Corría 1995, su mejor temporada de siempre, cuando conquistó la Milán-San Remo, el primer Monumento. Voraz devorador de victorias, ganador de grandes clásicas pero sin la suerte necesaria para triunfar en las cinco grandes. Todavía se estará acordando de aquella Lieja-Bastogne-Lieja que le birló Michele Bartoli. San Sebastián, Flecha Valona, Milán-Turín,…una interminable lista de triunfos pero a la que su excelso palmarés no podía añadir el Giro de Lombardía.
En su primera toma de contacto, 1991 cuando todavía se encontraba en las filas del Toshiba, finalizó octavo a 2:19 del vencedor en Monza, Sean Kelly. Tenía por aquel entonces 23 años. En 1994 ya con los colores de la ONCE de Manolo Saiz, perdió la cara de la carrera acabando en una discreta 22ª posición a 7:45 del sorprendente vencedor, el ruso Vladislav Bobrik, mientras que en 1996 la aplastante superioridad de Andrea Tafi acabó con todos en las carreteras lombardas.
Entonces llegó 1997, uno de sus mejores años. Vencedor de la París-Niza, Challenge Mallorca, Vuelta a Burgos, Flecha Valona, Milán-Turín, dos etapas en la Vuelta a España y el Campeonato del Mundo contra el reloj entre otras. Pero aún quedaba la última gran cita de la temporada.
Varese amaneció con un día espléndido. Michele Bartoli, líder de la Copa del Mundo, partía como favorito a la victoria en Bérgamo después de la decepción del Mundial en línea. Los kilómetros comenzaron a caer llegando a la clásica cita con la Madonna del Ghisallo. Al contrario que en otras ocasiones, la subida al templo ciclista no seleccionó la carrera circulando los favoritos agrupados. Entonces llegaba la entrada en el valle de Bérgamo, el Colle di Gallo era la última oportunidad para romper el grupo. Allí hizo dos intentos después de que su equipo estuviese controlando la carrera, pero no consiguió su objetivo. Fue Francesco Casagrande quien con un tremendo arreón rompió por completo la unidad. Junto a él se marcharon Paolo Lanfranchi, Michele Bartoli y nuestro protagonista, Laurent Jalabert. Pese a los sucesivos movimientos y ataques entre los cuatro lograron jugarse la victoria en la recta de meta donde Jaja se impuso claramente por delante de Lanfranchi y Casagrande. Bartoli, cuarto, confirmaba la general de la Copa del Mundo mientras que Jalabert se cobraba la derrota en Lieja y reafirmaba el primer puesto en el ranking de la UCI.
La victoria en Lombardía cerró su periplo victorioso en los Monumentos del ciclismo que, ante un palmarés tan extenso, se hace corto si se tiene en cuenta tanto la calidad como las cualidades del ciclista francés para destacar en las clásicas.
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