La jornada que se presentaba como tranquila termino siendo de desgaste. Se volvió a demostrar que no hay recorridos buenos ni malos, o que mejor dicho sí los hay, pero no importan tanto como la actitud de los corredores. Hoy una cota de tercera categoría, viento, y sobre todo ganas de los protagonistas, nos brindaron un espectáculo maravilloso. Todo ello culminado con la victoria de @AndreGreipel por escasos centímetros sobre eslovaco Peter Sagan. Unos centenares de metros antes, @LLEONSANCHEZ recriminaba a @BradWiggins que hubiera tirado para darle caza. Venía a decir que el @TeamSky no devolvía los favores de otros días. No se daba cuenta de que a él simplemente hoy no le tocaba ser protagonista. Su día es el 11 de julio. El 14 estaba reservado para un danés.
La fuga, la imagen y el tweet
Hay veces que a base de ser repetitivo, terminas siendo cargante. Creo que hoy no va a ser uno de esos días. Hay historias que merecen ser contadas. Una, dos, cinco, diez, cincuenta veces si hace falta. Y nunca te cansas. Discúlpenme si me equivoco, pero creo que la historia de hoy merece ser contada, repetida y requeterepetida.
La más numerosa desde que empezó el Tour, sin contar las etapas alpinas. Hasta ocho hombres osaron plantar cara al pelotón en una de las etapas que se presumía más propicia para el sprint. De ellos, 5 franceses. La fecha invitaba a ello. 14 de julio. 223 años se cumplieron hoy de la toma de la Bastilla. Sólo Roy Curvers (Argos-Shimano) y Pablo Urtasun (Euskaltel-Euskadi) andaban fuera de sitio. Los otros seis se movían por algo más que dar publicidad a sus patrocinadores. Pedaleaban con sentimientos. Con la cabeza y sobre todo con el corazón, más que con las piernas. Jerome Pineau (OmegaPharma-QuickStep), Jimmy Engoulvent (Saur-Sojasun), Samuel Dumoulin (Cofidis), Maxime Bouet (Ag2r-La Mondiale) y Mathieu Ladagnous (FDJ-Big Mat) representaban el orgullo nacional francés. No habéis contado mal. Van siete. Falta uno. Michael Morkov (SaxoBank-TinkoffBank) tenía en la mente un recuerdo mucho más reciente. Tal día como hoy, cinco años atrás, el ex-pistard atravesaba uno de los peores momentos que cualquier persona puede pasar. El 14 de julio de 2007, mientras Linus Gerdemann vencía en Le Grand Bornard, el ciclista danés perdía a su padre. Normal que hoy quisiera pedalear en solitario. Nadie lo entendía. Era algo suyo. O mejor dicho, algo suyo y de su padre. Donde quiera que esté, puede sentirse orgulloso.
“Papá me dio piernas de diamante hoy. Me hubiera encantado pagárselo con una victoria. Gracias a todos por vuestro increíble apoyo”.
Gracias a ti, Michael Morkov, por hacer que se me escapara la lágrima escribiendo esto.