“Para empezar lo primero de todo es entrar en la lista para el Tour de Francia, somos 28 corredores en el equipo y solo entran nueve en la convocatoria”. Atempera como hombre sabio que respeta por encima de todo el valor del compañero al suyo propio para continuar con un rotundo, “si estoy en la lista sé que tengo que estar al lado del líder, es mi cometido, pero si tengo una, una oportunidad de triunfo, lucharé hasta el final por ella”.

Ejercicio de auto-constricción provocada por quien se sabe tocado por una varita mágica. O más en lo terrenal, por una dichosa locura que le ha llevado a ser único para toda una generación. Con él, el concepto de “gregario” o “labor de equipo” alcanzan una dimensión fuera del alcance de los esquemas más ortodoxos del ciclismo actual en el que todo está medido y comedido.

Contemplar la belleza de un estilo tosco, rudo, a veces alborotado y en ocasiones violento, guarda estrecha consonancia con su faceta transgresora, inconformista y de pura brega en la trinchera que le llevaron incluso a desafiar pelotones de más de 180 hombres cuando todo corría en su contra. Instinto ansioso de espíritu rebelde poseedor de un “motor” de incalculable cilindrada mezclado con un sentido del honor de los que cada vez quedan menos y son quimera en un futuro mejor. Por ello, se ha convertido en corredor de culto, indomable hasta la extenuación quien hasta quiso retar al mismísimo tiempo con el que se resiste a perder la apuesta, un modo de existir reflejado en su forma de entender un ciclismo que transmite, que traspasa, a la altura de donde calan los héroes, a la de un “Señor de las Carreteras”.

Jens Voigt (Grevesmühlen, 1971) lo deja. Al final de la temporada 2014 aparca la bicicleta para embarcarse en una nueva vida después de 17 años como profesional. Años plagados de carreras, kilómetros y miles de anécdotas que navegan en un último viaje sin retorno, pero como él mismo asegura, todavía no han finalizado; “para esta temporada quiero dos cosas, solo dos en mi último año como profesional: lo primero es seguir construyendo un clima idóneo dentro del equipo, mantener unido al grupo, ser un elemento de cohesión entre todas las partes y ayudar en todo momento porque creo que es lo fundamental para que todo funcione. En segundo lugar, alcanzar mínimo una victoria“, una despedida digna -como afirma- que tratará de consumar hasta el final.

Siempre al ataque

A la mínima ocasión demarraba en solitario. Simon Clarke sufriéndolo en el TDU’13. Foto © tourdownunder.com.au

La trayectoria del rodador alemán comenzó de manera rocambolesca a los 26 años pasando a profesionales en 1997 de la mano del conjunto australiano ZWZ – Giant – AIS, llamado su atención por la fulgurante eclosión del corredor en su país donde conseguiría dominar la categoría amateur con 12 triunfos pero sin encontrar cobijo donde continuar su progresión. No desaprovecharía la temporada en la escuadra aussie donde no conoció otro lugar que no fuese el podio llegando a lograr hasta seis victorias que le darían una nueva oportunidad en Europa. Concretamente en Francia, donde él mismo considera que daría comienzo su etapa como profesional estrenando su nueva condición en España. “Fue en Hernani mi primer triunfo, en la quinta etapa de la Vuelta al País Vasco ’98“, enrolado entonces en el equipo GAN de Roger Legeay que a partir de agosto de esa misma campaña pasaría a ser Credit Agricole y para el que correría seis años.

En el primero, el de su debut con la escuadra francesa no pudo ser más esperanzador, a parte de la victoria en la ronda vasca, sumó un segundo puesto en su estreno en el Tour de Francia en un terreno que le iba como anillo al dedo; “la media montaña es mi habitat, es donde me encuentro realmente cómodo para realizar mi trabajo y desplegar mis condiciones”. Aquel día, en la novena etapa con final en Pau, compartió escapada con Massimiliano Lelli, Christophe Agnolutto y Leon van Bon, superado por éste último al esprín y con el pelotón pisándoles los talones a doce segundos.

Allí nacía su leyenda. Durante cuatro años consecutivos se convertiría en el mejor corredor clasificado en el ranking UCI de los suyos gozando de plena libertad para actuar y en el que pudo lograr por fin el triunfo de etapa soñado en el Tour de Francia en 2001, un 25 de julio en la localidad de Sarran en la 16ª etapa transcurrida en la media montaña pirenaica a los 29 años de edad.

Sus escarceos con la ronda gala fueron reafirmando su condición de un corredor que encajaba en el rol de “cazaetapas“. “Disfruto disputando ese tipo de carreras con un continuo sube y baja pudiendo lanzar un ataque lejano”, obviando por completo que nunca se vio como un ganador de una vuelta de tres semanas, “para ello necesitas mucha dedicación y demasiada paciencia. Cuando era joven quería comerme el mundo pero me faltaba experiencia y confianza en mí mismo, quería ganar en todas partes yendo al máximo, pero no lo conseguía. Poco a poco me fui dando cuenta que si quería estar en el club “élite” mucho tiempo tenía que buscar en otro lugar”.

Relajado tras dar las primeras pedaladas del año en el Tour Down Under 2014, Foto (c) trekracingfactory.com

Relajado tras dar las primeras pedaladas del año en el Tour Down Under 2014. Foto © trekracingfactory.com

Tres años más tarde de su victoria en el Tour, cogería las maletas para fichar por el CSC Pro Team (a partir de 2009 Saxo Bank), dirigido por el excorredor Bjarne Riis, en el que su nuevo rol pasaría por ser ayudante de lujo para los líderes durante los siete años que pasó en el equipo danés. Allí pudo secundar a compañeros de equipo como Carlos Sastre, en la consecución del Tour de Francia 2008, e Ivan Basso en el Giro d’Italia de 2006. “Trabajar duro para un líder, apoyar a un compañero a conseguir sus retos eso sí me entusiasmó. Trabajé muy duro para adaptarme y me ha costado bastante, pero estoy orgulloso”. Gracias a ello tuvo ocasión de brillar en solitario, “como no lo hacía del todo mal, a veces se les ocurría dejarme que disputara una etapa, para tranquilizarme sospecho”.

Aunando ambas trayectorias durante todos esos años, en los dos equipos, inició un idilio por su cuenta con carreras de una semana, más adecuadas según él a su “forma de correr” convirtiendo el Criterium Internacional en su carrera fetiche en la que lograría marcar los mejores registros hasta la fecha: seis victorias parciales y cinco generales individuales. Además, inscribiría su nombre en los globales del Tour del Mediterráneo, de la desaparecida Vuelta a Alemania, Tour de Polonia y en dos ocasiones en el Bayern Rundfarht y Tour de Poitou-Charentes.

Pero no acaba ahí su relación con el primer cajón del podio, en 16 participaciones ininterrumpidas en el Tour de Francia -en las que incluso llegaría a vestirse de amarillo- cosechó dos victorias: la mencionada en Sarran y la del 15 de julio de 2006 en la 13ª fecha con final en Montélimar, en una etapa de nuevo aserrada camino de los Alpes franceses finiquitando una escapada por delante del que a la postre sería el vencedor final en aquella edición, Óscar Pereiro. También cuenta con tres participaciones en el Giro d’Italia destacando en su haber la victoria en Varese de 2008, llegando en solitario a meta tras soltar abruptamente -a 40 kms del final- a sus compañeros de fuga entre los que se encontraban Visconti, Nocentini y Bosisio. Al más puro estilo Jens Voigt, “no necesito esperar un momento, soy de la Alemania del Este, no espero a nadie”.

Triunfos en Criterium du Dauphiné Libéré, París -Niza, Tour de California, Volta a Catalunya, Vuelta al País Vasco o las seis medallas de bronce en los campeonatos nacionales en la especialidad contra el crono, engrosan un palmarés que no cesa, aunque a un ritmo más intermitente, en los cuatro años siguientes cuando se ligaría a los intereses de la estructura Leopard Trek (2011) creada por Favio Becca y posteriormente, un año más tarde, con el RadioShack – Nissan – Trek (dos campañas) hasta culminar su periplo esta temporada en el Trek Factory Racing.

Imagen de la victoria en Montelimar de 2006 en el Tour de Francia. Foto (c) letour.fr

Imagen de la victoria en Montelimar de 2006 en el Tour de Francia. Foto (c) letour.fr

Con lo que respecta al nuevo equipo, se muestra esperanzado con el plantel, “tenemos gente experimentada que sabe de qué va esto, gente de edad intermedia como Andy o Fränk (Schleck) y Fabian Cancellara por los que trabajar y luego unos chicos muy jóvenes de tremenda calidad como nunca había visto a las que poder moldear, sinceramente creo que el balance es perfecto para asumir la temporada y ver el futuro con esperanza”. Dio comienzo su temporada en el Tour Down Under, para continuar en la Vuelta a Andalucía, GP Camaiore, Strade Bianche y estar inscrito en la inminente Volta a Catalunya y el Tour de California.

Su calendario posterior pasa por repetir el del año pasado frecuentando carreras donde tiene intereses la propia firma Trek en Estados Unidos, Tour de Utah y el USA Pro Challenge que se presumen como las carreras elegidas para definitivamente colgar la bicicleta. “El Tour de Francia sería la 17ª vez que asistiría, sé que es especial pero no quiero pensar en ello”, la Grande Boucle prepara con cuidadoso mimo el que será su homenaje de despedida en Europa y parece incuestionable que el ciclista alemán no acuda a la cita aunque prefiere ir paso a paso.

Para finalizar, de cara a lo que le espera más allá de las carreras vincula su futuro más cerca de la marca que al propio equipo, al menos en principio, “es una pena porque me hubiera gustado estar sentado en un coche y saber qué se siente teniendo un látigo en la mano”. Y más concretamente formando parte del entorno mediático, “estaré cerca del equipo, ayudaré todo lo que pueda eso sin duda, pero la mayoría del tiempo lo ocuparé en eventos de Trek Company y quizás me adentre en el mundo de la televisión como comentarista o escribiendo artículos. Quiero hacer diferentes trabajos, miraré lo que más me gusta e iré tomando decisiones”, sin descartar del todo ser director deportivo, trabajo que respeta desde la admiración, “algún día, quizás, lo intente como director directivo pero es demasiado pronto porque no tengo adquirida la preparación suficiente, el tiempo dirá”.