Aunque el que les escriba sea un fan confeso del ciclista de Luxemburgo, no nos vamos a engañar, Andy no es precisamente un corredor que se caracterice por su ambición. Son muchos los palos que se ha llevado durante los últimos años por desperdiciar su talento centrándose únicamente en ganar el Tour de Francia. Esta crítica, aunque justa, no es del todo cierta, pues hay al menos otro momento de la temporada en el que vemos al mejor Andy Schleck, al más batallador, al gran campeón que podría ser si tuviera algo más de ambición, y ese día es el de la Liège – Bastogne – Liège.
Es la prueba fetiche del luxemburgués. En ella vemos al Andy que nos gustaría ver durante todo el año, ese corredor batallador, peleón y ambicioso que muy pocas veces podemos ver. El mejor ejemplo fue lo que vimos la temporada pasada donde fue quien rompió la carrera y solo la superioridad de Gilbert –o su nulidad- al sprint, le privó de conseguir una victoria. Hubiese sido la segunda victoria tras la que consiguió en la temporada 2009, donde llegó en solitario a Lieja tras una absoluta exhibición lanzando un ataque a falta de 20 kilometros para llegar a la línea de meta.
Bien es cierto que la temporada 2012 de Andy no está siendo para nada brillante. Tras sufrir una gastroenteritis que le dejó fuera de Paris – Nice y de la Volta a Catalunya, el corredor de Luxemburgo ha preferido descansar para afrontar en la mejor forma posible las clásicas de primavera. Le volvimos a ver en la Flecha Brabançona, donde una caída le dejó eliminado de la carrera, aunque, en esta ocasión, sorprendentemente vimos de nuevo a un ambicioso Andy tirando del grupo de rezagados para intentar contactar con el pelotón.
Y en las Ardenas todo ha seguido el orden esperado. Relajación en una, donde entró a más de cinco minutos del ganador final y hacer pruebas para ver cómo está de forma en la otra. Fue en la Flecha Valona donde, a falta de 40 kilómetros para meta, lanzó un ataque bastante duro que no sirvió de mucho pero que hace que sus seguidores sean optimistas para el domingo. Viene bien recordar que, por ejemplo, el año pasado, el desarrollo fue el mismo, ataque en la Amstel Gold Race para romper la carrera, relajación en Flecha Valona y gran actuación en Lieja.
Así pues, aunque sean muchos los que le dan por muerto y creen que esta será otra temporada en blanco, yo le digo a los seguidores de Andy Schleck que lean esto –si es que los hay- que hay motivos para la esperanza. Andy ha demostrado que la Liège – Bastogne – Liège es su prueba fetiche y muy pocas veces decepciona, por todo esto, hay motivos para creer en una nueva gran victoria del luxemburgués.