La classica delle foglie morte” nombre por el cual se le conoce al último Monumento de la temporada tuvo su origen en 1905 bajo el nombre de Milán-Milán. La Gazetta dello Sport, periódico deportivo de referencia en el país transalpino, fue quien tuvo la idea de la celebración de la prueba a raíz de la derrota del lombardo Pierino Albini ante Giovanni Cuniolo en la Copa del Rey. El máximo significado de la palabra vendetta fue el origen de la celebración de la carrera en la capital lombarda, Milán. Finalmente no se consumó la venganza, puesto que el diavolo rosso Giovanni Gerbi se alzó con la victoria.

En 1907 después de que la Gazzetta se hiciera totalmente con el control de la carrera, la Milán-Milán pasó a denominarse tal y como se la conoce hoy en día, el Giro de Lombardia. Tanto la localidad de salida como la de llegada no variaron, permaneciendo hasta 1964, aunque el recorrido sufrió grandes cambios. Al contrario que otras muchas carreras de la época, la Primera Guerra Mundial no se interpuso en el transcurso de la clásica lombarda. Después del tratado de La Paz de París, uno de los grandes de la época, Henri Pélissier contaba con tres triunfos.

En los años 20 llegó la principal novedad a la clásica. La Madonna del Ghisallo entraba a escena en el recorrido. El santuario situado en la cima se convirtió en centro de culto para el aficionado, siendo proclamada por el Papa Pío XII Patrona universal del ciclismo en 1948 creándose en el lugar un museo del ciclismo. La introducción de la ascensión al Ghisallo propició un aumento de la dureza del recorrido, haciéndolo más propio para escaladores.

Después de que Constante Girardengo igualase a triunfos a Pélissier, uno de los grandes campeones italianos entraba en escena. No era otro que el gran Alfredo Binda, sumando tres triunfos consecutivos entre 1925 y 1927 y añadiendo uno más en 1931, consiguiendo así el récord de victorias de la prueba. El testigo de Binda lo recogió otro genio como Gino Bartali, pero el ciclista de Firenze no pudo igualar el récord, conquistando tres victorias entre 1936 y 1940.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la entrada a escena de la Italia de Mussolini en la contienda, la carrera paró en 1943 y 1944, volviendo a disputarse tras la resolución de la contienda en Europa en 1945. Tras este parón, llegó el grande entre los grandes del Giro de Lombardia. Fausto Coppi dominó la prueba con total tiranía, consiguiendo cuatro triunfos consecutivos entre 1946 y 1949, que junto con el posterior de 1954, logró superar el récord de Alfredo Binda.

 

Fausto Coppi Giro Lombardía

Coppi en una de sus victorias en el Giro de Lombardía

 

Fue en 1958 cuando el ciclismo español se dio a conocer entre los primeros puestos, hasta entonces, las actuaciones habían pasado más que desapercibidas. Miguel Poblet finalizó segundo tras ser superado por Nino Defilippis, bajando un escalón en la temporada siguiente. En 1960 llegó el primer cambio en las ciudades de salida y meta. Si hasta esta fecha Milán era la ciudad donde comenzaba y finalizaba, a partir de 1961, la capital lombarda seguiría siendo el punto de partida pero siendo Como el punto final. Además, para hacer aún más selectiva la carrera, Vincenzo Torriani, patrón de la carrera, introdujo la ascensión al Muro di Sormano.

Dicho cambio se prodigó hasta 1984, momento en que se invertiría el recorrido, pasando a finalizar en Milán hasta 1989. De 1990 a 1994 partió de Milán para finalizar en el circuito de Monza. De 1995 a 2001 el recorrido fue de Varese a Bérgamo tras pasar por el adoquinado de la ciudad alta. En 2002 y 2003 Bérgamo siguió siendo la meta, pero Cantú y Como se convirtieron en salida respectivamente. Entre 2004 y 2006 el recorrido fue de la ciudad suiza de Mendrisio a Como y entre 2007 y 2009 de Varese a Como.

Volviendo la vista atrás, con la entrada en los 60, otro genio apareció en Lombardia. “El Caníbal” comenzó a conseguir puestos de honor antes de conseguir sendas victorias en 1971 y 1972. La primera de ellas lo hizo vestido con el arcobaleno. Era uno de los alicientes de la carrera. Con la proximidad de las fechas al Campeonato del Mundo en Ruta eran muchos los ciclistas que estrenaban su maillot en la “clásica de las hojas muertas”. Alfredo Binda, Tom Simpson, el propio Eddy Merckx, Felice Gimondi, Giuseppe Saronni, Oscar Camenzind y Paolo Bettini han sido los únicos en conseguir el triunfo vestido de arcoíris.

Las dobles victorias de Merckx, De Vlaeminck y Moser en los 70,dieron paso al dominio del irlandés Sean Kelly en la década de los 80. Dos triunfos y un segundo puesto a los que luego añadió otro triunfo en 1991. Otro grande como Bernard Hinault sumó dos triunfos, mientras que el ciclismo español seguía en sus trece y tras 29 años, Marino Lejarreta con su tercer puesto en 1988 sumaba otro podio. En los 90, Tony Rominguer sumaba su segundo triunfo y clásicomanos como Andrea Tafi o Mirko Celestino saborearon las mieles del triunfo. En 1997, el francés Laurent Jalabert consiguió la victoria para un equipo español, cuando formaba parte del conjunto ONCE.

La primera década del año 2000 ha estado dominada por el ciclismo italiano. Los ciclistas transalpinos han sumando ocho triunfos consecutivos de la mano de Danilo Di Luca, Michele Bartoli, Paolo Bettini, con dos triunfos cada uno, y del último dominador del Giro de Lombardia, Damiano Cunego con sus tres victorias. Bajo estas victorias, el ciclismo español ha conocido al ciclista con mejores resultados en el último Monumento de la temporada. Samuel Sánchez sumó un segundo puesto en 2006, un tercero en 2007 y en 2009 fue superado en el sprint final por Philippe Gilbert.

 

Paolo Bettini Giro de Lombardía

Bettini el día de su emocionante victoria tras la muerte de su hermano Sauro en 2006

 

Miguel Hermosilla