Es australiano, pero no corre en el Orica-GreenEdge ni en ningún equipo anglosajón. Es anglosajón, pero durante la temporada no vive en Girona, ni en la Toscana, tampoco en Mónaco o en ningún otro resort de ciclistas cerca de la costa mediterránea; él reside en, como cuenta en su perfil de Twitter, en la “bonita campiña checa”, dónde se instaló hace años cuando daba sus primeros pasos como ciclista en Europa. Adam Hansen es, por tanto, un ciclista algo atípico que, tras llegar el domingo a Madrid, se convirtió en el único ciclista que este año ha completado las tres grandes vueltas.
Lo ha hecho de manera algo anónima, pues no ha podido brillar ni de manera individual ni colectiva en una Vuelta dónde fue uno de los más perjudicados por la famosa caída en la etapa de Valdezcaray, que le tuvo en un hospital de Logroño hasta altas horas de la madrugada, algo que unido a la fatiga por una larga temporada ha convertido en esta Vuelta en “la más dura de su carrera”. Y eso que Hansen no consideraba, al inicio de la misma, que su reto fuese algo “demasiado exigente”, sino más bien un hito “realizable” contando con “buenos entrenamientos de recuperación entre carreras” y, sobretodo, “la confianza del equipo para disputar las tres grandes”, algo de lo que estaba muy agradecido.
Lo decía un ciclista hecho a sí mismo, con pocos miedos. Uno que, como otros de sus compatriotas compañeros de generación, llegó a la élite del ciclismo tras una larga aventura europea por equipos y carreras de tercera fila en el centro de Europa, en Austria, Suiza o Chequia. Hasta que en 2006 el T-Mobile, todavía macroestructura alemana aunque ya gestionada por el norteamericano Stapleton, le dio la oportunidad de debutar en el primer nivel internacional. Allí continuó tres temporadas en las que se convirtió en uno de los primeros vagones del tren de lanzadores de Mark Cavendish o, más frecuentemente, de Andre Greipel, quién se lo llevó con él cuando tomó las de Villadiego en 2011 para ser prima donna en Lotto.
Pero Hansen no es sprinter. Y es algo más que un rodador, como demuestran su victoria en la general de una carrera bastante quebrada como la Ster Elektrotoer o su gran etapa en el Tour en el camino rompepiernas hacia Brive-la-Gaillarde, dónde fue el más fuerte de una escapada neutralizada en la misma recta de meta por un Mark Cavendish pletórico. No es casualidad que fuese en el antepenúltimo día de carrera, para un corredor que ha demostrado ser un gran fondista, cualidad indispensable para completar el trío de grandes en un sólo año.
La lista de corredores que le precede no miente: Carlos Sastre, Julian Dean, Marzio Bruseghin, Erik Zabel, Mario Aerts o Giovanni Lombardi. Características diferentes pero todos con algo en común: grandes e ilustres veteranos. Un grupo del que Hansen, pasada la treintena y ya con 10 grandes vueltas a sus espaldas, ya puede considerarse miembro.
2 Responses
[…] Adam Hansen completa las tres Grandes Vueltas | Cobbles & Hills. […]
[…] gran historia sobre ti es sin duda las dos veces consecutivas corriendo las tres grandes. A tu equipo le parece que eres un ciclista competitivo para hacerlas las tres el mismo año, eso […]