrelavega nunca se sabe. Lleva tres temporadas anunciado que tal vez no haya más Freire en el pelotón. Tampoco es que haya sido tajante: siempre le reservaba la decisión final a sus piernas y a su corazón, ambos con una trayectoria que invita a la fatiga pero, parece, todavía con ganas de bicicleta.
En el equipo ruso se encontrará con nada menos que seis españoles más: Joaquim Rodríguez, Dani Moreno, Joan Horrach, Ángel Vicioso, Xavi Florencio y Alberto Losada. Casi tan importante como esto, tampoco tendrá competencia por sus objetivos predilectos. El joven Galymzianov, aunque veloz, está lejos de aspirar a la capitanía en carreras como la Milán-San Remo, en cuyo palmarés figura Freire por partida triple.
La Classicisima, el Mundial de Limburg y los Juegos Olímpicos de Londres serán los objetivos de la temporada final de Óscar Freire. La incógnita, más allá de su adaptación a un nuevo equipo y la nuestra a verlo con un maillot distinto al del Rabobank -han sido nueve temporadas en la casa holandesa-, es si la decisión de prolongar su carrera ha sido acertada o no. 2011 ha sido quizá la peor temporada del genio cántabro desde que saltó a la fama en una tarde otoñal de Verona. Lo cierto es que su carrera también pintaba marchita a finales de 2009 y pocos meses después volvía a sonreír en lo más alto del podio de la ciudad de San Remo.
El tiempo lo dirá. Los 35 años que marca su DNI -36 en febrero, cuando empiece la temporada- no son halagüeños. Siempre es una suerte que el tremendo vacío que dejará su ausencia en el ciclismo español -y mundial, en menor medida- todavía no llegue; pero pocas sensaciones más ingratas hay para un fan que ver a su ídolo retirarse más tarde de lo debido. Y, por si no se había publicitado lo suficiente, un servidor es un fan irreductible de Óscar Freire Gómez. Que todos disfrutemos de su año ruso.
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