A vueltas andamos con las invitaciones para todas las carreras. El desembarco en el Pro Tour de las hordas anglosajonas ha ido desplazando a los equipos de los países más tradicionales, como Francia, Italia o España, de los escaparates donde más lucen las marcas, como son, en el caso que nos ocupa, las Grandes Vueltas. Los resultados mandan, y allí donde se encuentra facilidad de patrocinio (¡$!), se encuentran muchos de los mejores corredores. Los baremos (o el baremo que cada año impone la UCI) hace el resto. Así, durante las últimas temporadas, estructuras como Garmin, Sky, Team Radioshack o Highroad han ido sustituyendo a otras de países más tradicionales que contaban siempre con el beneplácito de UCI y organizadores. La regla que obliga a éstos últimos a invitar a todos los equipos Pro Tour (18) a las carreras del calendario del UCI World Tour, deja a los organizadores con pocas opciones teniendo en cuenta los compromisos nacionales. Así, el Tour ha dejado fuera a Geox – TMC por la obligación moral de invitar a equipos franceses Pro Continentales como FDJ, Europcar, Saur Sojasun o Cofidis, todos ellos fuera del PT.
En lo que nos ocupa, RCS Sport se quedó con sólo cuatro invitaciones disponibles para el Giro de Italia y cinco equipos que abiertamente tenían la intención de estar en la salida de la carrera en Turín; Acqua & Sapone (Italia), Androni Giocattoli (Italia), Colnago-CSF (Italia) y Farnese Vini – Neri Sotoli (con licencia británica, pero tan italiano como el resto) y Geox-TMC (equipo con licencia española pero con patrocinador italiano y muy ligado a Italia en toda su jerarquía).
Siendo el equipo de Gianni Savio, el Androni Giocattoli, un fijo para Zomengnan como campeón de la Coppa Italia, así como el Farnese de Giovanni Visconti, portador de la tricolore, la decisión quedaba en elegir a dos de los restantes tres equipos candidatos. Difícil papeleta la de Angel Zomegnan, que atendiendo a cada caso como particular, veía en la exclusión de cada uno de estos equipos, una gran injusticia. Por lo que es Colnago en Italia, con una filosofía reflejada en un equipo repleto de talento joven transalpino representado por los Belleti, Modolo o Pozzovivo. Porque dejar fuera a una squadra que lleva 10 años en el pelotón y tiene a todo un ganador del Giro, como es Garzelli, no es lo más aplaudible. Y, por último, porque Geox, empresa italiana, ha hecho una apuesta fortísima por el ciclismo con la formación de un equipo del más alto nivel, contando con fichajes como los de Carlos Sastre o Denis Menchov, y merece oportunidades en el calendario más exigente.
La flexibilidad de la cual ha hecho gala la UCI concediendo un permiso especial al Giro para invitar a cinco equipos, en vez de a cuatro, se ajusta a lo que en particular organizadores y equipos necesitan; dar y recibir oportunidades. Por ello es aplaudible este acuerdo entre organismo y organizador, porque adapta deseos y necesidades con lo que quiere la afición. Que en este caso es no perderse en la gran vuelta más apasionante ni a Garzelli ni a Visconti ni a Pozzovivo ni a Sella ni a Menchov ni Sastre. Y puede suponer un agravio comparativo con otras carreras, como se apuntaba por Twitter. También puede complicar la logística de la carrera, tan dada a agradar al aficionado con recorridos entramados, en buena parte heterogéneos y en el de este año, algo heterodoxo. Pero ello, ninguna de las razones arguyidas por una mínima parte de la afición, no debe ser óbice para argüir en el sentido de la decisión de la UCI y RCS Sport. Porque se adapta, encaja y gusta a equipos, organizadores y aficionados. Y esa es una de las cuestiones que ayudan al ciclismo, que todos los entes (o lobbies) remen en una misma dirección.