En todo equipo con tradición en Grandes Vueltas, la existencia de un líder sobre el que apoyar la participación del equipo se convierte en un requisito necesario para que la estructura encuentre objetivos claros. La de José Miguel Echávarri (antes) y Eusebio Unzue, nunca ha destacado por buscar sus éxitos en otra cosa que no fueran las rondas de tres semanas. Desde luego siempre han tenido otros objetivos, pero adaptando éstos siempre a uno en concreto; conseguir rendir en posiciones de honor en la clasificación general de las grandes vueltas. Ello lo ha perseguido con corredores del parangón de Ángel Arroyo, Perico Delgado, Miguel Indurain, Abraham Olano, Alex Zülle o Alejandro Valverde –por mucho que el perfil del murciano atendiera a otras pruebas-. En toda la existencia de la estructura navarra, sólo durante un período de cuatro años (2001-2004) tuvieron escasez de liderazgo para grandes vueltas (entre la baja de Zülle y la llegada en 2005 de Valverde). Entre la constancia de Mancebo, la figura incipiente de Menchov y las sorpresas de Unai Osa o Juanmi Mercado fueron aseguraron unos mínimos exigibles para una escuadra con tamaño historial.
Es 2001 el año que más se parece a lo que tiene que encarar esta temporada el equipo navarro. En primer lugar porque es el año posterior a la pérdida de un gran líder, como lo fue Zülle para Banesto durante dos años en los que consiguió hacer pódium (2º en el Tour en 1999, el año de la caída en el Passage du Gois además del desfallecimiento camino de Ciudad Rodrigo en la Vuelta), además de un par de victorias parciales en la Vuelta, y como lo es este 2011 tras la baja definitiva de Valverde. Y también porque antes conjugaban la veteranía de corredores como José María Jiménez, Jon Odriozola, Txente o Leonardo Piepoli con la juventud de promesas tan claras como Rubén Plaza, Juanmi Mercado o Denis Menchov. Y haciendo puente Mancebo, los hermanos Osa, Lastras o Santi Blanco daban esa consistencia tan vital a los bloques de entidad contrastada. Un equipo, el de entonces, con una estructura y un contexto idéntico, o al menos muy parecido, al de este 2011 con Arroyo, José Iván Gutiérrez, Plaza, Kiryienka o Tondo en el primer grupo, Intxausti, Amador, Madrazo o Herrada en el segundo y Rojas, Ventoso, Soler o David López en el tercero. Quizás la diferencia vital de ambas plantillas es que el talento reside en conceptos algo diferentes. La actual es más todoterreno con Soler, Tondo y Arroyo para la alta montaña, Konovalovas, José Iván y Plaza para las luchas contra el crono, y con Rojas y Ventoso para llegadas masivas -o grupos reducidos- y en determinadas clásicas. Hace diez años, las etapas de alta montaña con Blanco, Mercado, los dos Jiménez (José María y Eladio), Piepoli o Mancebo eran un terreno propicio para que el equipo se pudiera lucir… o alcanzar los objetivos propuestos. Todo sin deslucir las aptitudes de otros corredores como Menchov, Lastras o Juan Carlos Domínguez.
Dominar en el calendario nacional es uno de los retos que debe plantearse el equipo en la presente temporada, como así lo hiciera la “versión” 1.0 de esta escuadra. Ahí debe ser donde deban buscar la mayor parte de sus triunfos, y desde donde el Movistar Team pueda impulsarse para tratar de buscar objetivos mayores. Diez años atrás lo lograron levantando los brazos en Aragón, La Rioja, Subida a Urkiola, Asturias, Bicicleta Vasca, Vuelta a Castilla y León, Vuelta a Burgos y Memorial Galera, además de otras cinco victorias de etapa en la Vuelta a España (con 3 del Chava en su último año “real” de competición). En la ronda española un jovencísimo Juanmi Mercado conseguiría el 5º puesto global, justificando así un papel más que notable en el calendario nacional. Fuera de nuestras fronteras, ese One Hit Wonder que fue Unai Osa en el Giro de Italia acabando tercero (más una victoria de etapa de Lastras), tras Simoni y Olano, justificaba el papel del equipo fuera de España (contando también con varias victorias en Portugal).
En la actualidad, con una plantilla provista de corredores para casi todos los terrenos, los resultados deberían ser, en conjunto, mejores que los de hace 10 años y, por supuesto, mejores que los de 2010 -en número al menos-. Se ha visto que es posible rendir de manera muy notable en la Vuelta (victorias de López y Erviti) y en el Tour (rozando la victoria en varias etapas con Luisle o Kiryienka) sin un líder para la general. Así, los Tondo, Arroyo, Plaza o Soler podrían combinar la búsqueda de etapas en GT´s con puestos de honor en alguna de éstas rondas de tres semanas, sumándole a esto lo que puedan hacer los hombres rápidos del equipo. A su vez, la posibilidad de triunfar en etapas de vueltas menores es posible viendo las performance de muchos de los corredores de la plantilla en 2010. Y también habrá que contar con la progresión del grupo de jóvenes de la escuadra, quizás ya listos para aportar, que podrían dar un pequeño salto de calidad al global del plantel.
Está por ver la temporada que termina realizando el Movistar Team. El comienzo, en cualquier caso, está cercano al sobresaliente con cuatro victorias con tres corredores diferentes (Ventoso, Rojas y Tondo) y en carreras tanto nacionales como en el extranjero. Lo que sí se puede asegurar es que no depender de un líder, por muy bueno que éste sea, ayuda a potenciar un equipo. Tratándose de uno con tantos buenos corredores como es el equipo de Unzue, más aún.