Inteligencia, fuerza, cierta colaboración y una pizca de fortuna. Ingredientes básicos que no por manidos dejan de ser ciertos para conseguir resolver una escapada numerosa, todos ellos necesarios para que Blaž Jarc (NetApp – Endura) consiguiera su primera victoria desde su llegada a la estructura alemana en el GP Stad Zottegem disputada en la homónima ciudad flamenca esta misma tarde. Al contrario de lo que todo el mundo estaba esperando, no fue en la decisiva subida de De Vlaame sino inmediatamente después donde el esloveno, tapado anteriormente, lanzaba el ataque bueno que le permitía alcanzar la meta en solitario por delante del humilde Boris Dron (Wallonie – Bruxelles) y Wouter Mol (Vacansoleil – DCM), los dos contraatacantes que poco pudieron hacer ante la superioridad de Jarc.
Un triunfo que pone de manifiesto la calidad que viene demostrando el corredor de Novo Mesto desde sus tiempos en Adria Mobil y que le valió el salto a la segunda división, no tanto por la categoría de sus rivales como por la dureza de un día en el que se rodó a toda pastilla desde el comienzo, acumulando una media de 46 km/h durante las dos primeras horas de carrera. La formación de un grupo de 32 corredores que se formó tras una hora de competición repleta de ataques que no llegaron a fructificar fue crucial para para dar a la carrera un ritmo infernal, marcado por un mini-pelotón con cuatro miembros de Lotto-Belisol, tres de NetApp-Endura o Vacansoleil-DCM y más de una decena de continentales representados entre los que, sin embargo, no aparecía ningún Accent.Jobs-Wanty. Obligados a tirar si no querían tirar por la borda la carrera con la mitad de recorrido aún por delante, fue su impulso -con cierta ayuda de Vérandas Willems y NSP-Ghost- y el cierto desconcierto que delante se había apoderado de los fugados el que los permitió solventar una situación crítica, en la que habían llegado a ceder un par de minutos.
La carrera se reiniciaba, con seis subidas por delante, aunque relativamente. El ritmo hasta entonces había sido infernal y las fuerzas de muchos estaban ya claramente melladas, si no habían optado ya directamente por abandonar. Esto facilitó que el intentó de Grischa Janorschke (Nutrixxion – Abus), Frederik Veuchelen (Vacansoleil – DCM) y Brian van Goethem (Metec-TKH) fuera productivo desde un primer momento, pero la reacción no se hizo esperar y desde atrás seguía atacando gente. Y seguían formando pequeñas coaliciones. Y un par de estas consiguieron alcanzar al trío cabecero para conformar una nueva escapada muy numerosa, en esta ocasión con veinte ciclistas a controlar y todos los grandes equipos presentes. Una circunstancia que tras casi 120 kilómetros de continuas persecuciones terminaba por acabar con la resistencia del pelotón, que poco después que un septeto de contraatacantes abandonara su disciplina tiraba la toalla. Con una vuelta por completar aún en el largo circuito alrededor de la localidad, la distancia ya se elevaba hasta los ocho minutos, lo que les llevaba a abandonar en pleno. El ganador saldría de la fuga.
No obstante, esto no calmó en exceso a un grupo cabecero en el que se mascaba la tensión y del que caía Olivier Kaisen (Lotto – Belisol), víctima de un pinchazo. No corrió la misma suerte Veuchelen, quien pudo reintegrarse y romper la armonía del grupo con el primer demarraje serio, a trece kilómetros del final, que no tardó en ser neutralizado. En cualquier caso, la escuadra neerlandesa, con tres hombres delante, quería jugar con su superioridad obligando a sus rivales con ataques que a su vez liberaban de responsabilidades a Marco Marcato, su hombre más importante de cara al final, más si cabe con una cota a sólo 3.000 metros del final.
En ella se esperaban intentos y amén que los hubo, pero sorprendentemente nadie cedía ni tampoco conseguía abrir un metro de ventaja. Las fuerzas se presuponían muy igualadas hasta que Jarc demarró. Mol fue el primero en salir a por él, mientras que Dron hacía lo propio poco más tarde, pero ninguno de los dos pudo acercarse a la rueda del rápido ciclista balcánico, a quien solo le faltaba echar el resto sobre su bicicleta para estrenar su casillero en una prueba 1.1. La reacción por detrás llegaba tarde, mal y además era vigilada por un ‘pistard’ como Roger Kluge, que se defiende como pocos en esas labores y, como no podía ser de otra manera, Jarc consumaba su éxito y el del equipo germano, que conseguía reeditar así el triunfo de Brändle en la pasada edición.