Primera semana; de Holanda a Savigliano, terminando en Il Terminillo

Al igual que la última Vuelta a España, y esperando repetir el éxito que supuso para la prueba española, el Giro de Italia dará este año el banderazo de salida en Holanda. En concreto, el Giro de Italia comenzará el próximo sábado 8 de Mayo en Amsterdam, junto al museo de Van Gogh, con una contrarreloj individual totalmente llana de 8,4 kms por el centro de la ciudad. Domingo y lunes seguiremos en Holanda, donde se disputarán la 2ª y 3ª etapa. Dos etapas totalmente llanas donde la máxima dificultad que podremos encontrar será el viento procedente del Mar del Norte, ya que vamos bordeando la costa la mayor parte del tiempo. La 2ª etapa, entre Amsterdam y Utrecht serán 210 kms donde habrá dos puertos puntuables hacia la mitad del recorrido, con la única intención de dar el maillot verde de la montaña, ya que suponen salvar unos desniveles de 40 y 60 metros respectivamente. La 3ª etapa, entre Amsterdam y Middelburg serán 224 kms completamente llanos con la curiosidad que en varios momentos estaremos por debajo del nivel del mar. Dos etapas para sprinters, sin lugar a duda.

El martes, tendremos la primera jornada de descanso, necesaria para terminar el traslado hasta el noroeste italiano, exactamente a Savigliano.

El miércoles, 4ª etapa, contrarreloj por equipos entre Savigliano y Cuneo de 33 kms y siempre picando hacia arriba, podremos ver las primeras distancias entre los lideres, pero posiblemente no sean muy grandess. Durante la semana seguiremos bajando hacia el sur junto al Mar Tirreno, la 5ª etapa de 162 kms entre Novara y Novi Ligure, con el paso por Castellania como homenaje a Fausto Coppi. Otra etapa que los equipos de sprinters no perdonarán. La 6ª etapa entre Fidenza y Marina di Carrara, con 172 kms presenta un perfil muy atractivo, con el Passo de Bratello (km 77,4) y Spolverina (km 144,6), que encadenará con la corta subida pero no exenta de dureza de Bedizzano (3 kms al 8% de media y 12% de máxima) a menos de 11 kms de la meta a la que se llegará tras un rápido descenso. Perfil ideal para sprinters capaces de pasar esta clase de puertos o corredores como Urán o Gasparotto.

El fin de semana, dos bonitas etapas para concluir la primera semana. El sábado, 7ª etapa, 222 kms entre Carrara y Montalcino, etapa con el perfil ideal para clasicómanos y que algún favorito en la general puede aprovechar, con unos últimos 30 kms muy bonitos que incluyen tramos de gravilla y zonas coincidentes con la Monte Paschi Eroica como las zonas de Murlo o Bibbiano, para llegar al Poggio Civitella (12,6 kms al 3,7% de media y el 16% de máxima), ascensión sin asfaltar que se coronará a menos de 5 kms de la llegada a Montalcino. El domingo, 8ª etapa y primer final en alto del Giro, 189 kms con salida en Chianciano Terme con un recorrido algo escarpado, pasando por Valico di Monte Nibbio (km 46,7) y Marmore (km 138,6), dos puertos sin demasiada dureza, antes de llegar a la ascensión de Terminillo (16,1 kms al 7,3% de media y un máximo del 12%) en los Apeninos. Una etapa para escaladores explosivos, que puede provocar el cambio de líder.

La 8ª etapa, con final en Il Terminillo, la primera gran etapa del Giro 2010

Las apuestas de Cobbles & Hills para la primera semana de carrera.

  • 1ª etapa: Marco Pinotti
  • 2ª etapa: André Greipel
  • 3ª etapa: Tyler Farrar
  • 4ª etapa: Garmin – Transitions
  • 5ª etapa: André Greipel
  • 6ª etapa: Stefano Garzelli
  • 7ª etapa: Alexandre Vinokourov
  • 8ª etapa: Francesco Masciarelli

Il Terminillo, “La Montagna di Roma”

Para entender los orígenes de esta montaña en el Giro, hay que remontarse primero a otra actividad deportiva, el esquí. A principios de los años 30 esquiar ya se había convertido en uno de los pasatiempos de la burguesía de la época, pero para los romanos, las estaciones alpinas quedaban excesivamente lejos. De ahí surge la necesidad de encontrar una montaña más cercana que permitiera el disfrute del deporte invernal. El Monte Terminillo (2216 metros), situado en el corazón de los Apeninos, en la misma región capitalina del Lazio a apenas 70 kilómetros en la línea recta de Roma, desde dónde es visible en los claros y fríos días de invierno, era perfecto para ello.

La Italia fascista de Mussolini, quién “descubre” el monte en 1932 durante un homenaje a la victoria en la Gran Guerra junto a un grupo de combatientes locales para meses más tarde subir hasta su cima, pone en marcha su maquinaria y en poco más de un año asfalta una carretera primero hasta el Pian di Rosce (1112 metros, 9 primeros kilómetros de ascensión) que meses después llegará hasta Campoforogna (1668 metros), la localidad más alta de las que componen el complejo de la estación de esquí y dónde terminarán la mayoría de etapas en el Giro tras 16.1 kms de subida al 7.3% de desnivel medio.

Y es que la propaganda fascista con la montaña no iba a quedarse solo en el deporte invernal, encontrando en el Giro de Italia (que ya había usado como autohomenaje años atrás) un gran instrumento para publicitarla. Y no lo van a hacer de cualquier modo, ya que a partir de 1936 y durante cuatro años consecutivos va a protagonizar la carrera, descubriendo además para la Corsa Rosa la modalidad de la cronoescalada, inédita hasta entonces. La primera victoria en la contrarreloj individual Rieti-Terminillo fue para Giuseppe Olmo, que aventajó en 35 segundos a la maglia rosa portada por Bartali, tercero ese día y ganador a la postre del que sería su primer Giro. Al año siguiente el gran Gino sí logra la victoria de la etapa, con gran desprecio de los fascistas, que ven como el campeón “piadoso” sin hacer seguidismo del régimen, se impone en “su cima”. Las dos ediciones siguientes serán vencidas por Giovanni Valetti, coronado Re dil Terminillo, que en ambos casos será el ganador final de la clasificación general, demostrando la importancia y significatividad en el global de la carrera de la denominada como “La Montagna di Roma”.

Una vez caído el régimen, el Terminillo queda en desuso para el Giro, que como todo el país trata de olvidar los fantasmas del fascismo. No es hasta finales de los años 50 que se recupera como puerto de paso hacia el final en Rieti, sin darle la relevancia de antaño. Eso sí, nombres míticos como Gaul o Nencini brillarán en su ascensión. Tras más de 15 años más de ausencia, el Giro vuelve en 1978 (corona Rudy Pevenage, victoria de etapa para Beppe Martinelli, ambos 20 años después guiando a sus respectivos pupilos Ullrich y Pantani en una lucha sin tregua en el Tour), 1981 y 1986 siempre como ascensión de paso, antes de volver a ser, al fin, final de etapa. Es en 1987, etapa corta e intensa vencida por el francés Jean-Claude Bagot. En 1991 el colombiano Demetrio Fonseca toma su cima, pero haciendo buena la fama de los “escarabajos”, pierde toda su ventaja en el descenso bajo la lluvia hasta Rieti, dónde ganará el ruso Poulnikov. Un año después el gran Lucho Herrera venga a su compatriota aprovechando que esta vez la etapa vuelve a terminar arriba.

Quedan los finales de 1997 y 2003, en ambos casos primera montaña importante de la carrera, como lo será este año. En el primer caso, un archifavorito Tonkov, campeón saliente y de rosa tras la primera contrarreloj, batió al sprint a otros tres escaladores de postín, nada más y nada menos que a Leblanc, Gotti, vencedor final de la carrera, y Pantani, que días después chocaría con un gato negro y se vería obligado a abandonar. El otro gran candidato, Evgeni Berzin, se dejaba más de 5 minutos mostrando que estaba muy lejos de ese brillante ciclista que tres años antes había derrotado a Indurain. Ya en el siglo XXI, el coloso apenino vuelve a hacer la primera criba, derrotando entre otros a “Cecco” Casagrande, Aitor González, Dario Frigo y a un ya demacrado Pantani, próximo al canto del cisne. Ese día Stéfano Garzelli y Gilberto Simoni libran su primer duelo del Giro’03, con victoria para el varesino, que impone su mayor punta de velocidad. Gibo, però, terminaría paseándose en esa edición con una suficiencia tremenda, exhibiéndose camino de Faenza y en el novedoso y criminal Monte Zoncolan, aunque eso es harina de otro costal y habrá que explicarlo en su debido lugar.