En circunstancias normales un corredor que gana cuatro etapas en una prueba de cinco días –cuanto menos curioso cuando se llama los 4 Días de Dunkerque- debería acaparar todos los focos de atención. Ha sido el caso de Marcel Kittel, quien empieza a consolidarse como uno de los puntales del esperado resurgir del ciclismo alemán, que ha sido el gran dominador de unas llegadas masivas que si bien no contaban con ninguno de los sprinters Top del momento sí que tenía una nómina bastante destacada con hombres como Hutarovich, Nizzolo, Duque, Galymizianov o nuestro HIDOLATRADO JayJay Haedo.

También podría hablarse de el gran estreno que ha tenido en las filas de Quick Step el campeón del mundo de ciclocross Zdeněk Štybar quien con un tercer puesto en la cuarta etapa consiguió la misma posición en la clasificación general alentando las expectativas que se crearon con su llegada al equipo belga de que quien llegaba era alguien que podría ser muy grande.

Pero su importancia es relativa, al menos para nosotros y por nuestra forma de entender el ciclismo, un nombre ha vuelto a sobresalir por encima del resto, Thomas Voeckler, con todo lo que ello conlleva. En una etapa que llegaba bastante seleccionada a los últimos 50kilómetros, Titi se movió como pez en el agua, y a falta de una veintena, lanzó un ataque que ni el grueso del grupo ni la avanzadilla que formaron Pichon, Pichon, Fedrigo, Hupond, Ruijgh y el mencionado Štybar en ningún momento pudieron acabar con las aspiraciones de victoria del francés.

El maillot blanco de líder del UCI Europe Ranking le impidió vestirse con su tricoleur pero no fue problema para que pudiésemos disfrutar de Titi en todo su esplendor, gustándose en el muro final con el plato grande mientras doblaba al grueso del pelotón, saludando al público, cerrando puños, saludando al coche, moviendo la cabeza… muy artificial, muy teatrero, muy Voeckler.

No vamos a negar que su carisma nos fascina, pero aparte de ello, hoy toca hablar de él como ciclista y de su temporada. Contando la etapa y general de Dunkerque lleva ya ocho triunfos, empezando a ganar a principios de febrero y sin dejar de hacerlo en ningún momento, y pese a que la gran mayoría han sido carreras menores del calendario francés, alguno de ellos puede catalogarse de los importantes como los dos conseguidos en París-Niza; ha ganado en solitario y resolviendo en fuga. En llano, en media montaña y en finales en alto, y como siempre gustándose, gustándonos.

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