Vale. Aquí, los que soléis leer tanto nuestros textos como los de otras webs especializadas, sabéis de sobra quién es Peter Sagan. Sabéis el talento que atesora, la categoría que tiene y la proyección que desde principios de la temporada pasada parece apuntar en el circuito internacional. No es nada nuevo para nosotros, que seguimos el ciclismo hasta niveles de frikismo tan insospechados como satisfactorios. Pero no es cuestión baladí pensar en que, tras la victoria de ayer, muchos aficionados al deporte en general pero que no guardan en el ciclismo su deporte más seguido, conocieran a Peter Sagan o se dieran cuenta de que, en realidad, tan solo cuenta con 21 primaveras.

Tampoco nos podemos tirar de los pelos. Esto es algo muy común en cualquier deporte, pero en ciclismo es muy común por aquello de lo medible y puestometrista que es en general. Tanto que lo hemos vivido durante el Giro, con una irrupción que muchos venían apuntando meses atrás como ha sido la de Steven Kruijswijk (a.k.a. Crispis a.k.a. Currupipi), o en el Tour, donde muchos terminaron por darse cuenta de la talla del noruego Edvald Boasson Hagen. Como digo, es algo tan normal como satisfactorio para aquellos aficionados al ciclismo 24/7 que siguen a estos jóvenes, deseando esa victoria mainstream que les haga ser conocidos más allá del mundillo. A todos nos ha pasado alguna vez.

Es recomendable que entendamos la magnitud de este tipo de triunfos porque, al fin y al cabo, son los que terminan enganchando a nuevos aficionados de esos 24/7. Y los enganchamos porque descubren jóvenes talento con talla de campeones. Salvando las distancias, como cuando Contador atacó en el Peyresourde o Freire venció en el Mundial de Verona. Cuando esos aficionados que, sin conocer a Sagan, se vieron impresionados por su descenso y su triunfo posterior, vean de quién estamos hablando iremos haciendo afición poco a poco. Por eso es tan importante dar salida a corredores jóvenes, nuevos, con clase y madera.

Por la parte que nos toca debemos estar contentos, pues en el primer gran escenario que ha decidido aparecer Peter Sagan ha sido en la Vuelta a España. No ha sido una gran exhibición como las que ya nos ha ofrecido en Niza, Suiza o en el pasado Tour de Polonia, donde se marcó un par de instantes para el recuerdo, pero siempre que se recuerde cuándo y dónde ganó su primera etapa en una grande, todos miraremos a Córdoba y pensaremos en su segundo año como Pro, 2011. Y recordaremos haberle dicho a algunos aficionados: Señores, este es Peter Sagan.