No conozco Wenatchee, pero juraría que las calles de esta pequeña localidad del condado de Celan (WA, USA) no se transitan sobre compacto y duro adoquín. Diría que es un lugar que equidista y choca frontalmente con la tensión, la dureza y el barro que los ciclistas sufren todas las primaveras en el Infierno del Norte. Quién sabe si por ello, Tyler Farrar (1984) ha establecido como su lugar de residencia la ciudad belga de Gante; tan lejos y tan diferente a Wenatchee, allí donde creció y comenzó a cimentar una pasión que hoy, siempre que puede, declara en voz alta. Corredor ambicioso y con las intenciones claras, Farrar es un apasionado del ciclismo que tiene en las grandes clásicas un claro objetivo que ha ido construyendo año a año. Y aunque es conocedor de la veteranía necesaria para acudir a las grandes citas, no rehúye los grandes retos que se ha ido planteando. Tras un buen 2010 con victorias en De Panne y Scheldeprijs, se siente preparado y en condiciones de tomárselo con más seriedad. Le pone tanta pasión que hasta está comenzando a dominar el -idioma- flamenco.

Tyler Farrar classics

Conociendo la necesidad de correr en un gran equipo americano para evolucionar, o en uno europeo para aprender en estas carreras de la Vieja Europa, tomó la decisión de cruzar el Atlántico y correr para los franceses de Cofidis en el año 2006, y ello con apenas 22 años. En las dos temporadas que estuvo allí mostró el interés que guarda por estas carreras, y aunque sus resultados más destacados fueran varios Top10´s en carreras no del máximo nivel (Tour de Bélgica, ENECO Tour o la K-B-K), sí que comenzó a argumentar sobre la carretera sus intenciones de ir creciendo como corredor en estas complicadas lides (y nunca mejor dicho). Argumentos que ha ido confirmando a medida que ha ido madurando. En 2008 se fue con Jonathan Vaughters, que quería construir sobre corredores americanos el equipo Pro Conti llamado Garmin – Chipotle Presented by H30 y llevarlo hasta la máxima categoría, el Pro Tour (circunstancia que, como es conocido, consiguió). Así, junto a Tom Danielson, David Zabriskie o Christian Vandevelde entró a formar parte de un equipo americano (y en extensión también casi en su totalidad anglosajón) que en su potencia y capacidad contra el crono basó sus posibilidades de alcanzar victorias en las primeras temporadas. Tras un primer año de aprendizaje en Garmin, donde siguió probando grandes carreras como la París-Roubaix, en 2009 dio un gran salto que evidenció en terrenos en varios casos lejanos a las llegadas masivas, que en principio siempre se identificaba como “su” territorio.

El trabajo realizado durante estos años para mejorar sus cualidades en las volatas, ayudado también por su experiencia en la pista (en sus tiempos en Jelly Belly) y esa capacidad para “meter hombro”, fructificó durante un 2009 excepcional para Farrar; en aquel año consiguió 11 victorias… y ser el único en todo el Tour de Francia en estar casi a la altura de un impresionante Mark Cavendish. En las volatas de la Grande Bouclé consiguió 2 segundos y 2 terceros. Buen bagaje para el de Wenatchee. Lejos de sentirse por debajo de nadie consiguió que esto supusiera un filón para una moral que siguió creciendo en agosto (3 victorias en el ENECO Tour), septiembre (victoria en la Vuelta en la etapa con final en Caravaca de la Cruz) y octubre (2 etapas y la general del Circuito Franco-Belga).

El año pasado, quizás por ahora el más trascendental de toda su carrera, consiguió tras años de constancia confirmarse a sí mismo que el debate sobre si las grandes clásicas son un reto para él sí que tenía y tiene lugar. Las victorias en el Scheldeprijs y en una etapa de De Panne, así como el 5º puesto en De Ronde, el 3º en la Omloop Het Nieuwsblad o el 9º en una Gante-Wevelgem más dura tras su cambio de recorrido, resultaron para él un aditivo más en esa concienzuda intención de sentirse algo más que un sprinter; en un clasicómano en toda regla. Y todo ello sin olvidar su condición natural, la de un sprinter con una potencia y velocidad innatas (2 victorias en el Giro y otras 2 en la Vuelta, además de la Vattenfall Cyclassics, terminaron por adornar su 2010). Con la fusión de Garmin y Cervélo han llegado al equipo de Vaughters en este 2011 dos talentazos para las Spring Classics como son Heinrich Haussler y el reciente Campeón del Mundo, Thor Hushovd. Dos corredores ya con resultados contrastados en las clásicas de primavera que replantean por completo la jerarquía dentro del equipo resultante de la fusión de ambas estructuras. El austro-germano ha sido 2º en MSR y De Ronde, y el portador del arcobaleno ha sido pódium de la París-Roubaix y ganador de la Omloop Het Nieuwsblad, además de otros grandes resultados que adornan el palmarés de ambos corredores. Esto supone para las intenciones de Farrar una barrera que, lejos de ser un atenuante, casi con toda seguridad motivará al americano para probar en unas citas donde quiere empezar a sentirse capaz de ganar (y es que sus resultados en las grandes clásicas de 2010 estuvieron lejanos de la victoria).

Team Garmin - Cervélo

Team Garmin - Cervélo ©

Siendo un equipo tan potente (también contarán con Maaskant, Klier, Hammond o Van Summeren para las piedras) todos tendrán su momento; son muchas las carreras donde rendir en la primavera ciclista. Varias declaraciones de los protagonistas dan a Hushovd como claro líder para Roubaix, sobre todo las del mismo Campeón del Mundo, que sueña con ganar en el Velódromo. Otras, con toda lógica también, promueven las intenciones y la categoría de Haussler como claro outsider a la victoria en De Ronde. Por su parte, Farrar lo único que ha comentado es que su objetivo es estar a tope desde la Classicissima hasta el Infierno del Norte. Esto le dará opciones en carreras como De Panne, la Gante-Wevelgem o también para revalidar su triunfo en el Scheldeprijs. De lo que pueda hacer en las grandes citas del calendario de clásicas dependerá la condición de los teóricos líderes y de la propia situación de cada carrera.

Con todo ello, y aunque en Wenatchee no haya pavé, Farrar continuará en este 2011 con ese caminar evolutivo que no muchos ciclistas se atreven a emprender. La pasión por este deporte y por estas carreras le empujan a cumplir con exigentes retos y, por la tangente, quizás ir calcando la carrera profesional del actual Campeón del Mundo, un modelo ajustadísimo para el americano. Si ha podido dominar el -idioma- flamenco, podrá también con las grandes clásicas del calendario internacional.