La XX edición de la Quebrantahuesos será recordada como una de las más duras de la historia. Y no por el típico calor que suele acompañar normalmente a esta prueba pirenaica. Este año ha sido el intenso frío, la lluvia, la niebla e incluso el aguanieve lo que han hecho los 205 kms de la prueba un auténtico infierno. Y eso que el día amaneció bueno. Cuando a las 7:30 de la mañana del pasado sábado explotó el cohete que anunciaba la salida, el cielo estaba azul. Se veía alguna nube al fondo sobre las montañas, pero poco más. Nada hacía pensar en el infierno que nos esperaba.

En mi caso, debería haber hecho caso a las señales. Diez minutos antes de empezar me doy cuenta que se me ha roto el nucleo de la rueda trasera. Por mucho que daba pedales, los piñones iban independientes de la rueda, así que no avanzaba. Salgo del pelotón que esperaba la salida y voy a la zona de recogida de dorsales, al camión de ORBEA. Allí estaban los mecánicos. Fui a ver si se podía hacer algo en 5 mins. Si no, retirada antes de empezar (visto lo visto, hubiera sido lo mejor, jeje). Los de Orbea me dicen que hay que cambiar la rueda, a sí que me dejan un Mavic con piñones Shimano. Yo uso ruedas y piñones Campagnolo. Tienen que ajustar un poco los cambios, pero funciona. No cambia todo lo bien que quisiera, pero va bastante bien.

Tres minutos antes de la salida vuelvo donde estaba mi cuñado y un par de amigos más. Retirada salvada por los pelos. Salimos. Primero los buenos, los que tienen dorsales de colores (dependiendo del tiempo empleado en otros años), y después el resto de cicloturistas. Desde que sale el primero hasta que salimos nosotros, que estamos en mitad del pelotón, pasan unos 15 minutos. Hay mucha gente. Además, las turbulencias provocadas por un helicóptero han tirado unas vallas y hay menos espacio en la salida.

Los primeros kilómetros son una locura. Los pelotones son enormes y se va a muerte. Se pasa la variante de Sabiñánigo y se vuelve a entrar al centro del pueblo para que los vecinos nos aplaudan. Después ya se sale a la general que va a Jaca. El paso por Sabiñánigo es complicado. Mucha gente, rotondas, cambios bruscos de dirección… pero se agradecen los aplausos de los vecinos. Nos esperan 200 kms y todo es bienvenido.

La carretera a Jaca es bastante llana, tira un poco hacia arriba, pero se vuela. Es rectísimo y se ven los pelotones ocupando todo el ancho de la carretera. Para entonces ya me había ido de mi cuñado. Aquí cada uno va al ritmo que puede, es difícil ir a la par. Pero de repente, pincho la rueda delantera. ¡¡Menuda forma de empezar el día!! Rueda de atrás rota y pinchazo adelante. Por suerte llevo dos cámaras. Cambio la cámara y en menos de 5 minutos vuelvo a un pelotón. Me ha pasado mi cuñado, pero confío en cogerle de nuevo.

El paso por la variante de Jaca es peligroso porque es cuesta abajo y se va muy rápido. Hace unos años hubo aquí una montonera y muchos se tuvieron que retirar. Desde aquí ya se coge dirección Francia, pasando por Canfranc y el puerto de Somport. Desde Jaca son unos 30 kms de subida, pero los primeros 15 casi ni se notan. Pero una vez llegamos a Villanúa, la carretera se empina un poco más. En este momento comienza a llover. Yo no he cogido chubasquero. Voy con maillot corto, un chaleco y manguitos. Y coulotte corto…

Mientras subimos veo a mi cuñado, que se descuelga de un grupo. Yo llego desde atrás, y le digo que se meta en mi grupo, pero tampoco entra. Que es muy rápido para él. Un poco antes de Canfranc veo a los coches de Orbea y voy hacia ellos para inflar mejor la rueda delantera. Con el inflador de mano no se infla tan bien como con uno grande y con manómetro. Y para bajar Somport con lluvia, mejor tener todo bien inflado.

Cuando llegamos a la estación de ski de Candanchú, a 2 kms de la cima, la lluvia ya es torrencial, y además se ha metido la niebla. Y comienza el frío. Uyuyuy esa bajada de 40 kms… se ve a gente darse la vuelta, retirándose. Realmente eso era lo más sensato viendo el tiempo que hacía. Pero después de hacer el Tour de Flandes bajo el agua y barro, y de bajar el Aubisque la semana anterior con lluvia y un radio roto… ¿¿Me iba a retirar de la QH por la lluvia?? Ni en sueños. O más bien, una pesadilla. A 300 mts de la cima cojo un periódico del público y me lo pongo bajo el maillot. Algo protegerá en la bajada.

En la cima no se ve un pimiento. Niebla, lluvia. 3ºC. Ciclistas en los bares, dándose la vuelta hacia la salida, parados en las cunetas poniéndose chubasqueros… y yo hacia abajo. Me pongo detrás de otro, y aunque me tira agua a la cara de su rueda, le sigo. Si se la pega, yo voy detrás de él. Pero quería tener alguna referencia visual. La primera parte de la bajada es mala. Mucha curva y carretera estrecha. Según bajamos, la niebla se va, pero llueve y hace frío. Las manos están heladas. La mandíbula desencajada del frío, y no sentía ni los pies ni las piernas.

Llegamos al cruce del túnel del Somport, que viene de Canfranc sin subir hasta Somport y la carretera mejora. Ahora es más ancha y hay menos curvas, pero sigue lloviendo y hace frío… Ahora vamos en dirección a Oloron y Pau, aunque no llegaremos esas ciudades. Bastante antes, en la pequeña localidad de Escot, cogeremos un cruce a la derecha para subir el Marie Blanque. Al final de la bajada nos juntamos unos 40 ciclistas para rodar juntos los 15-20 kms que hay de llano, aunque siempre vamos hacia abajo. Pasaremos de los 1600 mts del Somport a los poco más de 300 de Escot.

El Marie Blanque sólo tiene 1035 mts de altura. Y menos mal. Desde Escot son unos 10 kms hasta la cima. No parecen muchos. Los 5 primeros kms son todos entorno al 3-5 %. Bueno, no es duro. El 6º km ya es al 9%. Y los 4 últimos kms, la pendiente media es superior al 11%. Aquí se mete todo. Justo antes de empezar lo duro había un camión cisterna con agua, ¡¡Y gente regalando paquetes de conguitos!! No paro porque tengo un bidón de agua lleno, pero cojo un paquete de conguitos. Quién sabe, jeje. Al bolsillo del maillot.

Los 4 kms del Marie Blanque se suben como buenamente puedas. Adelanté a un amigo que hace una semana hizo también la Luchon – Bayona. Si vas bien, tienes que andar esquivando a mucha gente que hace “eses”. La carretera es estrecha, de un carril, y se junta mucha gente subiendo. A todo esto, mucha lluvia. Ahora no hacía frío. Subiendo te da igual todo. Los 4 kms son más o menos rectos, menos los últimos 100 mts, que hay una curva a izquierda. Pero para llegar hasta arriba habremos estado mucho tiempo subiendo. Más de media hora desde Escot. Y arriba, aguanieve.

En la cima del Marie Blanque ya hemos superado la mitad de la prueba. Momento para coger agua y parar a hacer nuestras necesidades. El avituallamiento está en un llano en plena bajada, a unos 2 kms de la cima. Por suerte está dividido en dos partes. 1º en camión cisterna para repartir agua, y un poquito más adelante toda la comida, cocacolas, aquarius… Yo, como iba bien de comida, paré sólo en el de agua. Desde aquí la bajada es más fuerte, y con el suelo mojado hay que tener algo más de precaución. En breve se baja a Bielle, y desde aquí, unos 8 kms tirando hacia arriba hasta Laruns, donde empieza el Portalet.

No para de llover. En el trayecto a Laruns vamos unos 20, y va tirando uno con una Trek rosa, que usó Contador en el Giro del 2008 (se lo pregunté). Bordeamos Laruns y comenzamos a subir. El 1º km coincide con el mítico Aubisque. Hace una semana bajaba yo por ahí, y con lluvia también. Vaya 2 fines de semana. Me encuentro bien y voy hacia delante. Vino bien el entrenamiento de hace un mes en esta zona. Pude recordar cómo era el inicio del Portalet. Son casi 30 kms. Suave al principio, muy duro en la mitad y algo más suave al final.

Así que los primeros kilómetros se hacen rápido a más de 23 por hora (rápido para mí, claro. Seguro que un pro sube esto a plato a más de 30). Voy cogiendo gente, y veo cada vez más dorsales de colores (naranjas y verdes). “Estos son buenos”, me decía para animarme, jeje. Pasan los kilómetros y llegamos a la parte dura del Portalet: La presa de Artouste. Se trata de un par de kms cercanos al 9% que trepan por delante de la pared de la presa para ponerse a la altura del lago de Fábreges.

Al final de estos dos kms tenía yo (y otros de mi grupeta de los sábados) al padre de uno de la grupeta dándome agua, cocacola, café, plátanos… a gusto del consumidor. Viene bien porque un par de kms después, aprovechando el llano del lago, está el avituallamiento, pero suele haber mucha gente. Así que le cogí un botellín que le había entregado el martes y le dí uno vacío. Y para arriba. Al final, si quieres hacer buen tiempo en la QH no puedes parar mucho tiempo en los avituallamientos. Hay gente que va a la QH a terminarla, a pasar un día agradable con los amigos y echar unas risas con ellos. Otros, algo más combativos, intentan rebajar su tiempo de otras ediciones. Eso es lo bonito de la QH. Cada uno va a lo que quiere, a darle zapatilla o a pasarlo bien charlando.

De la presa hasta la cima quedan unos 9 kms a una media aprox del 4-5%. Pero los kms pasan factura y ya no se va tan suelto como en Somport o al principio del Portalet. Yo iba por aquí a 17-19 por hora, dependiendo de la rampa. Bastante bien. Otros años he subido peor. Todavía llueve, vuelve la niebla y hace frío. Los últimos kms de Portalet, como ya dije en la previa, es como nuestro Tour. Y eso que el sábado hizo mal tiempo. Pero arriba había mucha gente. Todos animaban, te ofrecían comida, agua… veías miles de manos con cosas. Pero imposible coger nada. Vas casi ciego, siguiendo la linea blanca de la carretera. Sólo oyes.

Y la mayoría te anima con el nombre del maillot. Mi club, el GOIERRI, suele recibir el premio al mayor número de participantes en la QH o en la Treparriscos, (la hermana pequeña de la QH). Y mucha gente viene del pueblo para animarnos. La gente de Gipuzkoa y Euskadi también te anima. Han visto esos maillots azules por las carreteras y se les hace familiar. Es nuestro Tour, y te emociona ver cómo se abre un estrecho pasillo en la carretera para que pases. Te sientes Indurain o Contador por un día, por un ratito.

Casi arriba cojo a Aritz, de mi grupeta, el hijo del que nos daba agua 10 kms más abajo. “Vaya melocotonazo llevo”, me dice cuando lo paso. Va de lado a lado. Pero ya estamos arriba, a casi 1800 mts de altitud, empapados y con un frío de escándalo. Al bajar hacia Formigal, se empiezan a ver cachos de suelo secos, y pasada la estación de ski ya está totalmente seco. Menos mal. Pasamos el túnel de Tramacastilla y ese pueblo, y cogemos un cruce a la izquierda.

Ese cruce se dirige a Panticosa, aunque antes de llegar nos metemos a la derecha a El Pueyo de Jaca. Ahí empieza la última subida de la QH: La Hoz de Jaca. Dos kms casi al 10% que te obligan a darlo todo. El esfuerzo final. Aunque vayas mal, te arrastras para llegar arriba. Y arriba hay mucha gente. Gente que no ha subido a Portalet por el mal tiempo y ha preferido subir a la Hoz. Una vez arriba tenemos una corta bajada, pero peligrosa, hasta coger de nuevo el descenso del Portalet. Menos mal que el suelo está seco y no llueve.

Cuando salimos a la general veo un grupito a unos 30 metros delante de mí. Intento cogerlos. Hasta Biescas, unos 5 kms de bajada, lo doy todo, pero no los cazo. Y veo que se acaba la bajada y mis fuerzas van bajando. Se alejan. Quedan 15 kms a meta. Por detrás veo otro grupo que se acerca y decido esperarlos, pero me pasan y ¡¡¡no puedo ni entrar!!! En la bajada me he quedado sin fuerza intentando coger a los de delante. Si hubiera esperado a éstos desde arriba, podría seguirlos sin problemas. Pero bueno, voy sólo, algo más lento que los 2 ó 3 pelotones que me pasan. Pero a estas alturas son grupos pequeños, de 10-15 ciclistas.

Llegando a meta, a 1 km, me coje mi amigo Aritz, que venía en otro grupo, pero todavía me da tiempo a descolgarme. Entro a meta unos 10 segs detrás de mi amigo, aunque en tiempo real le he sacado 5 mins. Es que el tiempo se mide con chip, desde que sales hasta que llegas, no desde que sale el primero. En la meta, dejamos las bicis en el parking habilitado para ello y nos juntamos con otro de la grupeta que ha llegado 10 mins antes. Uno a por cocacolas, otro a por birra y otro a por pasta. A sentarnos en las mesas y a esperar al resto de amigos. Saludar a los que han hecho la Treparriscos, más birras, más pasta…

Mi tiempo real fue de 6h 53min 32seg, y en bici 6h 49min, pero paré a arreglar el pinchazo y coger agua. Mi puesto, el 523 de 7000 que salimos. Bastante contento, con el tiempo y el puesto, visto el tiempo que hacía. Mi cuñado llegó una hora más tarde que nosotros. Hizo 7h 59min 45seg. Muy bien para él. Tras descansar y recoger la medalla y el diploma, fuimos al camping. Desmontar la tienda, una ducha y de vuelta a la zona de meta a entregar la rueda a Orbea y recoger la mía. Pero los de Orbea ya se habían ido. Tras intentar que los de la QH me dijeran algo, querían que dejara allí la rueda y volviera a casa sin ninguna, me fui de mala lecha a casa, con la rueda Mavic de Orbea.

Por suerte, la fábrica de Orbea está a 35 kms de mi casa, así que tras llamarles y preguntar por mi rueda, esta mañana he ido a por ella a la fábrica de Bizkaia. Después la he llevado a reparar, y de paso que le den un repaso a la bici. Y ahora, si anuncian bueno para el sábado, espero ir a otra marcha en Francia, l’Ariegeoise, de 165 kms y final en Plateau de Beille. Lo que tengo claro es que si el año que viene vuelve a llover, ni salgo. Bastante hemos sufrido este año. Más de 3000 retirados, un desprendimiento de piedras en la bajada del Somport, mucha lluvia… bastnate que llegamos a meta sin caernos. La parte buena, que si consigo plaza para le año que viene, mi tiempo de este año me permitirá tener un dorsal de color y podré salir algo más adelante. Y eso se nota en el ritmo hasta Canfranc.

Asier Ruiz de Eguino.

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