Cuando hace apenas tres semanas se anunció que en el Jaarmarktcross de Niel competirían juntos los beloften junto a los elite, la curiosidad de los aficionados al ciclocross se disparó por los aires ante la posibilidad de ver hasta dónde podía llegar el prodigio neerlandés Mathieu van der Poel ante los Nys, Albert y compañía. Una situación que no llegó a darse finalmente, ante la no participación del ciclista del IKO Enertherm – BKCP, y que enfrió un tanto las expectativas de todos aquellos que ansiaban el mencionado enfrentamiento.
Sin embargo, la carrera finalmente depararía la extraordinaria actuación de otro joven lleno de desparpajo y talento: Wout Van Aert. El belga del Telenet – Fidea, nacido un 15 de septiembre de 1994 en Herentals, sorprendió a propios y extraños al liderar durante la primera mitad de la prueba el encharcado circuito que iba ahogando sin piedad las aspiraciones de los Albert, Vantornout, Pauwels y demás. Sólo un Sven Nys desatado fue capaz de alcanzarlo y dejarlo atrás, aunque no sin ciertas dificultades; lejos de hundirse, Wout Van Aert fue capaz de concluir en segunda posición, a solo 20 segundos del vigente campeón del mundo, y con un hueco más que reseñable sobre el siguiente clasificado.
El extraordinario momento del belga se prolongaría el siguiente fin de semana, esta vez compitiendo ya con la categoría sub-23 que le corresponde. Dos de dos: primero el BPost Bank Trofee de Hasselt, y al día siguiente el Superprestige de Gavere. En ambos casos logrando una diferencia amplia con el siguiente clasificado, y sí, en ambos casos doblegando al, aparentemente, casi imbatible Mathieu van der Poel. Pocos habrían apostado por ello, en vista del dominio que el nieto de Raymond Poulidor continúa ejerciendo, como si para él no existiese el salto entre juniors y beloften. Pero ahora ya encajaba mejor lo visto en Niel unos días antes.
Evidentemente, Wout Van Aert es joven, pero no es nuevo en esto de rondar los puestos de privilegio. Subcampeón del mundo junior en 2012 –precisamente por detrás de Van der Poel–, y bronce este pasado febrero en Louisville, entrando a lo grande en la categoría sub-23, hablamos de quien posiblemente sea la mejor arma de Bélgica para tratar de perpetuar un puesto en un trono del barro que parece seriamente amenazado por los vecinos Países Bajos, y que únicamente mantiene la categoría élite como feudo casi inexpugnable.
Claro que, como ocurre hasta con los más grandes, no todo son luces. Su última cita, el arenal de Koksijde, le vio hundirse en plazas atípicas (15º) para lo que acostumbra alguien que ya sobrepasa holgadamente la media docena de podios en las citas más importantes de lo que llevamos de temporada. Ahora, inmerso en el pequeño descanso activo que la comunidad del ciclocross internacional mantiene en la última semana de noviembre y primera de diciembre, se prepara para regresar a la primera plana y, posiblemente –y esta vez sí de la mano de Mathieu van der Poel– para volver a intentar retar a los experimentados pros el próximo día 18, en Sint-Niklaas.
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