El ciclismo es uno de los deportes en los que más complicado es ganar, especialmente en las pruebas de un solo día. En las clásicas, creo que no sorprenderemos a nadie al decir que con ser el principal favorito o el más fuerte a priori no se tiene nada ganado. Cualquier fallo de estrategia, de suerte, cualquier corte que se te vaya o cualquier compañero del corte bueno que te racanee en los relevos pueden privarte de la victoria. Quizás por eso no sea de extrañar que uno de los mejores clasicómanos de la actualidad y uno de los favoritos año tras año para la Milano-Sanremo, Fabian Cancellara, solo cuente con una victoria en su palmarés.

El compromiso del campeón suizo con la Classicissima es innegable y año tras año se sitúa en la línea de salida de Milán siendo uno de los principales aspirantes a conseguir la victoria. La primera participación de Fabian, allá por 2006, tuvo como ganador a Filippo Pozzato, aunque el de Berna ya llegó con el grupo principal de más de 30 unidades que entró a meta con el mismo tiempo que el ganador. En su segunda visita a San Remo, el suizo firmó la peor de sus participaciones, la única vez que no ha entrado a meta entre los 100 primeros, Fabian concluyó la carrera a más de seis minutos y medio del ganador, Óscar Freire. Pero Cancellara supo esperar, y en 2008 hizo valer el dicho de “a la tercera va la vencida”.

La 99ª edición del primer monumento del año incluía más dureza que en años anteriores donde solo se subían los muros de Cipressa y el Poggio, merced a la inclusión de Le Manie. La dificultad extra vino como anillo al dedo a Espartaco, que fue capaz de atacar y ser el único ganador en muchos años capaz de llegar en solitario a la meta de esta carrera. Tras no participar en la edición 2009 y firmar un discreto 17º puesto en 2010, los últimos tres años de Milano–Sanremo han venido marcados por el compromiso y la ambición de Cancellara buscando la victoria.

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La cara. Cancellara celebrando su victoria en solitario en la edición de 2008

En 2011 fue segundo tras entrar en el corte bueno. Solo un sprinter como Mathew Goss fue más rápido que él en un grupo lleno de calidad con gente como Filippo Pozzato o Philippe Gilbert. Al año siguiente, Fabian se sacudió el polvo y volvió a intentarlo de la única manera que sabe, siendo valiente. Marchándose en el Poggio con Vincenzo Nibali y Simon Gerrans, sus relevos camino de la línea de meta fueron los más generosos. Las ganas de conseguir la victoria le cegaron y le impidieron guardar fuerzas para el sprint final, donde fue superado por Gerrans.

En 2013 la carrera vivió un escenario similar a los años anteriores: un grupo destacado marchándose tras el Poggio. Sin embargo, el corte bueno, en el que se encontraba por supuesto Espartaco, tenía en Peter Sagan el claro favorito a la victoria, y la responsabilidad de los relevos recayó sobre él. Con un sorprendente Gerald Ciolek robándole la cartera al eslovaco, Cancellara tuvo que conformarse con ser tercero en meta.

Como en los años anteriores, la Milano-Sanremo de 2014 contará con Cancellara en su nómina de favoritos. La supresión del muro de la Pompeiana le resta posibilidades, dejando una de las ediciones más suaves de la carrera en los últimos años, pero seguro que el suizo lo intentará. Sus ansias de victoria y su compromiso con el espectáculo y la lucha son innegables y nosotros, encantados de poder disfrutarlo año tras año.

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Y la cruz. La decepción en el rostro de Fabian cuando fue superado por Goss en 2011