Lombardía es sinónimo de ciclismo, en el Giro di Lombardia hemos visto reinar a Fausto Coppi o Alfredo Binda, pero en esta edición de 2014 se cumplen ni más ni menos que 50 años desde que un joven chaval de cabello rubio y ondulado, sorprendiese a propios y extraños. Gianni Motta (Cassano d’Adda, 1943) era uno de esos ciclistas tocados con la varita mágica, uno de esos ciclistas repletos de un talento descomunal al alcance de muy pocos. Su clase, su hambre y ferocidad encima de la bicicleta, junto a su versatilidad en todos los terrenos y explosividad, le hicieron ser uno de los referentes del ciclismo italiano de la época. Conocido también por su rebeldía con los directores de equipo, en aquella edición de 1964 se hizo con su primer y último Monumento.

Gianni Motta con tan solo 21 años, venía de realizar un excelente Campeonato del Mundo en Sallanches, ayudando a que su selección, con Vittorio Adorni como hombre fuerte, consiguiera una merecida medalla de plata. Y de allí a Lombardía, donde se plantó frente a los grandes ciclistas del panorama nacional -Adorni, Conterno, Zilioli, Bitossi o Battistini-, e internacional-Simpson, Janssen o Uriona-. Haciendo gala de su rebeldía y explosividad, despedazó el pelotón en las primeras rampas de la subida a San Fedele d’Intervi a más de 60km para la línea de meta.

Un excelente Tom Simpson fue el único que pudo agarrarse a su rueda, a duras penas y a chepazos. Pero la fuerza de Motta, que no dejaba de tirar en primera posición, rompió al británico en los últimos metros de ascensión. De ahí hasta meta, iniciaba una contrarreloj individual que le llevaría a la gloria en su llegada a Como, ciudad que tomó el relevo de Milán como punto de llegada del Giro di Lombardia en los años ’60 y ’70.

Tal fue la exhibición de Gianni Motta aquel 17 de octubre en su territorio, que las diferencias respecto a sus rivales en meta se dispararon. Motta aventajó en más de dos minutos al segundo clasificado, el también italiano Carmine Preziosi; Zilioli llegó a casi tres minutos, Janssen y Adorni a mas de seis y Tom Simpson que fue el único capaz de aguantar su rueda durante algunos kilómetros, se plantó en Como a casi nueve minutos del lombardo.

Aquel día, el bueno de Gianni Motta se ganó un nombre en el ciclismo y cimentó unas bases para pensar en que otra gran figura del ciclismo italiano había nacido. Un chaval descarado y explosivo que con tan solo 21 años, fue capaz de realizar una osadía, desafiando y ganando a los grandes nombres del panorama ciclista en su territorio. En el Giro di Lombardia de 1964, el Rubio d’Adda fue profeta en su tierra.

Gianni Motta