A Simon Spilak le encanta el Tour de Romandía. Él mismo nos lo ha asegurado, y en días como hoy se ve que tiene un idilio con esta carrera. Probablemente si cambiásemos de escenario a julio, con un calor abrasador, lo acontecido hoy hubiera sido muy distinto. Pero el clima es un factor importante en este deporte, y en las circunstancias de hoy (lluvia y frio) pocos pueden sacar lo mejor como lo hace el esloveno. Como sucediese en la etapa reina del año pasado, él ha sido el único capaz de aguantar el ritmo de un buen Chris Froome, que ha recordado al del año pasado, pero que ha sido de incapaz de descolgar a un Spilak que le ha batido en los metros finales.
Desde el primer kilómetro de carrera, Danilo Wyss (BMC), Jack Bobridge (Belkin), Tom Veelers (Giant – Shimano), Elia Favilli (Lampre – Merida), Boris Vallee (Lotto – Belisol) Cyril Gautier y Davide Malacarne (Europcar) formaron una escapada que visto el recorrido de hoy tenía pocos visos de llegar. Bien puede asegurarlo el lider hasta hoy, Michael Albasini (Orica – GreenEdge), que en la primera ascensión del día, el Col des Planches, ya cedía de un pelotón comandado por los hombres de FDJ.
También uno de los favoritos para la general, Michal Kwiatkowski (Omega Pharma – Quick Step), pasó problemas en el primer paso de montaña , para kilómetros después, en el penúltimo puerto de la jornada, descolgarse de manera definitiva y decir adiós a sus opciones en la clasificación. En esta ascensión fue cuando la fuga llegó a su fin tras ser neutralizados la dupla de Europcar que fueron los últimos en ser cazados.
Apenas con una treintena de corredores en cabeza se afrontaba el último puerto de la jornada, Villars-sur-Ollon (15 km al 5.6%). Los Sky empezaron marcando el ritmo, pero todo quedó en manos de los favoritos, cuando a más de diez kilómetros para coronar, Vincenzo Nibali (Astana) probaba las fuerzas del resto de corredores. Froome era el primero en responder seguido de una docena de corredores, pero el grupo se partió en pedazos cuando el británico puso a funcionar su molinillo. En un primer momento Nibali fue capaz de seguir el ritmo, pero ni un kilómetro llegó a aguantar el ritmo infernal de Froome.
Parecía que ibamos a asistir a otra exhibición más del de Sky, pero por detrás se le enganchaba un Simon Spilak que anteriormente había dejado con pasmosa facilidad a sus compañeros de grupo. Durante el resto de la subida el entendimiento fue perfecto entre los dos y coronaron el puerto con casi un minuto de ventaja respecto a un trio perseguidor formado por Nibali, Matthias Frank (IAM Cycling) y un Beñat Intxausti (Movistar) que en gran parte de la subida marchó en solitario tras los dos de cabeza. Al poco de iniciarse el descenso a estos se unían Rui Costa (Lampre – Merida) y Jakob Fuglsang (Astana).
El descenso con asfalto mojado, y en algunos lugares con ligera niebla, parecía el escenario perfecto para que Nibali recortase la diferencia con la cabeza, pero salvo unas pocas curvas comprometidas, no tenía excesiva dificultad y la diferencia se mantuvo hasta la linea de meta. Y es que los de delante no aflojaron en ningún momento el ritmo. En esta ocasión Froome no le cedió la victoria a Spilak, y es que las bonificaciones en meta pondrían como lider al ganador de etapa. Tras un reñido sprint se imponía el esloveno y conseguía colocarse lider con un segundo de ventaja a espera de la decisiva contrarreloj final del domingo.