Adam Blythe (NFTO) tuvo que volver a casa este invierno. Tras cuatro temporadas instalado en el WorldTour como una interesante promesa de futuro, una primavera desastrosa y un Giro repleto de problemas y totalmente opuesto a sus características provocaron su salida de BMC Racing y el más absoluto ostracismo por parte del pelotón internacional. Sin llamadas del profesionalismo, regresó a las islas para seguir disfrutando de su pasión en un calendario y un equipo más humilde, esperando una nueva oportunidad. Y no la ha desaprovechado. En la primera carrera que su escuadra competía ante conjuntos profesionales se ha tomado cruel venganza de quienes se olvidaron de él, logrando el triunfo en la Prudential Ride London-Surrey Classic ante, entre otros, la gran estrella de su ex-equipo -Philippe Gilbert- o el buque insignia del Sky en lo que se refiere a las llegadas masivas, Ben Swift.

El de Sheffield, sabedor de su condición de dark horse como miembro de una escuadra continental, ofreció un clínic de inteligencia y fuerza durante los últimos kilómetros, cazando todos los cortes buenos, escatimando en los relevos sabedor que otros equipos tenían más necesidad y sorprendiendo a todos sus rivales en la línea de meta con un sprint largo que le permitió abrir unos metros insalvables.

El primero de todos los movimientos de viveza mental y agudeza táctica llevados a cabo por Blythe llegó entre las cotas de Denbies y Box Hill. Con la fuga inicial de la jornada neutralizada ya por el intenso ritmo impuesto por Sky en las subidas anteriores, que de hecho había eliminado a más de medio pelotón amén de a Ian Stannard e Ian Boswell (Sky Pro Cycling), salió como una centella a rueda de Julian Alaphilippe (Omega Pharma – Quick Step) y los tres hombres de NetApp-Endura (Sam Bennett, Zakkari Dempster y Scott Thwaites) que demarraron en un segundo de impás. Junto a ellos, varios velocistas como Caleb Ewan (Orica – GreenEdge), Gert Steegmans (Omega Pharma – Quick Step) o Swift tomaban la estela del grupo de nuevo cuño, así como un Gilbert que vio en el ataque una oportunidad de oro para seleccionar la carrera antes del largo regreso llano hasta Londres.

Con hombres capaces de llevarse la victoria en el corte de doce corredores que se había formado, muchas estructuras importantes se lavaron las manos y dejaron el marrón a Cannondale y Topsport Vlaanderen-Baloise. Los italianos, aun con Kristjan Koren delante, veían como Elia Viviani perdía por instantes toda opción de triunfo, del mismo modo que les ocurría a los belgas con Michael van Staeyen. No obstante, para cuando unos y otros quisieron estructurar un comando de caza medianamente organizado, la docena de aventureros les llevaban más de un minuto de ventaja. Por si fuera poco, mientras por delante hasta diez ciclistas pasaban al relevo con cierta asiduidad, apenas había cinco o seis hombres echando el resto en la persecución.

El equilibrio de fuerzas, por lo tanto, estaba claramente decantado hacia los líderes, que colaboraron con relativa armonía y manteniendo la renta en torno al minuto y medio hasta la llegada a Wimbledon. En el pequeño repecho de la localidad del tenis por excelencia, fue donde Gilbert olió sangre y debilidad en sus rivales. El valón demarró llevándose consigo a un espectacular Alaphillippe, tras quienes fueron Swift, Koren y Blythe, quien supo sufrir en un terreno nada adecuado a sus características sabedor de que el ataque de Gilbert iba a ser el bueno. Los cinco pronto abrieron hueco, anulando la genial maniobra táctica efectuada por NetApp-Endura que había dado lugar a la escapada y eliminando prácticamente de forma definitiva a sus hasta entonces compañeros de fuga.

Blythe

Adam Blythe ganó en un alarde de inteligencia y potencia. | Foto: Cobbles & Hills

En cualquier caso, Gilbert tenía ante sí varios huesos muy duros de roer, de modo que cinco kilómetros más tarde volvió a probar fortuna. Y de nuevo, la reacción llegaba de un imperial Alaphillippe, con el que puso en jaque las opciones del trío perseguidor. Sin embargo, por detrás no se pusieron nerviosos y se compenetraron a la perfección para reducir el intento a solo intento, reunificando el quinteto a diez kilómetros de la línea de meta.

Ya no se separarían hasta allí. Manteniendo el ritmo adecuado para no verse amenazados por el pelotón, guardaron el orden hasta los últimos tres kilómetros, en los que las especulaciones y juegos mentales comenzaron a hacerse patentes. Dimes y diretes hasta el triángulo rojo, donde Koren se quedó con el primer lugar y Blythe como el último de la fila, situación que no desaprovecharía. Aprovechando una alarmante falta de velocidad en el rodar a 400 metros del final, realizó una aceleración brutal que le dio diez metros antes de que nadie pudieron reaccionar. Swift, delante de él, fue el primero en saltar a su búsqueda, pero era ya demasiado tarde. Blythe tenía tiempo de celebrar desde lejos su primer triunfo desde octubre de 2012, al mismo tiempo que el primero del equipo, novel esta campaña, en una prueba UCI.