Por Amaia Lumbreras

Ya estamos en la costa atlántica dejando el cálido Mediterráneo atrás. Si por algo la pequeña aldea gala de Astérix y Obélix era indestructible, era por su situación en los confines de Francia y por su potente y amplio recetario. Seguramente la poción mágica era una sopa Saint Jacut

Tercera Gastro-Etapa: Bretaña Francesa

Pocos sitios en Francia resultan tan de cuento como la región de Bretaña. Y no será porque en el resto del país galo no haya castillos de ensueño. Zona escarpada y abrupta, colgada al incesante vaivén de las poderosas olas del atlántico, esconde varios de los parajes y ciudades más asombrosos del país. Región de descendencia celta, recoge una tradición y un halo de leyenda que se plasma también en su amplia y, mundialmente reconocida cocina.

Esta vez empezaremos la casa por el tejado. Una vez aparcada la bici nos sentaremos a degustar la sidra más famosa del mundo (no iba a ser la del Gaitero, no hombre, no…). La sidra de Cornouaille es la primera sidra que consigue la Denominación de origen. Un caldo que proviene de las excepcionales Pommeau de Bretaña, también con denominación. Y ¡vaya! ahora en julio se celebra la fiesta de los Manzanos en Fouesnant, cerca de la maravillosa ciudad de Quimper. Una buena excusa para probar las mejores sidras artesanales del departamento de Finisterre.

Pero para que no nos de una pájara y tengamos que hacer un alto en el camino, será mejor que llenemos el estómago con los platos bretones más típicos. Digamos que en casi toda Francia se comen Moules, mejillones al vapor. Pero en Bretaña están los mejores acompañados con una salsa de cebolla. El bocado más exquisito sin duda es la ostra, y por aquí abundan, así como locales dedicados exclusivamente a ellas. Los productos de mar no escasean y dado que los franceses son amantes de los sopicaldos, era de esperar que en gran parte de los menús encontremos sabrosas y contundentes sopas de pescado como la Saint Jacut (mejillones, patata y hierbas), la sopa de sardinas o la Cotriade (tipo caldereta, con todo lo que se haya pescado ese día y más).

Cotriade

Otra receta tipiquísima de aquí son las Galettes bretonas. A diferencia de los Crêpes, estas se hacen a base de harina negra y trigo integral y suelen ser saladas. Las de salmón y queso fresco o las de jamón artesano y queso harán vuestra boca agua.

Salchichones, quesos y boudins (una especie de morcilla) completan parte de la amplia carta bretona. Que no acaba sino con una contundente tarta de mantequilla llamada Kouign aman (literal, tarta de mantequilla en bretón) que se sirve caliente y habrá que comerla el mismo día de su fabricación. Aunque sin duda alguna, los asistentes a la crono de hoy habrán llenado sus bolsas con cajas de las galletitas de La Mére Poulard que se venden en Mont Saint Michel, convertidas hoy en día quizás en un souvenir más que en producto típico tradicional en si.

Hay sitios a los que apetece ir o volver y descubrir o redescubrir rincones. Sin duda alguna uno de ellos es Bretaña y si no se te ha hecho la boca agua es porque no eres humano.