¡Hola a todos!

Otro día más de Vuelta, llegando al final, ¡y vemos a Froome esprintando en la pancarta equivocada!

Ya os comenté como era la rutina diaria en una etapa ciclista hasta el comienzo de la etapa y ahora voy a contaros lo que solemos hacer desde que terminamos hasta que nos acostamos.

La mayoría de vosotros veréis cómo cuando llegamos a meta siempre hay alguien que nos da algo de beber (agua, bebida con sales minerales y azúcares…), algo de comer y si hace frío o ha llovido, pues una chaqueta para empezar a entrar en calor y rápidamente nos indica donde está la caravana para irnos a cambiarnos.

En esos momentos lo que más te apetece es beber, sueles llegar seco y yo muchas veces me bebo un bote casi de un trago y pido otro para el camino a cambiarnos, que es otra cosa en la que voy pensando nada más llegar haya hecho frío o calor, llegues mojado o lleno de sudor, ¡estás deseando quitarte esa ropa y darte una ducha! A mí personalmente me deja como nuevo, aunque nosotros no tenemos duchas porque no tenemos autobús, y esa sensación no la puedo sentir hasta que llegamos al hotel, y a veces eso se demora mucho, pues en algunas carreras llegamos a tardar más de 2 horas y la verdad es que se hace muy largo.

Eso sí, nada más llegar a la caravana, ya tenemos preparada nuestra mochila con nuestro batido de proteinas y nuestro bol de yogur con cereales que hace que el viaje sea mucho más ameno. Si algún compañero del equipo tiene que ir a podium, el masajista que está en meta avituallándonos a la llegada le deja algo de ropa del equipo para que se ponga por encima y vaya rápidamente para poder salir cuanto antes, mientras el mecánico empieza a montar todas las bicis en el coche y detrás de la caravana.

Una vez que salimos, lo normal es ir hablando de cómo ha ido la etapa: sensaciones, comentarios sobre el resultado final, sobre como ha funcionado el equipo…cosa sobre la que ya charlamos más seriamente en la reunión con el director por la noche.

Llegamos al hotel, y como os he dicho antes yo voy de cabeza a la ducha, es casi “el momento del día” porque me relaja, ¡y los contrastes de agua que me doy al terminar me dejan las piernas casi como nuevas! Así que ya estoy listo para el masaje, por lo menos para informarme de en qué orden me toca, si me toca pronto, me pongo a estirar en la habitación hasta que me llame el masajista, este año Andoni, Eneko o Jagoba y si me toca de los últimos estiro un poco y me pongo el electroestimulador con el programa recuperación activa seguido de un programa descontracturante y de masaje programado por mi amigo Pedro García, que hace un gran trabajo en http://electroestimulaciondeportiva.com/ y http://deporteysaludfisica.com/. Estos programas hacen que aumente el riego sanguíneo en mis piernas y se facilite la eliminación de los desechos formados con el ejercicio físico, por lo que ayuda a que las piernas lleguen un poco más blandas al masaje y así se facilite éste. El orden suele ponerse el primer día y al día siguiente se invierte, y así sucesivamente.

Después del masaje y entre electroestimulación y masaje, yo vuelvo a estirar otro poco, y ya sólo queda esperar la hora de que llegue la cena ya sea viendo la televisión, enredando en el ordenador, es un momento en el que suele entrar bastante sueño pero ya es bastante tarde como para echarse una siesta. Así que a matar el tiempo hablando con el compañero, con el que siempre suele caer el comentario “vaya hambre tengo, a ver si llega ya la hora de la cena” aunque a veces viene también el director y habla uno por uno sobre cómo ha visto la etapa y como ha sido la actuación individual.

Llega la hora de la cena y toca terminar la recarga el glucógeno (como os comenté en la anterior entrada) que ya empezamos nada más terminar la etapa, y es que las horas posteriores al ejercicios son las más importantes en este aspecto. Ahora parece que sí me apetece más algo de pasta o arroz, que suelo juntar con algo de ensalada, y a lo que sigue unas pechugas de pollo, un filete de pescado o algo de ternera, ya véis, muy sencillo el menú ciclista…

Después de la cena a veces salimos a la terraza de los hoteles, si hace buen tiempo, a tomar un poco el aire y si no hay mucho tiempo nos reunimos en una habitación y hacemos la charla sobre la etapa matutina en la que cada uno da su opinión y a veces éstas no coinciden, pero para eso están estas reuniones, para dejar las cosas claras, qué se ha hecho bien y qué no para que en la próxima etapa no se repita. Además de valorar nuestra actuación, en la que es muy importante el punto de vista de cada uno, nos introduce la etapa de mañana para que tengamos una idea de lo que nos vamos a encontrar y ya en la caravana antes de salir recibiremos las instrucciones para el desarrollo de la misma.

Hecho esto, solo queda ir cada uno a su cuarto y meterse en la cama que ya pesan los ojos y las piernas y hace falta recuperar para seguir dando guerra el día siguiente.

Ya sabéis que cualquier duda o sugerencia que tengáis, aquí estoy…

¡Un saludo a todos!