Muchas son las líneas que ha llenado Roman Kreuziger desde que apareciera en 2008 como joven promesa del ciclismo internacional. Primero, por serlo y convertirse en una de las grandes esperanzas del ciclismo. Después, por ver su progresión estancada en 2010 y terminar con un 2011 mediocre, con solo una victoria en su palmarés. Pero el checo, uno de esos corredores que por explotar pronto siempre piensas que decepciona, ganador de la maglia bianca en la edición de 2011 (5º puesto en la general final), parece ‘respirar’ y sentir distinto en la presente temporada.
No parecía haberle sentado bien el cambio de Liquigas a Astana, pero tras un año de adaptación, donde lo cierto es que tuvo la responsabilidad directa de defender al equipo en grandes marcos (algunas clásicas o el mismo Giro, por ejemplo), sí que parece dispuesto a conseguir para los kazajos otro buen resultado en la primera GT del año. ‘Beppe’ Martinelli, que ha mostrado su confianza en Kreuziger repetidas veces, debe estar más tranquilo pensando que, aun no contando el checo con ninguna victoria, la imagen que está dando es mucho más adecuada y similar a la calidad que se le presupone.
Sus resultados en 6º en la Strade Bianche y en la general del Trentino, y un pódium final (más dos segundos puestos en Prati di Tivo y Chieti) en la Tirreno-Adriatico son sus mejores resultados del año. El recorrido del Giro, además, coincide con sus características; se defenderá en las cronos todo lo que pueda y, sumando su regularidad (siempre entre los primeros en los finales en alto de la carrera en 2011) a la ayuda de buenos corredores como Paolo Tiralongo, Kevin Seeldraeyers o Frederik Kessiakof, afrontará una parte final de carrera para escaladores constantes y regulares.
En Cobbles & Hills confiamos en Roman Kreuziger. Creemos que merece estar entre los cinco favoritos, toda vez que el año pasado posicionó entre estos lugares, y su aproximación y espíritu es mucho mejor que en 2011. El recorrido no difiere mucho, pero para él es importante saber que, tras su grandísima explosión en 2008 y 2009, y dos años siguientes por debajo de lo que se le esperaba, ahora parece listo para estar allí donde se le está esperando: en el pódium de un Gran Vuelta. Lento, quizás, pero seguro en busca del objetivo; ser un vueltómano consistente.
Esperamos, aunque en esto ya vamos más de ‘esperanzados groupies’, que se deje ver y que luche por triunfos parciales. Que no especule ni escatime en nada a la hora de demostrar que su golpe de pedal, ese que se le ha visto en muchas ocasiones en sus primeros años, es uno de los más potentes del pelotón cuando la carrera asume pendientes positivas. ¡Qué lo veamos!