Hola y muy buenas.

Como comenté, sigo en China y sigo en carrera, que con los días que hemos pasado y la dureza del recorrido, sumado al mal tiempo, no es poco. El Tour of Qinghai Lake nos sigue sorprendiendo. Por ejemplo los desplazamientos; son muy estrictos. La organización nos deja un coche, una furgoneta con su chófer y traductor y luego todos los ciclistas vamos en tres autobuses en los que la puntualidad es fundamental.

Correr en China es una auténtica pasada, nada se equipara a lo que sucede en esta carrera. El primer día tuvimos una presentación en Xining -un pueblo de varios millones de personas-. Creo que no tiene nada que envidiar a las grandes vueltas. Teníamos a nuestra propia azafata, cartel como los de las olimpiadas que anunciaba el nombre del equipo, pasábamos uno a uno encima de nuestras bicicletas subidos a un inmenso escenario y cuando alzabas la vista no veías el final de la gente que se agolpaba para ver a los ciclistas. Todo ello amenizado con fuegos artificiales, petardos y todo tipo de adornos súper coloridos. Ese día la etapa era un circuito urbano de 21 kilómetros hasta completar los 125 kilómetros de la etapa donde no existía un metro de carretera sin personas animando a nuestro paso. Es un recuerdo que me quedará de por vida.

En las sucesivas etapas teníamos lo realmente duro y la gran incógnita de esta aventura, que es la altitud. Hemos coronado puertos a 4.120 metros que, si no nos han informado mal, deber ser el más alto transitado por una carrera ciclista. He de decir que los puertos no son nada exigentes en cuanto a pendiente, pero no es eso lo que te meta, es la altura. Lo llamo “efecto boomerang”, según arrancas del pelotón regresas a el con más fuerza.

Escapado en un día de lluvia. (c) Burgos BH

Escapado en un día de lluvia. (c) Burgos BH

A esas alturas lo que vas notando al ir ascendiendo es la falta de oxígeno, que afecta primero a las manos y a los brazos, tanto es así que te es difícil hasta cambiar de piñón. Pero bueno superado esto, la altura, la alta montaña, el frío que hemos pasado por la incesante lluvia durante todos los días donde una etapa el pelotón paró para suspender la jornada, pero no coló y la fuga alcanzó los veintidós minutos jugándose la victoria.

Nos hemos plantado en el día de descanso con la ilusión por las nubes. Las fuerzas van ya muy justas y el papel realizado por el equipo Burgos BH, único español, es muy positivo. Ahora a priori no hay grandes colosos ni gran altura por lo que lucharemos a tope para mantener o superar lo realizado hasta la fecha que no es poco. Dejo para el final la parte negativa que son las dos bajas sufridas por lo que quedamos cinco supervivientes. Ya os comentaré como ha sido el final de la aventura.

¡Un saludo!