Con el ecuador de la edición 2011 pasado, el mal sabor de boca que nos dejan los Pirineos será el gran protagonista de la segunda entrega de nuestras sorpresas y decepciones, una decepción honda que aboga por reventar la carrera llegados los Alpes, ya que, hasta el momento, hemos visto como los favoritos se paseaban por los puertos al más puro estilo Verano Azul, ¡hasta Voeckler cogía tintes de Chanquete!
SORPRESAS
Thomas Voeckler (Europcar): el inigualable Titi vuelve a encabezar las sorpresas. Como en 2004, Voeckler se vuelve a vestir de amarillo pero esta vez, consigue mantenerlo después de haber pasado tres etapas pirenaicas. Y encima, ¡de que manera! En primera persona se encargó de saltar a los cambios de ritmo controlando la carrera en Plateau de Beille. AetT ha pasado de pelear por aguantar lo más posible el amarillo a buscar una gran clasificación general. Visto lo visto, seguramente le veamos de nuevo en la última y definitiva entrada final.
Rigoberto Urán (Team Sky): sin Wiggins en el equipo, el ex ciclista de la estructura de Unzué se alzó con el maillot blanco tras la última etapa de los Pirineos. Sin Gesink fuera de juego es el principal favorito para vestirlo en el pódium de París teniendo como principales rivales a Rein Taaramae y Arnold Jeannesson. Además, parte con el objetivo de acabar entre los diez primeros clasificados, un verdadero salto de calidad para el joven colombiano.
Jelle Vanendert (Omega Pharma Lotto): sin duda la gran sorpresa de la semana. Tras realizar un gran tríptico de las Árdenas trabajando para Gilbert y logrando finalizar en top20 en las tres clásicas, debutaba en el Tour con el objetivo de ayudar a Jurgen Van den Broeck. Tras la retirada de este y contando con total libertad, peleó por el triunfo en los dos finales en alto de los Pirineos llevándose el gato al agua en Plateau de Beille tras saltar del grupo de favoritos a mitad de puerto y logrando su victoria más importante tras quedarse a las puertas en Luz Ardiden donde finalizó segundo tras Samuel Sánchez.
DECEPCIONES
Fränk y Andy Schleck (Leopard-Trek): o lo que es lo mismo, Pocholo y Borjamari. Más que hermanos, parecen primos corriendo, no por el parentesco, si no por la forma de correr. Desastrosa su forma de plantear la carrera. En una edición sin excesiva montaña, han dejado dos oportunidades de seleccionar aún más la general y dejar tocado a un Alberto Contador que no está pasando por sus mejores momentos tras varias caídas durante la primera semana. En lugar de atacar y reventar las ascensiones, sus ataques tímidos y sucesivos de los dos no logran su propósito mientras van perdiendo oportunidades según se acerca la crono del sábado.
Luis León Sánchez (Rabobank): tras la escapada el día de Saint Flour donde se colocó segundo en una general en la que su compañero y líder Robert Gesink había perdido sus opciones se convirtió en la baza de un Rabobank tocado por la desgracia de su favorito. El murciano tenía ante si la oportunidad de brillar en la clasificación general. Nada más lejos de la realidad. En la primera etapa de montaña camino de Luz Ardiden dejó todas sus posibilidades desentendiéndose de la carrera en la ascensión al Tourmalet.
Peter Velits y Tony Martin (HTC-High Road): trabajar durante la primera semana para tu sprinter y luchar por una Buena clasificación general no va de la mano. Ambos partían con ese objetivo, sobretodo en el caso del teutón con una preparación enfocada al Tour, pero a las primeras de cambio han visto como los excesos a favor de compañeros les resta posibilidades individuales.