Tal día como hoy, celebración de San Valentín eterno día de los enamorados, se apagó la luz de Marco Pantani. El Pirata, como era conocido en el mundo de la bicicleta, perdió la batalla contra la depresión y cayó en una habitación del hotel “Le Rose” de Rimini, muy cerca de su Cesenatico natal. Antidepresivos y drogas hicieron desaparecer a uno de los mejores escaladores de la historia del ciclismo, así como uno de los ciclistas que más dosis de espectáculo deleitó a los aficionados, especialmente a los tifossi a quienes, ocho años después de su muerte, sigue estando presente en sus recuerdos. Recuerdos, porque detrás de la oscuridad de su fallecimiento y el affaire con el doping, Marco deja un legado en la memoria de cualquier aficionado al ciclismo.
Pantani capitaneó aquella generación de escaladores italianos que formó parte junto a Gilberto Simoni –máximo rival-, Ivan Gotti, Francesco Casagrande, Andrea Noé o Guiseppe Guerini. Sin embargo, algo diferenció a Marco del resto. Fue el primero en demostrar en profesionales las cualidades que apuntó en su época amateur. Así, en el primer año en el pelotón profesional logró dos victorias de etapa en el Giro de Italia finalizando segundo en la general, sólo superado por el ruso Berzin, mientras que en el Tour de Francia retrocedió un paso, situándose tercero.
Lejos queda su primera victoria en Alpe D´Huez o su largo sprint con Miguel Indurain por la segunda posición del Mundial de Duitama donde Olano se proclamó Campeón del Mundo en 1995, o su total dominio de la montaña en el Tour de 1997, o del doblete de 1998 con el Giro con etapas memorables como la Marmolada, Alpe di Pampeago o Montecampione, o el Tour de 1998 con una etapa que pasó a los álbumes históricos del ciclismo con la etapa del Galibier con final en Les Deux Alpes,…son muchas las jornadas históricas que nos regaló Marco, un Marco que se sobrepuso a la fatal caída en la Milán-Turín de 1995 que le hizo pasar la temporada siguiente en blanco.
Olvidándonos del fatal 5 de Junio de 1999 en Madonna di Campiglio -día que marcó el devenir de Marco- para recordar jornadas como Oropa, el final en Briançon en el Giro del 2000 con el Agnello e Izoard de por medio, Courchevel y la decisión de morir matando en el final de Morzine con el ataque en Saisies a 120 km de meta en el Tour del 2000, así como otras tantas jornadas en la que Pantani consiguió enganchar al aficionado a los televisores para regalar gloriosas tardes de ciclismo.
Todas las palabras se quedan pequeñas para dar tributo a Marco. Sirvan los recuerdos que vagan en nuestros corazones, para que hoy, día 14 de Febrero, nos venga a la memoria la figura del Pirata.
http://www.youtube.com/watch?v=TRwNJNNvG_M&feature=fvsr