Un recorrido poco selectivo, muchos equipos de poca categoría… los condicionantes presentados por La Roue Tourangelle invitaban a pensar en día de ciclismo “plácido”, en el que los conjuntos más potentes controlaran una fuga consentida sin demasiados problemas para resolver el ganador mediante la llegada al sprint. Más aún en el seno de Europcar, que contaba en su seno con probablemente el máximo favorito en las piernas de Bryan Coquard. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucedía al mismo tiempo por las carreteras valonas, los hombres de Bernaudeau se enfrascaron en una arriesgada y lejana aventura que puso la carrera patas arriba y mediante la que lograron llevarse la victoria por medio de Angelo Tulik.

Todo comenzó con poco más de veinte kilómetros en las piernas. Después de unos primeros escarceos sin éxito y sin haber llegado a las primeras dificultades importantes del día, 21 ciclistas lograban abrir hueco con el resto del pelotón. Un intento que no era baladí ni por el número, ni por la representación: Europcar, AG2R-La Mondiale y Cofidis habían metido en el corte a Coquard, Yauheni Hutarovich y Adrien Petit -sus hombres más rápidos-, quienes contaban entre todos con ocho hombres a su disposición. Por si fuera poco, Anthony Geslin (FDJ.fr), bien conocido por su buena punta de velocidad, también había entrado delante junto con una variada representación de corredores que dejaba a Bretagne-Séché Environnement y La Pomme Marseille 13, pese a las respectivas presencias de Anthony Delaplace y Thomas Vaubourzeix en la escapada, como las escuadras de nivel más perjudicadas.

A partir de entonces comenzaba la batalla. 175 kilómetros de eterna persecución que no iba a llegar a buen puerto. El empuje de los fugados, colaborando en armonía y con varios de los nombres de mayor calidad que tomaron la salida en Noyant de Touraine, fue demasiado para un pelotón repleto de continentales que vio como segundo a segundo les fueron cerrando las puertas a la disputa del triunfo. Tras las primeras cotas de la jornada, la distancia se elevaba a los dos minutos y, cambiando el orden natural, la avanzadilla comenzaba a contemporizar para mantener el pelotón a raya sin excesivo desgaste.

Así pues, las horas fueron pasando sin que la carrera diera viso alguno de cambio. Algunos intentos a la desesperada por conectar con la cabeza cayeron en saco roto entrando en la parte importante de la carrera, en la que se encadenaban cuatro subidas de forma definitiva que dieron al traste con la carrera de buena parte de un pelotón que quedó nuevamente fraccionado y que comenzaron la guerra entre los hasta entonces aliados. En el paso por Villaines-les-Rochers se comenzaron a producir los primeros ataques, con los hombres de Europcar llevando la voz cantante aprovechando su superioridad numérica. Primero se filtraba Yoann Gène, luego echaban abajo otro intento y finalmente filtraban a Tulik en un trío por delante junto a Geslin y Petit.

Tulik acertó con el ataque definitivo bajo la lluvia en Tours / Foto: Christophe Baudu

Con la marcha de estos tres se produjo la completa descomposición de la fuga, que quedó dividida en otros dos quintetos por detrás, quedando otros muchos ya fuera de la pelea, con los hombres restantes de Cofidis y Europcar actuando como vigías. Un situación que pese a la inferioridad numérica del trío galo resultaba ventajosa, ante la guardia que dos de ellos mantenían por detrás y el desgaste mental que provoca una persecución con lapas a rueda, y que dio lugar al aumento de la renta por encima del medio minuto a las faldas de la côte de l’Epan.

Pero entonces, apareció un protagonista inesperado que estuvo a punto de realizar una machada increíble. Llegando desde el segundo grupo de perseguidores junto con Julien Fouchard (Cofidis), Hutarovich dio caza al primero de los quintetos, se escapó en la ascensión con Yannick Martinez (Europcar) y Christophe Laporte (Cofidis) soldados a su espalda y dio caza al trío de cabeza prácticamente en solitario. Una auténtica exhibición que, del mismo modo, puso de nuevo en superioridad numérica a los hombres de Bernaudeau y Sanquer. Era cuestión de tiempo que ambos entraran en una espiral de ataques para reventar a sus rivales, pero no hizo falta más que un certero zarpazo de Tulik para que este tomara suficiente ventaja al filo del triángulo rojo. El peso del grupo fue entonces insuficiente para cortar su lanzada marcha y tuvo tiempo para festejar su primera victoria de la temporada y la tercera desde su llegada a la estructura del Vendée. El imperial Hutarovic se tuvo que conformar con vencer el sprint del grupo y subir al cajón junto con Petit.