Dos ocasiones ha vivido su ascenso el protagonismo de Il Lombardia y en las dos ocasiones se convirtió en el juez de la carrera. El ascenso a la colina de Villa Vergano se ha impuesto como momento decisivo de la “clásica de las hojas muertas”. En sus rampas comenzaron a sentir la gloria del éxito Oliver Zaugg y Joaquim Rodríguez; los dos últimos ganadores en Lecco atacaron prácticamente en el mismo punto para alcanzar sendas victorias en solitario.

Villa Vergano se ha convertido en el punto estratégico para el desarrollo de la carrera por dos motivos. Promovido por el recorrido presentado por la organización, los otros tres momentos clave de Il Lombardia están sentenciados por tres tramos llanos que, con organización, suponen el fin de cualquier intento previo. El Valico di Valcava, el Muro di Sormano y la Madonna del Ghisallo encuentran después de su descenso más de 13 kilómetros llanos -en el mejor de los casos-. Tan solo esos 13 kilómetros situados entre el descenso de la Colma di Sormano y el comienzo de la Madonna del Ghisallo pueden darle continuidad a cualquier movimiento que busque romper la carrera desde lejos de meta.

A pesar de ello después de oír la campana de la capilla de la Madonna del Ghisallo, restarán, desde ese punto, 33 kilómetros hasta el comienzo de Villa Vergano, terreno suficiente para que cualquier equipo un poco organizado sea capaz de menguar e, incluso, neutralizar una ataque en los dos sectores previo. Recuerdése el duelo de Michael Rogers tirando del grupo frente a la valentía de Vincenzo Nibali al frente de la carrera.

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En su singularidad está el otro motivo que le han convertido en el momento decisivo. Sus apenas 3,28 kilómetros han decidido las dos últimas ediciones. Su últimos 1,1 kilómetros al 11,7% ofrecen la suficiente dureza para romper la carrera con un ataque en solitario del que apenas separarán 10 kilómetros de la meta en Lecco. Ataques que serán ayudados por un rápido descenso que deja la carrera a poco más de 2 kilómetros de la línea de meta, distancia un tanto insuficiente si la reacción de caza ha llegado tarde.

Será extraño presenciar un desarrollo que llegue totalmente roto a Villa Vergano, más si cabe cuando las predicciones meteorológicas no dan lluvia para el domingo. Los tramos llanos, con razón, son motivos suficientes para espantar un ataque es un ciclismo que en las grandes citas no suele especular con ataques lejanos.