Erik Breukink ha sido el último gran vueltómano neerlandés. Tercero en el Giro de 1987 y segundo un año después, consiguió terminar tercero también el Tour de 1990. Ese resultado, el mejor de su carrera en las Grandes Vueltas, no estuvo exento de mala suerte, pues en la etapa del Tourmalet tuvo que cambiar de bicicleta hasta 3 veces. En el 91 abandonó junto con todo el PDM por una supuesta intoxicación. En el 92, séptimo, y después en el tercer Tour de Indurain, cuando había firmado con la ONCE, un atropello le dejó sin poder participar en la ronda gala. Robert Gesink es el Erik Breukink de nuestro tiempo. Menos croner, más escalador, pero los dos neerlandeses y los dos símbolos de Rabobank.

Antes que Erik Breukink, los Países Bajos habían tenido a tres vueltómanos más capaces; Jan Janssen (1940), Joop Zoetemelk (1946) y Henie Kuiper (1949). Janssen, corredor potente, croner, profesional hasta el 72, cuando acabara su carrera en el Flandria-Beaulieu, había sido el primer neerlandés en vencer en una ronda por etapas de tres semanas. Fue en la Vuelta a España del 67, cuando acababa en Bilbao, en tiempos de Anquetil, Poulidor o Gimondi, y lo hizo con escaso margen, pero, al fin y al cabo, pudiendo ofrecer a los Países Bajos esa primera Gran Vuelta. Janssen, además, tiene el honor de ser también el primero de los oranje en vencer en el Tour de Francia. Lo consiguió un año después, y en el último año en el que éste se disputaba por selecciones nacionales.

El mejor de todos, el de palmarés más lustroso es, sin duda, Zoetemelk; un Tour (1980), una Vuelta (1979), amén de otros grandes triunfos en rondas por etapas como la Paris-Niza o el Critérium Internacional. Acabó también segundo hasta en seis ocasiones la Grande Boucle, cinco de ellas tras Eddy Merckx (1970 y 1971) y Bernard Hinault (1978, 1979 y 1982). Henie Kuiper, sin embargo, solo consiguió ser segundo en el 77 y el 80. Tras esos años, en plena madurez ciclista, intentándolo sin éxito, se centraría en adecentar un palmarés que terminaría siendo muy completo; tiene cuatro de los cinco Monumentos en su haber.

El Tour de Robert Gesink ha tenido el mismo guión que los tres anteriores. Todos lastrados por las caídas, que no sucedían en una ocasión, sino en varias. Pero la Vuelta es otra historia. Menos tensión, menos lucha por las posiciones, menos caídas, menos kilómetros de lucha contra el crono, y más subidas que coinciden con las condiciones de un Gesink que ya ha sido 6º en la Vuelta con 23 años… y 7º con un año menos. En esas ediciones, las de 2008 y 2009, no tenía la regularidad que parece haber asimilado. Eso, sumado a su mejoría en las cronos, además de la necesidad con la que correrá desde la salida en Pamplona, nos invita a apuntarle con un asterisco. En sus piernas está empezar a ponerse a la altura, al menos, de Johan van der Velde (maillot de mejor joven en 1980 y 3º en la GC en el 82) o Peter Winnen (mejor joven también en el 81 y 3º en la GC dos años después).

A comienzos de año, el líder de Rabobank, asumió un ritmo de competición ascendente, siempre pensando en el Tour de Francia y obviando cualquier otra carrera. Había sufrido una gravísima caída en septiembre de 2011 que le dejó con una pierna fracturada, lo cual le impidió rendir en la última parte del año. Casi como en 2010, en el que tras vencer en el Giro dell’Emilia perdió a su padre tras las lesiones que le dejó una caída en bicicleta.

Andalucía, Murcia, Cataluña, País Vasco y clásicas de primavera. Sin resultados pero con ritmo. Después, Tour de California -con victoria parcial y la general-, Tour de Suiza (con una clarísima mejoría en las pruebas cronometradas) y luego, otra vez, desgracia en forma de caídas en Francia. Eso sí, sin saber si ya estaba a la altura de los aspirantes tanto en crono como en montaña. La buena noticia para el neerlandés de Varsseveld es que Erik Breukink solo hay uno, y es posible que Gesink encuentre la suerte en el norte de España. En los Juegos Olímpicos se le vio activo, y en Burgos diríamos que hasta bien, terminando en una 6ª plaza final cerrando una buena ascensión a las Lagunas de Neila. Robert, no te conviertas en el Breukink de nuestro tiempo.

Robert Gesink