Aunque la más joven de las grandes clásicas de Primavera, la Amstel Gold Race disfruta de un noséqué que hace que los aficionados la esperan con gusto. El tercer domingo de abril es el suyo. Serán las estrechas carreteras y las cortas y explosivas cotas que bañan Limburgo. Será el ambiente tan espectacular que rodea a la carrera. Lo que sí es cierto es que la Amstel es una carrera que gusta y que prácticamente nunca defrauda. En su 46ª edición se cumplen 10 años de la última victoria local, lograda por Erik Dekker ante un Lance Armstrong, ya en aquel momento en lo más alto del ciclismo mundial, que tenía en la carrera neerlandesa una carrera fetiche y que, tras intentarlo durante años (todos recordamos el final de fotofinish de la edición del 99 ante Boogerd), nunca pudo ganar.
La victoria en la carrera de la cerveza estará condicionada este año por la forma que guarde el ganador del pasado año: Philippe Gilbert. Reciente ganador de la Flecha Brabanzona, llegará en forma pero en búsqueda ciega de su sueño imposible; vencer en la Lieja-Bastogne-Lieja. La carrera que camina cerca de su casa. Esto, como así ocurriera en 2010, no le impedirá buscar con ahínco una victoria que se paga cara y que muchos corredores pueden optar a ella. Menos selectiva que las carreras de piedras, y tampoco ahogando a los corredores más pesados con subidas largas y algo más tendidas como en La Doyenne, la AGR, cuando las condiciones tácticas favorecen, puede abrir el abanico de posibles ganadores con facilidad. La Amstel Gold Race es una carrera donde han triunfado corredores con perfiles de diferencias notables. En los últimos años han resultado allí ganadores ciclistas dispares como Damiano Cunego, Johan Musseuw, Erik Zabel, el mismo Gilbert, Michele Bartoli o Fränck Schleck.
Tras Gilbert, tres son los nombres que más están sonando en la previa para llevarse la carrera que finaliza en Valkenburg. Rabobank apostará por Robert Gesink (3º en 2009, siendo el más fuerte en el Cauberg tras los escapados Ivanov y Kroon), que contará también con un auténtico equipazo –no sabemos si a su servicio- presentándose en Maastricht con Freire, Luisle, Barredo, Martens o Tjalingi. Damiano Cunego, que parece haber encontrando la forma de pasadas temporadas (el pasado domingo ganó en el Giro de los Apeninos de forma contundente controlando a la tropa de Savio al completo) y que tiene ante sí los grandes objetivos de su temporada junto con el clásico mes de octubre italiano. Al Giro acude para ayudar a Scarponi, el Tour no es lo suyo y el Mundial, el de este año en Copenhague, no se adapta a sus características. El tercero de los nombres no es el de un corredor, sino el de un equipo. El Leopard-Trek de los Schleck… y de Cancellara. De impresión el equipo que presentará en la línea de salida el conjunto de Andersen y Nygaard, que acompañará a sus tres líderes con Fabian Wegmann, Jakob Fuglsang, Maxime Monfort, Jens Voigt, Stefan Denifl y Anders Lund.
Será interesante ver cómo reaccionan el resto de los equipos, y sus respectivos líderes, pero está claro que la carrera dependerá de lo que estos elementos puedan querer. Posibilidad de nivelar -o desnivelar- la balanza tendrán otros dos equipos que también contarán con una buena terna (cada uno): Di Luca, Kolobnev y Purito con Katusha y Poels, Leukemans y Hoogerland para Vacansoleil, que corren en casa y saldrán tanto o más motivados que Rabobank.
Carrera apasionante que esperemos no se vea descompensada en su espectáculo por el Cauberg, cota integrada en el final, ya en Valkenburg, no hace mucho tiempo y que, aunque motiva por lo que allí transmite la afición que se junta a lo largo de sus casi 1.500 metros, parece no haber ofrecido tanto a un recorrido ya de por sí muy interesante entre berg y berg, con cotas tan destacables como el Eyserbosweg o el Keutenberg. Sea como fuere, entre berg y berg, y Amstel y Amstel, el domingo con seguridad disfrutaremos de una bonita carrera.