Los mejores “rookies” de C&H

1 Marcel Kittel (Alemania, Skil-Shimano, 1988). Marcel Kittel es rookie, neo-profesional, y lleva 13 victorias este año, cinco de ellas, las cinco World Tour, durante el verano. No hase falta disir nada más.

Marcel Kittel Vuelta a España

2 Jesse Sergent (Nueva Zelanda, Radioshack, 1988). Este neozelandés de quién ya hablamos en esta sección allá por marzo sigue confirmándose como uno de los rodadores de más futuro. La escuela de pista anglosajona no para de producir potentísimos ciclistas de mucho talento y de hecho encabeza en esta lista un trío de especialistas (Phinney y Dowsett) que el año pasado compartían formación en el filial de su equipo, el Trek-Livestrong, y ahora militan cada uno en uno distinto. En el caso de Sergent hablamos de un contrarrelojista que prácticamente ha saltado directamente a la élite de la especialidad. Este verano ha sido segundo en la CRI de Austria, séptimo en el prólogo del ENECO Tour y ha ganado las contrarrelojes “largas” del propio ENECO Tour y del Tour Poitou-Charentes, donde en consecuencia se llevó la general. Un calendario de “serie B” que Sergent no ha desaprovechado para llevar ya cinco triunfos esta temporada, triunfos que le garantizan un puesto seguro en la fusión de su equipo con el Leopard.

3 Taylor Phinney (Estados Unidos, BMC, 1990). The Next Big Thing o Million Dollar Baby son apodos que se pudo ganar Phinney con su impresionante trayectoria de niño prodigio de la pista que salta a la carretera como figurón antes de serlo realmente. Hijo de padres campeones en el velódromo, Phinney tiene un pedigree único que le llevó a los Juegos Olímpicos con 18 años y a ser Campeón del Mundo de persecución con 19. Tras pasar a la carretera como sub23 con el Trek-Livestrong, muchos empezaron a hablar del sucesor de Lance Armstrong, pero Phinney, midiendo 195 y pesando más de 80 kilos está hecho, al menos de momento, para otro tipo de terreno. Ganó dos veces la París-Roubaix sub23. Y este año pasó a pro con un contratazo -de ahí lo del millón de dollares…- por tres años con BMC. Su primavera fue muy dificil, con lesiones y falta de profesionalismo reconocido por su parte. Rompió con su novia, se centró y llegó a agosto dispuesto a ganar. Se llevó el prólogo del ENECO Tour con un gran margen y fue cuarto en la general, peleándose con referentes como Gilbert o EBH. De ahí se marchó sin descanso a la Vuelta, donde lo más destacable -además de un notable cuarto puesto en la CRI de Salamanca, a seis segundos de “su ídolo” Cancellara, gran presagio cara al Mundial- de su participación fue el interesantísimo blog que iba escribiendo día a día en su web y la puyita vía Twitter a Contador. Un yankee de 20 años descubriendo España y el ciclismo europeo de élite. Muy recomendable.

4 Alex Dowsett (Reino Unido, Sky, 1988). El trío de percherones anglosajones destacados lo cierra un británico que ha corrido tres carreras este verano. La Vuelta a Dinamarca, donde fue quinto (tercero en la CRI), el Tour de Poitou-Charentes, que acabó segundo (ganando la última etapa con un ataque en la parte final a lo Cancellara), y el campeonato británico contrarreloj donde se impuso a su compañero Cummings aprovechando la débil competencia que le había dejado la presencia de Wiggins y Froome en la Vuelta. No está nada mal. ¿Le veremos en Copenhague?

5 Mikel Landa (España, Euskaltel-Euskadi, 1989). No todo tienen que ser rodadores y sprinters. Aunque les cueste más a estas edades, también hay escaladores que pegan fuerte. El que más ha impactado este verano ha sido Mikel Landa el día de su exhibición estratosférica en las Lagunas de Neila. Iba de tercer o cuarto gregario de Samuel y terminó descolgando a todo el pelotón, literalmente, para ganarle la etapa de forma magistral a un Juanjo Cobo que ya apuntaba lo que haría semanas después en la Vuelta. Landa, que tuvo una primera parte de temporada desafortunadísima con caídas en Murcia y Dauphiné (por una estampida de vacas en medio de un descenso) es el enésimo escalador de la factoría vasca, que está funcionando a tope estos últimos años. Una lástima su no-inclusión en la Vuelta por la estricta política de formación que llevan los mandamases del equipo vasco, porque Landa demostró estar preparado para el reto.

Los que vendrán… un ojo en el panorama sub23

Se hace difícil resumir toda la actividad de más de dos meses de competición. Podemos empezar hablando por una de las pocas carreras sub23 de primer nivel que quedan en España, la Vuelta a Madrid, dónde se vivió una carrera loca, con victorias de etapa entre otros para el talentoso catalán del Caja Rural Jordi Simón (1990) o del irregular escalador galo Clément Koretzky (1990), que también mojaría hace poco en el Valle d’Aosta. La general se la llevó con claridad otro francés, Bob Rodríguez (1991), que fue el más regular.

A mitad de julio vinieron los campeonatos de Europa, en Italia. La contrarreloj también fue para un francés, un especialista llamado Yoann Paillot (1991), que se impuso al talentoso luxemburgués ¿relevo de los Schleck? Bob Jungels (1992). Nombres que ya suenan con fuerza como el noruego Laengen (1989, 3º), el italiano Matteo Mammini (1989, 4º) o los franceses Le Bon (1990, 8º) o Molard (1989, 9º), también rondaron las posiciones de honor. En la ruta también hubo sorpresa, con la victoria del alemán Julian Kern (1989), sin apenas resultados destacados en sus años en la categoría que se impuso en un grupo de cinco al duo bielorruso formado por Siarhei Novikau (1989) y Konstantin Klimiankou (1989), ambos con grandes trayectorias amateurs en Italia. Cerró el quinteto cabecero el italiano Mattia Cattaneo (1990), el dilettante italiano del año junto a Fabio Aru, que no pudo rematar pese a ser quizá el más fuerte de la carrera. Jordi Simón certificó su buen momento siendo séptimo, en un pequeño grupo que llegó a unos 20 segundos de la cabeza.

Ya en agosto, la Vuelta a León, que pudimos seguir en C&H, nos dejó el triunfo de uno de los Rabobanks que vienen tapaditos en un segundo nivel pero tienen potencial primer equipo, Marc Goos (1990), que aguantó en la etapa reina la ventaja conseguida en la crono por equipos. Goos es un ciclista polivalente, que va tanto para arriba como en CRI cuya progresión remite a la de Kruijswijk, forjado a la sombra de Gesink y Mollema como él mismo de Slagter y Kelderman.

El Ferragosto italiano trajo dos carreras de un día prestigiosas: los Grandes Premios de Poggiana y de Capodarco. Los dos se los llevó el gran Mattia Cattaneo, lleno de confianza tras ganar el GiroBio en junio. En Poggiana le pudo aguantar el bielorruso Novikau, al que superó al sprint. En Capodarco se marchó en solitario por delante de un grupo de unos quince ciclistas con lo mejorcito del pelotón dilettante (Battaglin, Locatelli, Puccio, Arredondo, Bongiorno, entre otros) que nada pudieron hacer para pararle.

Antes del Porvenir, del que ya hablaremos en la próxima entrada de esta sección, todavía quedaba una de las carreras que más ayudan a reconocer a los escaladores que vienen. Ganar o hacerlo bien en el Giro del Valle d’Aosta suele ser sinónimo de gran talento futuro para las grandes vueltas. Atracones de montaña todos los días con puertacos alpinos de primer nivel. Los ganadores de etapa no tienen desperdicio: el ya comentado del francés Koretzky, el ruso Nikita Novikov (1989) -autor de un temporadón con el filial del Katusha, con victorias en Eslovaquia y Saboya, podios en Alsacia y en este Valle de Aosta-, otro francés que va mucho para arriba y ya stagiaire con Cofidis, Antoine Lavieu (1990), y la traca final, el americano Joe Dombrowski (1991), que venció la etapa reina por delante ni más ni menos que de Kenny Elissonde (1991), pero sucumbio en la general ante el italiano Fabio Aru (1990), que se llevó la cronoescalada final a Covarey. De Aru ya hablamos por su trágica avería que le supuso perder en la Toscana en primavera, pero durante el año se ha sacado la espina con creces, haciendo un gran GiroBio (cuarto) y dominando en Aosta. Con Aru y Cattaneo, más un Ulissi ya consolidado como profesional, parece que los italianos sacan, por fin, una generación de escaladores para dar relevo a los Basso, Cunego o Scarponi.