“¡Hola y bienvenidos, damas y caballeros! Soy Jeremy Powers. Gracias por venir para el primer episodio de ‘Behind the Barriers’ conmigo y mi colega Sam Smith. Esta temporada 2010/11, mis compañeros Tim Johnson, Jeremy Driscoll y yo mismo viajaremos alrededor del mundo compitiendo sobre nuestras bicis de ciclocross. Vamos a ofrecer lo que sucede detrás de cada carrera, de modo que todos sepáis que ocurre después de las carreras, antes de las carreras, cuando salimos a tomar café, dándonos unas leches, haciéndonos unos candados, luchando en calzoncillos, todo lo que sea lo tendréis ahí tíos. Por lo tanto deseo que disfrutéis del primer capítulo aquí en Wenhan, Massachusetts, dentro del centro de operaciones de Cyclocrossworld.com”. Con estas palabras de Jeremy Powers (Niantic, 1983) se iniciaba la andadura de Behind the Barriers hace ya más de dos años.
Ciclista de profesión y DJ de vocación, el norteamericano se lanzaba detrás de las cámaras para mostrar a sus fans el maravilloso mundo del ciclocross desde dentro. Bueno, del ciclocross y de todas las circunstancias que rodean la hora en la que se bate el cobre sobre su máquina, ofreciendo en cada programa espontáneas charlas y momentos de intimidad entre él mismo y las caras más conocidas del barro norteamericano. Un humilde proyecto que, gracias al gran recibimiento que tuvo por parte del aficionado (ávido de conocer no únicamente las caras, sino también el carácter y las reflexiones de aquellos que sigue con devoción cada fin de semana), le puso en le punto de mira (en el mejor sentido del término) al otro lado del Atlántico, donde las peripecias del simpático J-Pow comenzaron a ser seguidas pese a tratarse de un perfecto desconocido en las praderas de la vieja Europa.
Sin embargo, su nombre ya retumbaba con fuerza en el seno de sus fronteras, tras varias campañas de continua progresión que le habían colocado como uno de los máximos referentes del cross yankee. Después de unos comienzos en los que la ruta compartía con el ciclocross la cima de sus ambiciones, los buenos resultados durante el invierno de 2006, coronados con un triunfo en Camp Hill, le llevaron a dar el paso que le lanzaría su carrera como crosser. Powers pasaba a formar parte del conjunto Cyclocrossworld.com para centrar sus temporadas en los prados americanos. Una decisión que a la postre le traería un rédito inmejorable al corredor de Connecticut. Su única victoria en su último año con los colores del Jelly Belly fuera del asfalto se transformó en cinco en la siguiente, seis en el posterior y nueve en un magnífico 2009 que le situaba al final de la campaña en la cima del ránking estadounidense. Repetiría el invierno ulterior, alcanzando la decena de conquistas y cerrando el hasta entonces mejor año de su carrera deportiva.
Powers había superado varias vallas en su camino, pero en su debe aún permanecían inmóviles los dos objetivos más codiciosos: un mejor rendimiento en la Copa del Mundo y en un campeonato nacional en el que no había conseguido refrendar su dominio. Una nueva barrera que no tardaría en superar en el circuito seco y verde del Plzen, tan similar a aquellos en los que acostumbra a brillar en América, en la que la mezcolanza de fuerza y habilidad le llevaron a una décima plaza que había sido esquiva para la delegación americana durante las diez citas anteriores.
Un resultado histórico en la trayectoria de J-Pows, al menos hasta hace cinco días. Mismo país, distinta ciudad. La bohemia Tabor se vestía de gala para albergar la primera ronda de la nueva edición de la Copa del Mundo, la cual será finalmente recordada por el triunfo de Pauwels, la remontada de Nys… y la tremenda actuación de Powers, que destapaba al fin el tarro de las esencias ante los grandes nombres del panorama mundial. Dando la cara en todo momento y sin temor a desfallecer pese a llevar en casi todo momento el peso de la persecución a los líderes, fue capaz de batir a sus compañeros de caza en los últimos giros para alzarse con un magnífico séptimo puesto, más novedoso que sorprendente. Y es que las siete victorias que ha cosechado en apenas un mes, incluido el Cross After Dark en Las Vegas ante ciclistas de la talla de Van der Haar o Peeters.
Un refuerzo positivo para el estadounidense, que tiene en un par de días la ocasión de reafirmarse ante los que dudan de él en un marco inmejorable para llevar a cabo esta revalida, el mismo circuito en el que mostró de una vez por todas sus cualidades como ciclista por encima de las de actor. Una parada más en la preparación de cara a la gran meta del invierno, a primeros de febrero en Louisville, donde Powers se encuentra ante la gran oportunidad de su carrera ser protagonista en un Mundial. Con el apoyo del público, en el mejor momento de su vida deportiva y en el que, según sus propias palabras, es su circuito predilecto. ¿Conseguirá rebasar esta última barrera?