Mediado junio, llega el tórrido calor, se acerca el Tour y Thomas Voeckler gana carreras. Es lo habitual, también este año. Y eso que Titi no ha tenido una temporada fácil, con su primavera truncada por una fractura de clavícula tras una dura caída en la Amstel. Pero ya en el Dauphiné se llevó una etapa mostrando progreso en su forma y en esta Route du Sud ha subido otro escalón imponiéndose en la jornada reina y en la general de la prueba. Ya está preparado para el Tour.
La carrera respondió al guión previsto por su configuración, muy marcada en tres jornadas para velocistas y un día en las montañas para decidir la clasificación general. Así se demostró ya desde el primer día, que era el que podía dejar un poco más de margen para la sorpresa por la longitud de la etapa y lo quebrado de la misma, con un par de cotas peligrosas cerca de la meta. Pero los velocistas venían muy mentalizados y aguantaron bien las envestidas. En Mirande ganó y se colocó como primer líder Yannick Martínez (La Pomme), un ciclista que lleva una más que notable temporada en el calendario francés y que está haciendo números (y puntos) para fichar por un conjunto de mayor categoría. Martínez batió a Anthony Roux, potente llegador pero no velocista puro al uso, lo que demuestra la exigencia de esta primera jornada.
Al día siguiente, en una jornada algo más asequible pero con un final también nervioso el triunfo fue para Yohann Gène (Europcar), el caribeño que ya es todo un clásico de la estructura de Bernaudeau y que cuenta ya con varios triunfos notables, lo que probablemente le coloque como el ciclista de raza negra con mejor palmarés.
La etapa reina, menos dura que la tremenda del año anterior, pasaba por Peyresourde y Azet en su primera parte para luego hacer un largo tránsito en bucle por el valle para afrontar el muy exigente Balès. En el encadenado inicial la carrera se volvió loca y se rompió en pedazos muy lejos de meta, pero no hubo ningún grupito que lograra una entente lo suficientemente fuerte para hacer camino en el valle y todo se terminó jugando en el último puerto.
Allí los más fuertes fueron Voeckler, Bardet y Gadret, el dúo de Ag2r, que venía con un gran bloque tras su ausencia en Dauphiné. El trío coronó con medio minuto de ventaja sobre Pellizotti, con buen golpe de pedal tras el Giro, que les alcanzaría ya en las calles de Bagnères-de-Luchon, cuando los dos compañeros de equipo trataron de deshacerse de Voeckler con ataques y parones. Pero Titi está en otra categoría cuando le toca resolver este tipo de finales, pocos ciclistas hay que resuelvan mejor estas situaciones. No falló el alsaciano y se llevó la etapa y la decisiva bonificación que le permitiría coger la ventaja necesaria para liderar la general.
En la última jornada, la más fácil y llana de todas, lo intentó un Romain Bardet que una vez más demostró porque es, tras Pinot, la gran esperanza gala para el futuro. Además de tener grandes condiciones, es un ciclista que goza de atacar y aunque el terreno fuese de todo menos bueno para una ofensiva, lo intentó. Era imposible. La jornada terminó en otro sprint dónde el italiano Marco Frapporti (Androni-Venezuela) sorprendió a su compatriota Napolitano.
Clasificación general