Motivado por la falta de entrenamiento, planificación y perfeccionamiento, motivado por la falta de especialistas en el equipo o simplemente motivado por ser una disciplina donde el equipo no rinde. Sea por lo que sea Euskaltel-Euskadi no rinde en la contrarreloj por equipos. La cita en las grandes la mayor de sus perdiciones. Han sido a lo largo de los últimos quince años un verdadero lastre para las aspiraciones de sus mejores hombres. Su nombre no aparecía en las quinielas por luchar por los primeros puestos. Más bien se encaminaban al tiempo que cederían e incluso a lugar de los últimos clasificados que ocuparían.
Frente al amor que han procesado directores como Manolo Sáiz, Jonathan Vaughters, Bjarne Riis o Johann Bruyneel, la escuadra vasca se ha caracterizado –y lo sigue haciendo- por los resultados negativos que extrae de cada una de las citas. La falta de especialistas a lo largo de los años lastran aún más al equipo. Pocos son los croners de calidad que han pasado por las filas del equipo telefónico. Más que especialistas, ciclistas que se defendían y obtenían buenos resultados individuales. Nombres como Haimar Zubeldia, Alberto Martínez, Igor González de Galdeano, David Herrero, Markel Irizar o Jonathan Castroviejo son los mejores ejemplos de ello.
Históricamente la Vuelta a España ha sido la gran vuelta que mejores prestaciones ha vivido del Euskaltel-Euskadi. Recorridos más cortos y participación de menor calidad han sido el motivo de ello. La apertura de 2008 en Granada el mejor resultado de siempre. Segundos a sólo ocho segundos de Katusha. Igor Antón, Koldo Fernández de Larrea, Mikel Astarloza, Iñigo Landaluce, Amets Txurruka, Egoi Martínez y Rubén Pérez dieron la sorpresa en la capital granadina. La disminución del kilometraje en las últimas tres ocasiones ha favorecido considerablemente. De los treinta kilómetros de Valencia o Gijón, en 2002 y 2003 respectivamente, se pasó a los veintiocho en León, 2004, y a partir de ahí a la tendencia actual. Recorridos cortos que apenas creen diferencias. Siete mil trescientos metros en Málaga 2006 o los trece kilómetros de Sevilla y Benidorm en 2010 y 2011. Las diferencias hablan por sí solas: veintidós segundos en 2011, veintisiete en 2010, dieciocho en 2006 frente a los dos minutos y veintisiete segundos de 2004, los cincuenta segundos de 2003 o el minuto y tres segundos de 2002.
Diferencias salvables en el mayor de los casos. No ocurría así en el Tour de Francia. Los batacazos fueron constantes una vez tras otras. Iban Mayo o Haimar Zubeldia y ahora Samuel Sánchez salían notablemente perjudicados con respecto a sus principales rivales. Posibilidades de podio para los dos primeros se esfumaban en las largas citas contra el crono. La predilección de los organizadores por las largas contrarreloj por equipos de la primera mitad de la década del 2000 fue un martirio para las aspiraciones vascas. Todo ello acrecentado, además, por los grandes especialistas que se daban cita como el caso del ONCE-Eroski, Credit Agricole o el potente US Postal.
¿El resultado? Minutadas. Su actuación más destacada fue en Arras en 2004 donde cedieron dos minutos y treinta y cinco segundos respecto a los americanos. El resto por encima de los tres y cuatro minutos. La drástica reducción del kilometraje en Montpellier y Les Essarts dio un respiro con solamente dos minutos y nueve segundos en la primera y minuto y veintidós segundos en la última, pero ocupando la última posición.
El Giro también ha seguido el camino del Tour. La nula y escasa repercusión que ha tenido históricamente la Corsa Rosa para sus intereses han hecho que los resultados sean directamente malos. Los datos hablan por sí solos. En las últimas cinco citas de la disciplina su mejor resultado ha sido el vigésimo en Palermo sobre veintiocho kilómetros y medio. Un mejor resultado que no se escapa de los últimos clasificados. Cremona, La Maddalena, Turín y el propio Palermo han sido las plazas de la discordia. Verona no se escapa de la tendencia. El pinchazo de Miguel Minguez al poco de empezar y la caída de Amets Txurruka llevaron al equipo dirijo por Álvaro González de Galdenao al último lugar. Mikel Nieve, su hombre fuerte, cedió dos minutos y veintidós segundos respecto al ganador y más de minuto y medio respecto a los principales favoritos.
La cronología de un desencuentro deja clara la enemistad del Euskaltel-Euskadi con las contrarreloj por equipos. Sus actuaciones impropias para un equipo que ha luchado por el podio. Alcanzarlo depende de entre otras tantas cosas de la mejora en la disciplina.