El vigente campeón llega a la salida en Leeds con más dudas de las que le gustaría. A pesar de que con los resultados en la mano, ha sido el vencedor en la mitad de las carreras por etapas en las que ha participado esta temporada, esa aura de imbatible con la que partía en la edición del pasado año se ha ido desvaneciendo según nos acercábamos a la cita más importantes del calendario.
La temporada comenzó nuevamente con victoria en Omán, y esta vez con mayor autoridad que en 2013. En la Green Mountain donde fue batido el año pasado por Joaquim Rodríguez, consiguió una aplastante victoria y ya daba a entender que seguía con la misma condición que la temporada anterior. Una lesión en la espalda le obligó a perderse la Tirreno – Adriático, y esto probablemente repercutió semanas después en la Volta, donde terminó en un discreto sexto lugar. Tras pasar con más pena que gloria por Lieja, donde ni llegó a tomar la salida, volvió a reeditar su victoria en Romandía, donde solo fue capaz de batir a Simon Spilak en la contrarreloj final.
Tras el parón de mayo llegó el gran test previo al Tour, el Criterium du Dauphiné. No pudo empezar mejor con dos victorias los dos primeros días, pero en las últimas jornadas todas las buenas sensaciones se fueron al traste. Probablemente debido a una caída en la sexta etapa, el rendimiento del británico se vio afectado. En la penúltima etapa apenas perdió unos segundos con Alberto Contador y Andrew Talansky, pero el último día ante un Contador totalmente solo, él y su equipo fueron incapaces de sacar provecho de la situación y finalmente fue el británico el que salió peor parado de la carrera, dejándose una minutada.
A pesar de cómo terminaron las cosas en Dauphiné, sigue siendo para muchos el principal favorito para acabar de amarillo en París. Pero también es cierto que para él parecen presentarse más dificultades que el pasado año. La primera está dentro de su equipo. Aun teniendo un equipazo a su alrededor, las bajas de Sergio Henao, Edvald Boasson Hagen, Peter Kennaugh, Ian Stannard y Bradley Wiggins restan algo de potencial a una escuadra que podría dar pavor a los rivales. Sus rivales, precisamente son el otro gran cambio. Alberto Contador parece haber vuelto a su mejor nivel, y el pinteño junto a Vincenzo Nibali son dos corredores a los que no les vale ser segundos, por lo que Chris Froome y su equipo probablemente se enfrenten a un acoso al que apenas han tenido que hacer frente los dos últimos años.