No está siendo la mejor temporada de Sylvain Chavanel. De eso no cabe duda. Después de convertirsepor méritos propios en una estrella del pelotón durante los años que estuvo en Bélgica, tomó la decisión de recalar en IAM Cycling, un equipo Profesional Continental sin la presión del WorldTour que le ofrecía la oportunidad de correr todas las carreras importantes de cada temporada. Entre ellas el Tour de Francia. Toda la preparación parecía encaminada a volver a brillar en la Grand Boucle, carrera de luces y sombras para el francés.

Así pues, su más que discreta primera mitad de temporada, pese a decepcionante, tenía todavía remedio si ofrecía su mejor versión en el mes de julio. Algo que parecía factible teniendo en cuenta la mejora mostrada durante los meses siguientes. A finales del mes de mayo empezó a aparecer Chavanel estando delante en Bélgica y Dunkerque, mientras que llegado junio IAM Cycling empezó a carburar y brilló en casa en el Tour de Suisse.

©ASO

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A la gran cita del año llegó con su sexto nacional francés contrarreloj bajo el brazo, por lo que parecía que una vez más, Sylvain Chavanel mostraría su mejor versión en el Tour. Esa carrera que durante tantos y tantos años le fue esquiva durante sus temporadas en Cofidis. Por más que lo intentaba, nunca lograba su recompensa, y parecía que la suya fuese a convertirse en un maleficio de los que existen en este deporte en que una carrera niega la gloria a un ciclista cuya máxima motivación es triunfar en ella.

Y cuando menos lo esperaba, anunciado su fichaje a Quick Step para la temporada 2009, la fortuna le sonrió. En la última etapa en línea antes del paseo triunfal por París, tras haberse anulado una fuga a mitad jornada, formó un dúo con Jéremy Roy y mano a mano se plantaron en la línea de meta de Montluçon, donde en un sprint agónico se alzó por fin con su primera victoria en el Tour en su 8ª participación. Un premio que trajo consigo el galardón de ciclista más combativo de la 95ª edición de la carrera francesa.

Con las ilusiones renovadas, su estreno con el equipo belga fue oscuro. Tras una colosal Primavera que le dejó fundido para el verano logró su mejor resultado en la general. Un 20º puesto en la general que no merecía la falta de brillo mostrada. Así que para 2010 todo cambió. Desde un primer momento. Mientras el pelotón conducido por Fabian Cancellara paraba la carrera por las caídas sufridas camino de Spa, Chavanel tiró de orgullo y logró una victoria agridulce que le reportó su primer maillot amarillo. Una presea que cedió al día siguiente en su terreno, en una etapa de adoquines con final -curiosamente- en la Porte de Hainaut, donde los pinchazos se cebaron con él.

Pero el Chavanel de aquel año, al contrario que el de esta temporada, volvía una y otra vez, así que en la Station des Rousses, todavía durante la primera semana de carrera, en una etapa de montaña repitió el número de los primeras días en Valonia. Etapa y liderato. Y como ocurrió unos días antes, perdió el amarillo en la jornada siguiente. Fue una de las estrellas de aquel Tour y ASO se lo reconoció con su segundo premio de ciclista más combativo del Tour.

Foto: PeteGooding

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Desde entonces sus participaciones han sido cada vez más discretas. Brillando más en las cronos que en las etapas en línea. Pero con mayor o menor fortuna, ahí estaba siempre Sylvain Chavanel en su esencia. Dando guerra. Por más que como en sus primeros años la fortuna le fuese esquiva, él nunca perdía la cara a la carrera que siempre le ha movido. Es por esto que extraña tanto que apenas ha dado señales de vida. Aparte su fuga camino de Gerardmer donde sucumbió en una etapa en que lo tenía de cara, todo lo que hemos visto de él es una bronca con André Greipel tras una caída. Este no es el Sylvain Chavanel que enamoró a los aficionados. En cierto modo, su excompañero Tony Martin le ha tomado el relevo.