No ha sido abril un mes de exhibiciones juveniles. Tampoco es el mes más proclive a ello. Las grandes clásicas, los Monumentos, con la enorme exigencia que les atorga su descomunal kilometraje, no son el mejor de los escenarios para ello. Sí lo son para curtirse, para aprender, para sumar experiencia y poder, en unos años, acercarse al nivel de los Cancellara o Gilbert, ahora dominadores. Los pocos triunfos de los sub25 y los debutantes han llegado mayoritariamente en carreras secundarias, así que los ránkings de este mes contienen una mezcla de triunfos “menores” y prestaciones destacables en las grandes carreras.

El maillot blanco de C&H

1 Robert Gesink (Holanda, Rabobank, 1986). Si en febrero y en marzo el holandés se quedó a las puertas del número uno superado por las estratosféricas prestaciones de Peter Sagan y Matt Goss respectivamente, en un mes de abril dónde dio un nivel quizá algo más flojo, el espigado holandés logra la primera posición del ránking. Gesink parece haber sufrido una metamorfosis en este 2011 y cimenta sus mejores actuaciones en las contrarreloj. Así confirmó su triunfo en Omán, su segundo puesto en la Tirreno-Adriatico y también su tercer puesto en la Vuelta al País Vasco, dónde sufrió para estar con los mejores en la ascensión a Arrate pero luego solo fue superado por la dupla de especialistas del RadioShack formada por Klöden y Horner en la CRI final. Un hecho tan insólito como ilusionante cara su gran reto del año, el Tour de Francia. Rindiendo a este nivel contra el crono, Gesink puede ser un candidato muy serio a la victoria de la Grande Boucle. El sabor agridulce llega por sus mediocres prestaciones cuesta arriba hasta el momento, y es que si bien es cierto que las subidas cortas y explosivas típicas de este tramo de la temporada no son a priori las que mejor se adecuan a su estilo de corredor, su papel en el tríptico ardenés fue algo decepcionante. Formó parte de la selección buena en la Amstel pero pese a la superioridad numérica de su equipo en la prueba de casa, su ataque desde lejos no llegó, terminando en una opaca novena posición. Su rendimiento durante la semana fue cayendo, en la Flecha Valona no pasó de la décimocuarta posición y en Lieja hizo aguas en la Roca de los Halcones terminando lejos del grupo perseguidor en un decepcionante trigésimo lugar. Ahora a descansar en Mayo para empezar a preparar el Tour, la piedra angular de su temporada.

2 Beñat Intxausti (España, Movistar, 1986). Había anunciado que la prueba de casa, la Itzulia dónde el año pasado se reveló, era el gran objetivo de su temporada, pero la gripe que había arrastrado en marzo y que le había impedido ir a la París-Niza le hacía llegar con dudas, corto de preparación. Fue una Itzulia blanda y algo monotóna, sin selección entre los favoritos en Arrate y todo se jugó en la crono, un buen terreno para la perla vasca, pero no el mejor para jugarse el triunfo contra especialistas del calibre de Klöden o Horner. Su cuarto puesto final refleja su talento y su versatilidad pero supuso un paso atrás respecto al podio conseguido el año anterior. Lo mismo ha pasado en Romandía, dónde se mostró más fuerte en la montaña, muy escasa como para hacer selección. En la crono fueron Evans, Vinokourov, Martin y Pinotti, tremendos rodadores, los que le relegaron a la quinta plaza, peor de lo que podría haber sido con un recorrido más acorde a la historia de la otrora más exigente prueba suiza. Por el medio quedaba su debut en las clásicas de las Ardenas, algo deslucido, dejando el vigésimo puesto en el Muro de Huy como resultado más destacado.

3 Roman Kreuziger (República Checa, Astana, 1986). El tercer puesto es para otro representante de la brillante generación vueltómana de 1986. El checo salió de su retiro tinerfeño en la altura del Teide, dónde llevaba concentrado 15 días preparando el Giro, para participar en el Giro del Trentino, tradicional banco de pruebas para la Corsa Rosa. Kreuziger optó por desentenderse de la lucha por la general de la carrera para aprovechar su libertad el último día y ganar la etapa de Madonna di Campiglio. Luego viaje relámpago a Lieja, dónde debía ejercer de escudero de Vinokourov. El kazajo sufrió una avería en la decisiva Roca de los Halcones y Kreuziger terminó venciendo la carrera por la cuarta plaza que se planteó una vez el resto de favoritos decidieron claudicar ante Gilbert y los Schleck. Para terminar su preparación hacia el Giro, paso por Romandía ejerciendo de gregario, esta vez sí, de un Vinokourov muy inspirado. Su trabajo en la segunda etapa fue clave para alejar al sorprendente líder, Pavel Brutt, de la victoria final. Habrá que ver si este rendimiento tan interesante como intermitente, es consecuencia de una buena preparación para un Giro de Italia tan duro que requiere de una aproximación milimétrica y que seguramente juzgará si el checo, como viene apuntando desde hace tanto tiempo, es o no es un ciclista de tres semanas.

4 Ben Swift (Reino Unido, Sky, 1987). No era un mes, a priori, para sprinters, pero este británico ha conseguido dos valiosas victorias en un calendario alternativo al de los grandes focos de atención. Dos triunfos que reafirman su condición de velocista de futuro en un equipo que necesita dar respuesta a las dos escuadras dominadoras de la carrera anglosajona por el dominio de la velocidad en el pelotón actual, HTC y Garmin. Sky tiene muchos hombres rápidos pero todavía no ha encontrado su Cavendish ni su Farrar y hay que recordar que pagó bastante dinero a Katusha por su traspaso hace dos inviernos buscando en él precisamente esa figura. Seguramente esa responsabilidad le llegó demasiado pronto y parece que ahora Swift empieza a dar pasos en esa dirección con los éxitos en las últimas etapas de Castilla y León y Romandía. Tan cierto es que no tenía grandes rivales (los cántabros Ventoso y Freire, respectivamente) como que ganar lo es todo en la confianza de un sprinter. Sus victorias en carreras poco propicias para su brillo pueden ser un buen punto de partida para ponerse a la par de los mejores en las grandes citas.

5 Tony Gallopin (Francia, Cofidis, 1988). Para el quinto puesto del ránking había varios candidatos con méritos similares, como sus compatriotas Kadri o Roux, pero el triunfo en la Flèche Emeraude, el buen rendimiento en otras pruebas de la Copa de Francia, dónde ocupa la segunda posición tras Romain Feillu, y también de las carreras de las Ardenas, se lo conceden al prometedor ciclista del Cofidis. Gallopin venció en la primera edición de la Flecha Esmeralda a lo grande. Estuvo escapado en el tramo final de la carrera y pese a ser atrapada su fuga, disputó el sprint final que venció con autoridad. Una buena muestra de lo que es este corredor, que forma parte de la prometedora nueva generación de ciclistas galos, tan rica en potenciales vueltómanos, como clasicómanos, como es su caso. Excelente rodador y con una gran punta de velocidad, Gallopin se adapta perfectamente a la mayoría de pruebas de la Copa de Francia, carreras tan locas como espectaculares, una gran escuela para las grandes clásicas. En ellas hizo su debut, con un buen trigésimo puesto en la Amstel y una gran fuga de más de 200 kilómetros en la Lieja. En ellas debería hacer grandes cosas en los próximos años.

El mejor “rookie” de C&H

1 Fabio Duarte (Colombia, Geox-TMC, 1986). Duarte volvió de un mes de retiro en la altura colombiana y lo hizo al mismo nivel de extraordinario escalador al que había competido durante el inicio de temporada. En la Itzulia se convirtió en prácticamente el único animador de la carrera, atacando al inicio de las subidas a Azpiroz y a Arrate sin obtener más premio que el de ser engullido por los calculadores favoritos, una actitud por la que se llevó varias broncas de su director, Matxín, que le pedía más contención. No era la montaña vasca lo suficientemente dura para dinamitar la carrera como a los escarabajos les gusta. Sí que lo es la montaña trentina, dónde Duarte, siguiendo ahora sí las directrices del coche de equipo, se pegó a la rueda de Scarponi y remató en la exigente subida del Fai della Paganella, consiguiendo una ya merecida victoria de etapa. En los otros finales en alto, más tendidos, el colombiano no se despegó de los grupos principales y terminó finalmente en décima posición la general. Ahora, a volar en el atracón de cumbres que se viene en el Giro.

Duarte gana tercera etapa Giro del Trentino

Fabio Duarte se impuso en el exigente Fai della Paganella (Foto: girotrentino.it)

2 Andrea Guardini (Italia, Farnese Vini, 1989). Dos victorias en los dos sprints que disputó en la Vuelta a Turquía. Un balance corto, pero contundente. La velocidad de Guardini es, sin duda, la irrupción más notable de la temporada. El velocista italiano tiene todavía muchísimo que trabajar para hacerse más resistente y consistente, y es por ello que ahora se va a ir de vacaciones en lugar de correr el Giro, dónde quizá podría ganar una etapa este mismo año, pero es evidente que su punta de velocidad ya es de élite mundial.

3 Pim Ligthart (Holanda, Vacansoleil, 1988). Excelente temporada la de este velocista procedente de la pista que está demostrando una sorprendente versatilidad en su primer año como profesional. Su mes de abril empezó inmejorablemente, ganando la Hel van Het Mergelland en el sprint de un grupo de solo 30 ciclistas, lo que demuestra la exigencia de la prueba. Esta capacidad de velocista resistente la confirmaría pocos días más tarde con dos cuartos puestos en sendas etapas de la Itzulia. Por muy rápido que se sea, en País Vasco hay que andar mucho para llegar en los grupos para disputar las llegadas. Hay vida más allá de Rabobank en la cantera holandesa.

4 Andrew Talansky (Estados Unidos, Garmin-Cérvelo, 1988). Venía del pelotón sub23 con la vitola de un gran escalador que se defendía contrarreloj para ser junto a Van Garderen la próxima esperanza yankee para las grandes pruebas por etapas. Pero visto lo visto, habrá que empezar a considerarle como un gran contrarrelojista que se defiende en la montaña. Su rendimiento en las CRIs de grandes carreras está siendo espectacular, con Top10s ya en las de París-Niza, Critérium, Itzulia y Romandía, dónde también ha terminado entre los 10 primeros en la general. En cualquier caso, el orden de los factores no parece alterar el producto, las vueltas por etapas. Menuda joya en ciernes tiene Vaughters.

5 John Degenkolb (Alemania, HTC-High Road, 1989). No ganó pero volvió a demostrar su tremendo potencial en el mejor de los escenarios. Degenkolb fue cabeza de carrera en la París-Roubaix hasta el mismísimo Carrefour de l’Arbre. En algunos momentos, con la carrera totalmente bloqueada por la táctica anti-Cancellara, hasta llegó a parecer que como no se dieran prisa a seleccionarla, podía llegar al velódromo la fuga multitudinaria que marchaba por delante y Degenkolb los iba a fulminar con su enorme punta de velocidad. Finalmente, Van Summeren atacó en el Carrefour y el tremendo alemán terminó sucumbiendo tras una actuación muy meritoria para un debutante y neoprofesional, firmando un excelente décimonoveno puesto. El teutón también debutó en Flandes y en la Amstel con actuaciones más discretas, pero terminando ambas carreras. El año que viene volverá y habrá que empezar a considerarle seriamente.

Los que vendrán… un ojo en el panorama U23

Abril supone el inicio de la temporada sub23 como tal con la disputa de las primeras carreras específicamente U23. Es un inicio completamente fulgurante, en el que tienen lugar cuatro de las seis pruebas de la Copa de las Naciones y un porrón de pruebas de un día muy diversas, así que será complicado hacer referencia a toda la acción del mes en este modesto espacio.

El mes empezó con el prestigioso Tríptico de los Montes y los Castillos, una carrera abierta a los Élite pero tradicionalmente dominada por las promesas sub23 que se disputa en la zona fronteriza entre Flandes y Valonia. Son tres etapas, una en doble sector, con una breve contrarreloj, salpicadas de pequeños muros. Terreno para rodadores, para futuros clasicómanos. Allí empezó su gran mes el belga de la cantera del Lotto Tosh van der Sande (1990), venciendo dos etapas gracias a su gran punta de velocidad y terminando cuarto en la general. También mojarían Rasmus Guldhammer (1989), de vuelta al modesto ciclismo danés tras no adaptarse al profesionalismo extremo del High Road y el próximo prodigio yankee, Lawson Craddock (1992), que ganó la crono. La carrera se la llevó el contrarrelojista holandés de la factoría Rabobank Tom Dumoulin (1990).

El primer domingo del mes también se disputó en Italia el Trofeo Banca Popolare de Vicenza con victoria en la volata para el aussie Richard Lang (1989) por delante de Sonny Colbrelli (1990) y en Francia el GP de Nogent-sur-Oise, también resuelto en un sprint dónde el ruso del filial del Katusha Alexey Tsatevich (1989) batió al Rabobank Barry Markus (1991).

Todo aperitivos para lo que tenía que venir a partir del fin de semana siguiente, con el inicio de la Copa de las Naciones en la Ronde sub23. La viveza táctica de los italianos a la hora de usar su superioridad numérica se impusó a la fuerza bruta de la dupla letona. Así, Salvatore Puccio (1989) se impuso en solitario por delante de un pequeño grupo encabezado por el ciclista del La Pomme Toms Skujins (1991) y Andzs Flaksis (1991) dónde también figuraba Matteo Trentin (1989). Ambos transalpinos completarían un gran mes de abril luego en sus carreras locales.

La semana siguiente, segunda y tercera prueba del certamen con las llanísimas La Côte Picarde, en el Norte de Francia, y ZLM Tour, en Holanda. Carreras para potentes rodadores y velocistas dónde el viento suele ser el gran juez. En la primera, se impuso el local Arnaud Demaré (1991), un velocista muy interesante que el año pasado ya obtuvo muy buenos resultados siendo de primer año. Le escoltaron en el podio los ya mencionados Tsatevich y Van der Sande. El francés sería cuarto luego en la prueba holandesa, ganada por segunda vez por el pistard británico Luke Rowe (1990).

El mismo día domingo que se disputaba el ZLM Tour, también se corría la Lieja-Bastogne-Lieja de la categoría. La carrera fue protagonizada por el vascofrancés Kenny Elissonde (1991) que estuvo escapado en solitario hasta 10 kilómetros de meta, cuando fue atrapado por el grupo de 10 que se jugaría la carrera al sprint. Ahí figuraba también Van der Sande, mostrando su versatilidad, que finalmente se impusó en una llegada más ajustada de lo prevista al francés Romain Bardet (1989). Fue necesaria la foto-finish para determinar el ganador.

La acción se trasladó a Italia la semana siguiente con la disputa de prueba de la Copa de las Naciones de la Toscana, antes conocida como el Giro de las Regiones, una carrera por etapas de cinco días por la media montaña de la preciosa región centroitaliana dónde se daba cita lo más granado del pelotón sub23. El primer día tuvo lugar el único sprint masivo, ganado por el potente belga Sean de Bie (1991) y luego empezó la acción en las colinas: el escalador francés Rudy Molard (1989) fue el más fuerte en el repecho final de Casciana Alta, dónde el catalán del Caja Rural amateur Jordi Simón (1990) fue tercero por delante de especialistas en ese tipo de finales como Battaglin, Colbrelli o Bardet. La tercera etapa, camino de Montecatini, fue la más decisiva, llegando escapados con casi 2 minutos de ventaja siete ciclistas que terminarían disputándose la general final. Entre ellos figuraba el ciclista del Caja Rural profesional David de la Cruz (1989). La etapa fue para Puccio, el vencedor de Flandes y se vistió de líder su compatriota Fabio Aru (1990), un ciclista procedente del ciclocross que ya apuntó muy buenas maneras el año pasado en el GiroBio y en el Valle d’Aosta. Al día siguiente llegó otra fuga, resuelta por el bielorruso Konstantin Klimiankou (1989) con la peligrosa presencia de Romain Bardet, que recortaba diferencias en la clasificación general. La última etapa, con final en Gaiole in Chianti y con bastantes tramos de sterrato en su recorrido fue muy animada y terminó decantando la carrera en un polémico desenlace. El triunfo parcial fue para el portugués Amaro Antunes (1990) pero lo más importante pasaba por detrás.

Fabio Aru llora la pérdida de la Toscana

Fabio Aru entra llorando a la meta de la última etapa de la Toscana-Terra di Ciclismo (Foto: Scanferla)

Aru se cayó a falta de solo 300 metros para el final, dentro de la zona protegida, y se le atorgó el mismo tiempo que el grupo en el que figuraba, el mismo que el de Georg Preidler (1990), con el que estaba empatado en la general, pero al ocupar la última posición de ese pelotón, el puestómetro terminó dándole la victoria al austríaco por ¡¡¡un único puesto de diferencia!!! El italiano entró llorando y arrastrando su bici, que tenía el cambio roto. El podio lo completó un De la Cruz que también se vio implicado en la caída, en este caso sin consecuencias para su clasificación, manteniendo el podio con un segundo de ventaja sobre Puccio.

Tras cuatro pruebas, a falta únicamente de la prueba canadiense de Saguenay y del Tour del Porvenir, Francia lidera la general de la Copa de las Naciones por delante de Italia y Bélgica. España, que solo ha competido en Italia, ocupa la undécima posición.

Todavía quedaba por delante las tres carreras italianas de un día más importantes de la primavera. El lunes el pelotón se partía en dos entre el Giro del Belvedere y el Gran Premio Liberazione y el martes toda la acción se concentraba en el Gran Premio Palio del Recioto. En Belvedere el triunfo fue para Nicola Boem (1989) que sorprendió en la llegada a dos de los mejores passistas italianos, Puccio y Battaglin. Mientras tanto en Roma, en el Liberazione, Matteo Trentin vencía en solitario con autoridad tras ir dejando atrás a sus diez compañeros de fuga, el último el aussie Matthew Hepburn (1991), que sería segundo. Sonny Colbrelli impuso su punta de velocidad el grupito que se jugó la tercera plaza, con Jordi Simón terminando décimo. La “gira” italiana terminó al día con el pelotón unificado en el Palio del Reciotto, una carrera disputada en las colinas del Norte de Verona dónde el austríaco Preidler confirmó que su triunfo en la Toscana no era casualidad llegando en solitario a la meta de Negrar tras estar escapado durante toda la jornada. Por detrás suyo llegaron seis italianos, entre ellos Puccio, segundo, Battaglin, cuarto y Aru, sexto. Era el colofón a un mes de abril excelente que deja muchas figuras en ciernes y empieza a marcar las cartas para las muchas pruebas que todavía quedan, con la Copa de las Naciones de Canadá, el GiroBio, el Tour del Porvenir y el Mundial en el horizonte.