Las diferencias cada vez más patentes entre los grandes y los pequeños equipos, y la deslocalización de éstos de los grandes núcleos históricos del ciclismo se han dejado notar en el clásico fin de semana en el que se disputan buena parte de los campeonatos nacionales, sobre todo a nivel europeo. En casi cada lugar de cierta relevancia, el pez gordo se ha comido y deglutido al chico sin piedad, dominando con mano de hierro la lucha por unos maillots patrios que, en su mayoría, han ido a parar a los equipos del World Tour. De hecho, tras estos alocados días de carrera únicamente Belkin Pro Cycling queda huérfano de títulos nacionales vigentes.
Los neerlandeses han sido uno de los pocos que no han podido imponer su superioridad numérica. Un grupo de calidad con varios de los solitarios más destacados que tomaron la salida en Ootmarsum puso patas arriba el control de equipo de Nico Verhoeven, sorprendido por un ataque de Sebastian Langeveld que nadie pudo ni supo responder. Por la otra vía también sorprendió André Greipel, quien mantendrá los colores de la Bundesflagge un año más tras sorprender en el sprint a John Degenkolb, quien no pudo llevar el control de Giant – Shimano (de generosa representación teniendo en cuenta la ausencia de un referente claro en el ciclismo teutón) a buen puerto.
Sin embargo, en los países importantes la sorpresa de los isolés fue la excepción a una regla común: un equipo muy superior que bloquea la carrera a su antojo para vencer con relativa comodidad. Ese fue el caso en nuestro país, en el que Movistar controló la carrera a su antoja hasta una parte final en la que agotó a sus rivales con un carrusel de ataques al que no pudieron hacer frente. Así, Ion Izagirre, seguido después por Alejandro Valverde, pudo llegar con un leve ventaja que les permitió hacerse con la rojigualda. La misma estrategia ejecutó en suelo británico el Team Sky, inmiscuyendo en la escapada a varios de sus hombres y atacando hasta que Ben Swift y Peter Kennaugh lograron irse en pareja para que éste último rematara sorprendentemente al teórico velocista en el uno contra uno. Michael Valgren y Bartłomiej Matysiak aprovecharon del mismo modo la ventaja numérica que en los últimos kilómetros mantuvieron Tinkoff – Saxo y CCC – Polsat para hacerse con su primer título de campeón nacional.
Sin embargo, el caso más sangrante y posiblemente uno de los menos esperados de control absolutista se dio, precisamente, en la cuna de esta corriente política. Con cinco equipos profesionales y otro buen puñado de continentales de buen nivel bajo su bandera, las alternativas en suelo galo se vislumbraban infinitas, pero los 24 pupilos de Madiot hicieron trizas los pronósticos. El equipo lotero controló de cabo a rabo y llevó en el trono a Arnaud Démare y Nacer Bouhanni para que ambos se disputarán el tricouleur en un mano a mano que favoreció al primero. Sus homólogos belgas también lograron hacer lo propio con Jens Debusschere después de una estrategia impecable que limpió la cara de un sombrío Omega Pharma – Quick Step. En Rusia, Katusha tampoco tuvo problemas para conseguir mandar sus efectivos por delante, dejando a Arthur Ershov en una situación imposible ante la que nada pudo hacer después de ser atacado por Alexander Porsev.
Por suerte, hubo otros lugares donde la disputa estuvo más abierta. De no ser por la relativa igualdad entre varias de las escuadras presentes en Fondo, sería utópico hablar de victoria de un Vincenzo Nibali fiel a su estilo batallador, que seleccionó la prueba en primera persona y posteriormente hizo valer su experiencia ante un nervioso Davide Formolo. Un poco más al norte, Martin Elmiger hizo lo propio en terreno helvético, salvando ante Michael Albasini los muebles de un IAM Cycling que no pudo acarrear todo el peso de la carrera sobre sus hombres. Sin tanto prestigio, pero coronando un prueba tanto o más interesante que estas, el jovencísimo Tormod Jacobsen se hizo con el maillot noruego en una prueba en el que los continentales nacionales hicieron naufragar a los favoritos de World Tour a base de ataques que no pudieron contener.
No obstante, lo ocurrido en el país escandinavo no fue la tónica general en otros países de similar nivel y contendientes, ya que los grandes gallos del World Tour se hicieron en la mayoría de los casos con el título. Tal fue el caso de Peter Sagan y Zdenek Štybar, quienes en los campeonatos eslovacos y checos (integrados en una única carrera), dejaron posiblemente la imagen más curiosa del fin de semana, al celebrar ambos al mismo tiempo dos triunfos diferentes. Del mismo modo, Nelson Oliveira, Fränk Schleck, Svein Tuft y Riccardo Zoidl sometieron a todos sus compatriotas en un duro ataque en los últimos kilómetros que les permitió a todos ellos llegar en solitario con mayor o menor renta, incluido un Frankie a quien Ben Gastauer le hizo sudar sangre para sacarle de rueda. Otros que no lo tuvieron tan fácil fueron Yauheni Hutarovich, Jussi Veikkanen o Gert Jõeäär, quienes se vieron obligados a llegar a un mano a mano definitivo para jugarse un triunfo que, de hecho, no llegó para el estonio, ya que el humilde pero competitivo Alo Jakin fue capaz de mojarle la oreja.
No fue el único cazador cazado. Sin ir más lejos, en la vecina Letonia la ventaja en cuanto a corredores de las dos escuadras locales permitió a Andris Vosekalns hacer una cabalgada espectacular en la que endosó un minuto al grupo de favoritos, mientras que en territorio lituano Paulius Siskevicius superó al sprint a buena parte de los favoritos acostumbrados en correr en pruebas de alto nivel. Del mismo modo, tanto Radoslav Rogina como Matej Mugerli pillaron fuera de juego a los ciclistas del World Tour y dieron al Adria Mobil dos campeonatos nacionales en Croacia y Eslovenia, respectivamente. El sueco Michael Olsson, el kazajo Ilya Davidenok y el irlandés Ryan Mullen también lograron vestirse con el maillot de campeón nacional, aunque ambos lo tuvieron más fácil ante las numerosas ausencias de ciclistas de prestigio. Vitaliy Buts (Ucrania), Tsgabu Grmay (Etiopia), Junya Sano (Japón), Georgios Bouglas (Grecia), Adil Jelloul (Marruecos), Óscar Soliz (Bolivia), Joon Yong Seo (Corea del Sur), Ferlatam Samli (Turquía), Milos Borisavljevic (Serbia), Byron Guamá (Ecuador), Sergiu Cioban (Moldavia), Fernando Ureña (Panamá) o Juan Carlos Rojas (Costa Rica) son solo una muestra de los otros muchos ciclistas que han logrado triunfar en uno de los fines de semana más bonitos del año ciclístico: el de los nacionales.