Tras dos Monumentos disputados, y lograr victoria en uno y ser segundo en otro, parece que el Expreso de Berna es la apuesta más segura. Desde París hasta el velódromo de Roubaix volverá a ser el más vigilado y todos estarán pendientes de sus movimientos, algo que seguro no faltará porque el suizo nunca se esconde. Viene de vencer en de Ronde cuando no era el más fuerte, pero sí el más listo, y eso fue lo que le permitió vencer en el sprint a tres belgas para entrar en la historia de la carrera flamenca al lograr su tercera victoria. El domingo buscará entrar también en el olimpo de la carrera francesa y obtener su cuarto triunfo, algo que solo han logrado Roger Van Vlaemnick y su gran rival Tom Boonen.
Fabian Cancellara levantó los brazos en el velódromo de la ciudad francesa el año pasado cuando llegó acompañado de Sep Vanmarcke, quien cayó en la trampa del suizo. La suerte le había acompañado anteriormente cuando se fueron al suelo dos hombres de Omega Pharma – Quick Step. Precisamente el equipo belga será el que trate de controlar la carrera, otras estructuras parecen a priori más fuertes que la del suizo, pero Cancellara ya ha demostrado otras veces que puede vencer en inferioridad de condiciones tomando la iniciativa.
Se espera otra batalla entre el suizo y Tom Boonen, ambos son los ciclistas activos más laureados en el infierno del norte, y los dos mejores sobre adoquines, pero la caída en Harelbeke de Tommeke parece haberle restado para la primavera y es una incógnita. En de Ronde, Vanmarcke y Van Avermaet dieron muestras de su buen estado de forma. También tendrá que vigilar el suizo a otros como Zdenek Stybar, quien el año pasado se soldó a su rueda y solo la mala suerte le hizo soltarla, Geraint Thomas o Peter Sagan.
El domingo Fabian Cancellara tendrá una nueva ocasión de entrar en la historia de otro Monumento. De los últimos once que ha terminado, ha subido al podio en todos ellos: cinco victorias, cuatro segundos puestos y dos terceros puestos. Unos datos que explican el respeto que sienten sus rivales cuando ven a la locomotora suiza encender el motor.