En tierras holandesas, en la llamada Venecia del Norte arrancó una nueva edición del Giro de Italia. Con la meta situada en frente del Museo Rembrandt, la capital holandesa acogió el prólogo de 8,4 kilómetros que daba inicio a la Corsa Rosa.
El británico del Team Sky Bradley Wiggins fue el más rápido sobre las calles de Amsterdam al aventajar en dos segundos a dos corredores del BMC, el americano Brent Bookwalter -grata sorpresa del prólogo que ostentó el mejor tiempo hasta la llegada del inglés- y el australiano y uno de los máximos aspirantes al triunfo final Cadel Evans. Tras ellos se situó Alexandré Vinokourov al ceder 5 segundos. Otros hombres importantes como Nibali o Basso cedieron respetivamente 10 y 23 segundos. Más tiempo se dejaron Carlos Sastre -25 seg- o Domenico Pozzovivo, uno de los grandes perjudicados al caerse en el transcurso del recorrido, cediendo en meta 1´02.
La primera etapa en línea unió Amsterdam con la ciudad del legendario Marco Van Basten, Utrech, con un recorrido de 210 kilómetros en la que los ciclistas debían superar dos pequeñas cotas para otorgar el primer maillot verde de la ronda italiana. Una escapada de inicio formada por Paul Voss (Milram), Rick Flens (Rabobank), Stefano Pirazzi (Colnago) y Mauro Facci (Quick Step) marcó los primeros derroteros de la etapa con una ventaja que no llegó a superar los seis minutos.
Con la fuga controlada, el transcurso de la etapa estuvo marcada por las numerosas caídas que se produjeron en el seno del pelotón, debido, principalmente, al nerviosismo de las primeras etapas y a la peligrosidad del recorrido por la continua sucesión de isletas y bordillos de las carreteras holandesas. Así, tras una primera montonera en el pelotón que dejó cortados al líder, Cunego y Petacchi como hombres destacados se dio caza a los fugados cuando aún restaban 26 kilómetros para alcanzar la meta. Las caídas se iban sucediendo teniendo como afectados a corredores como José Serpa y Jackson Rodríguez del Androni o la del suizo Martin Kohler del BMC que le obligó a bajarse de la bicicleta. El caos reinó durante los últimos kilómetros, llegando a su cúspide a falta de siete kilómetros, donde, de nuevo, una caída masiva provocó un corte en el seno del pelotón. Por delante una cincuentena de corredores donde se incluían la mayor parte de los sprinters y en la que también estaban Evans, Vinokourov y Basso se jugarían la victoria. Por detrás, el Team Sky era el más perjudicado con la caída de Wiggins. Junto a ellos, Sastre era otros de los damnificados por la montonera. Así pues, la volatta estaba definida en la que el norteamericano del Garmin Tyler Farrar superó a Mathew Goss y Fabio Sabatini para adjudicarse la etapa. El grupo de Sastre y Wiggins cedió 37 segundos, cediendo la maglia rosa a Evans después de que el australiano la portase por primera vez en el Giro del 2002.
La última etapa en tierras holandesas y que transcurrió durante muchos kilómetros en paralelo al Mar del Norte tuvo la continuidad caótica de la etapa anterior. Las numerosas caídas fueron el orden del día en el transcurso de los kilómetros en la que Christian Vandevelde fue la segunda baja al fracturarse la clavícula.
Jerome Pineau (Quick Step), Tom Stamsnijder (Rabobank) y Olivier Kaisen (Omega Pharma-Lotto) fueron los animadores de la tercera etapa. Con una fuga que se inició en los 30 primeros kilómetros llegaron a tener una máxima de 8 minutos sobre el pelotón controlado por el Team Sky y el HTC-Columbia que anularon la escapada cuando sobrepasaron el kilómetro 134. A partir de ese momento se desató la locura. El pelotón se partió en tres, quedándose Cunego en el segundo grupo y un maltrecho Pozzovivo en el tercero. Del grupo delantero tiraban el Columbia y Liquigas, mientras que del segundo Lampre y Rabobank intentaban enlazar, culminando el trabajo poco después de sobrepasar la pancarta de 40 kilómetros a meta. Una nueva caída masiva provocó otra fractura en el pelotón, donde Marzio Bruseghin y Vandevelde fueron los peores parados. Pero fue a poco más de 13 kilómetros para la llegada a Middelburg cuando el pelotón se rompió definitivamente. Wiggins de nuevo al suelo, cortando a la maglia rosa y Carlos Sastre. Delante, el Astana de Vinokourov junto al Liquigas de Basso y Nibali ayudaban al Columbia al frente del grupo cabecero. Con Greipel como máximo favorito se llegaba al sprint donde saltó la sorpresa. El belga del Quick-Step Wouter Weylandt se adjudicó el segundo sprint del Giro por delante del australiano Graeme Brown. Por detrás, el grupo de Evans perdía 46 segundos que le hacía ceder la maglia rosa a favor de Vinokourov. Tercera etapa y tercer líder diferente. Peor aún fueron las cosas para Wiggins que cedió casi 4 minutos o un segundo gran grupo que cedió en meta 7:59 con respecto al vencedor, donde estaban corredores como Francesco Masciarelli, Marzio Bruseghin, Gilberto Simoni, Domenico Pozzovico o Enrico Gasparotto.
Ya en tierras italianas y tras la incertidumbre de la nube volcánica y el traslado a tierras holandesas se desarrolló la CRE después de la primera jordana de descanso.
Siguiendo la tónica de las primeras etapas, de nuevo hubo cambio en el liderato. El Liquigas de Nibali y Basso voló literalmente hacia la meta de Cuneo para adjudicarse la cronometrada. El joven talento de Messina arrebató la maglia rosa al kazajo, tras aventajar a este en 38 segundos. La imagen de la jornada fue la de un fustrado Vinokourov que veía como su equipo se rompía dentro del último kilómetro cuando el kazajo afrontaba el último relevo para acercar a sus compañeros a meta, consiguiendo el efecto contrario.
Con un inicio fulgurante donde dejó a dos ciclistas en los primeros kilómetros, el BMC de Evans fue marcando los mejores tiempos. Mientras tanto, el Caisse d´Epargne se dejaba llevar literalmente ante los problemas físicos de parte de sus corredores tras las caídas en tierras holandesas. Aparecieron los rusos del Katusha para batir el tiempo del BMC, pero poco después el Sky rebajaba sustancialmente el tiempo en meta marcando un registro difícil de batir para el resto de equipos. Liquigas fue el único equipo en batir a los ingleses, haciendo una marca de 36:37 en los 32,5 kilómetros que separaban Savigliano de Cuneo.
Michele Scarponi y Stefano Garzelli “supervivientes” de Holanda fueron los más perjudicados en la CRE, quedándose a 2:35 y 2:49 del líder Nibali, respectivamente. No mucho mejor quedó la situación de Cadel Evans, el BMC se dejó 1:21 con el Liquigas y en la clasificación general quedaba a 1:59 del líder y a 1:46 de Ivan Basso, el gran beneficiados de la CRE.
Miguel Hermosilla
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