Continuando con el análisis de final de año de la temporada ciclista 2011, llama la atención una situación que sin duda se puede denominar como hecho histórico puesto que en las últimas décadas no hemos vivido algo parecido y es algo a tener muy en cuenta. En esta temporada 2011 hemos tenido unos ganadores de los Monumentos un tanto extraños (a excepción obviamente, de Gilbert en la Liège-Bastogne-Liège) que, lejos de desmerecer el palmarés de la prueba, sí que sorprendió bastante en su momento que se alzaran con la victoria en las respectivas llegadas. En este artículo vamos a analizar este hecho que sin duda es algo que estará muy lejos de repetirse en un futuro próximo.

Empecemos por orden cronólogico. El primero que sorprendentemente consiguió la gloria de escribir su nombre en la historia del ciclismo fue el ciclista australiano Matthew Goss, del ya extinto HTC-High Road, un corredor que, si bien, podía aparecer en las quinielas como posible outsider para llevarse la Milan San Remo, tenía muy difícil alcanzar siquiera el podium. Contra todo pronóstico, fue finalmente, tras superar con bastante holgura el Poggio, quien se impuso en el sprint final a Cancellara y Gilbert. Quizás sea el ganador menos sorprendente de todos en una dura pugna con Nuyens, pero también es algo peculiar, puesto que no contaba con demasiadas grandes victorias en su palmarés, solamente una victoria en el Giro de Italia. Esta victoria y el segundo puesto conseguido en los Mundiales de Dinamarca le aúpan a la cima del ciclismo. Ganar en San Remo no es cuestión de suerte.

Pasamos al segundo monumento del año, los pirados se colocan religiosamente en su capilla y la mística del ciclismo sobrevuela Bélgica, era hora de la Ronde Van Vlandeeren. En Flandes solamente ganan los mejores (y Devolder) y todo parecía que este año la cosa iba a ser muy parecida después de que Cancellara lanzara un ataque bestial y se fuera con Chavanel en pos de la revalidación de la corona de campeón. Pero la bestia sucumbió y dio la oportunidad a que otros pelearan por la victoria, siendo un eterno aspirante como Nuyens el que finalmente se llevara el gato al agua. El belga es un corredor que siempre estaba en las quinielas como posible sorpresa pero que nunca terminaba de dar ese salto de calidad, pese a que en 2008 consiguió un 2º puesto en Flandes. Con esta victoria, al igual que el resto de ganadores este año, escribe con letras de oro su nombre en la historia.

Goss se impone en San Remo a Cancellara y Gilbert.

En la Paris-Roubaix íbamos a vivir otro momento para el recuerdo, por lo emotivo, por lo trabajado y por lo espectacular que fue. Un eterno gregario que nunca había tenido la oportunidad de brillar por sí mismo como Johan Van Summeren consiguió llevarse el adoquin de ganador de una prueba tan especial como la Roubaix. Gracias a la desidia y al poco acuerdo entre los favoritos, el espigado corredor belga (un saludo a Amat Carceller), tuvo una oportunidad de oro para llevarse un Monumento totalmente merecido. Bien puede decir Van Summeren que el 10 de abril del año 2011 es el mejor día de su vida, pues después de la victoria en los adoquines franceses, le pidió matrimonio a su mujer la cual como no podía ser de otra forma, accedió. No todas tienen la oportunidad de casarse con el ganador de la París – Roubaix.

Johan Van Summeren escoltado por Tjalingii y Cancellara en el podio de Roubaix.

Y el último protagonista de este artículo es el ganador más sorprendente de todos. El suizo Olivier Zaugg decidió irrumpir a lo grande en la historia del ciclismo atacando en Villa Vergano para llevarse la victoria del Giro de Lombardía en la que es hasta la fecha su primera y única victoria como profesional. Con esta victoria se cierra un año histórico y sorprendente para el ciclismo, donde los modestos y los anónimos se han rebelado contra la dictadura de los grandes como Gilbert o Cancellara y han impuesto su ley en la carretera. ¿Volveremos a ver brillar a estos corredores en un futuro? El tiempo dirá.