El domingo pasado terminó el Tour del Porvenir, disputado por cuarto año consecutivo por selecciones nacionales y solo apto para ciclistas de la categoría sub23. Un cambio que ha reanimado una carrera que antes había pasado por una época difícil con ganadores de perfil bajo ya curtidos en el profesionalismo que no representaban del todo el espiritu original de la carrera. Así, es bueno hacer un repaso a la carrera y a los talentos que más han destacado en esta edición de 2010.

Todo empezó en un etapa prólogo de siete kilómetros en Vierzon, en el centro de Francia, en el que impuso su ley el americano Taylor Phinney, todo un especialista en este tipo de pruebas. Este joven nacido en Boulder (Colorado) en 1990, hijo de padre y madre ciclistas, es un fenómeno de la pista. Tanto que siendo todavía un junior fue seleccionado para competir en la persecución individual los Juegos Olímpicos de Pekín tras haber sido campeón del mundo junior de la especialidadf. Al año siguiente se llevaría el título mundial absoluto en Polonia antes de pasar a competir habitualmente en la carretera con el equipo de jóvenes talentos financiado la fundación de Lance Armstrong, el Trek-Livestrong, en lo que fue un movimiento algo polémico ya que Phinney se había iniciado en la competición en la cantera del Garmin de Jonathan Vaughters. Como buen superclase, su adaptación no fue demasiado difícil y ya el año pasado consiguió vencer la Paris-Roubaix de la categoría sub23, una progresión que ha confirmado este año con hasta ocho victorias UCI en la carretera, repitiendo triunfo en la Paris-Roubaix y título mundial en la persecución de 4 kms en el velódromo de Copenhague. Pese a haber destacado hasta ahora como rodador y sprinter, Phinney es un niño prodigio del ciclismo al que de momento parece difícil ponerle barreras. Las comparaciones son odiosas y más en este caso, pero el apadrinamiento de Armstrong, tiene algo de espejo por parte de Lance, que como el joven Taylor también fue un fenómeno de precocidad (solo hace falta recordar su título mundial en Oslo siendo todavía sub23) que empezó en una disciplina distinta al ciclismo de carretera, en su caso el triatlón y que tardó muchos años en convertirse en un hombre-Tour. Mejor dejar ahí los paralelismos. Primero habrá que ver que pasa con su futuro, ya que parece que dispone de varias ofertas (se dijo que había fichado por BMC, lo que él mismo desmintió) y ha manifestado que su continuidad en la estructura de Lance y Bruyneel es difícil al solo poder garantizarle una sola temporada de contrato.

Taylor Phinney

Phinney, con su madre Connie, antes de iniciar una etapa

Al día siguiente la carrera se dirigió al sureste, siguiendo el curso del río Cher hasta la localidad de Saint-Amand-Montron, dónde se efectuaba un circuito con una pequeña dificultad orográfica en forma de cota de cuarta categoría que no evitaría un desenlace al sprint. La victora fue para el potente alemán John Degenkolb, que batió al australiano Michael Matthews en un duelo que tiene su miga con las miras puestas al mundial de Melbourne del próximo mes. Ambos son probablemente los dos máximos candidatos al maillot arcoiris de la categoría. Y ambos tienen características muy parecidas en su ADN ciclista. Fuertes, potentes, rápidos. Son buenos sprinters, buenos rodadores y además han demostrado que tienen motor para afrontar carreras con desniveles elevados.

El alemán, nacido en Gera en 1989, cuando su región de Turingia todavía formaba parte de la RDA, es el mejor talento joven de un país que ha dado la espalda a este deporte después de los escándalos de dopaje, eliminando los equipos y las carreras de máximo nivel. Su talento también fue precoz, siendo campeón nacional junior de contrarreloj, aunque su confirmación vino al final de su primer año sub23, consiguiendo una sorprendente medalla de bronce en el Mundial de Varese tras estar escapado buena parte de la carrera. El año pasado tuvo una temporada más discreta, siendo el tercer puesto de la Vuelta a Flandes sub23 su resultado más destacado. Este año se ha salido, consiguiendo hasta nueve victorias, incluyendo las dos etapas en este Tour del Porvenir (también ganaría la quinta resolviendo una fuga en Loriol sur Drôme) y la general de la Vuelta a su Turingia natal (una de las carreras sub23 más prestigiosas). Para su fortuna, las relaciones del HTC-Columbia de Stapleton con el ciclismo teutón no están rotas y la presencia de Aldag o Zabel en el staff hace que sigan mirando hacia la cantera de allí para pasar a corredores, así que Degenkolb correrá con los ex-magenta a partir del año que viene.

Por su parte, el australiano, un año más joven que Degenkolb, no consiguió finalmente ninguna victoria de etapa, pero sí dejó su impronta en la carrera luchando todos los días con los mejores (estuvo en el Top10 en seis de las ocho etapas y finalizó octavo en la clasificación general), también en la alta montaña con los escaladores en un terreno a priori poco ideal para sus características, destapando una polivalencia muy interesante que además le convierte si cabe en más favorito al campeonato mundial de su tierra. Matthews fue campeón de Australia cadete y protegido por la federación de su país como uno de sus talentos jóvenes más destacados vino a competir a Europa ya hace dos años, consiguiendo resultados principalmente en Italia, donde fue segundo en el prestigioso Gran Premio della Liberazione por detrás del actual sprinter del Colnago Sacha Modolo. A finales del año pasado se proclamó campeón de Oceania sub23 tanto en ruta como en contrarreloj y este año fue uno de los ciclistas seleccionados para competir con la selección australiana en el Tour Down Under, carrera en la que no brilló pero que le permitió coger la forma para ganar dos etapas en el Tour de Langqawi ante profesionales. Luego temporada europea con tres segundos puestos en Vicenza, Flandes y otra vez en el GP Liberazione (en las dos últimas, ganó el sprint del pequeño grupo que siguió a los vencedores, los eslovenos Kump y Tratnik respectivamente) y victorias de etapa en el Ringerike GP y en Turingia con un parentésis japonés dónde ganó el prólogo y terminó cuarto en la general tras ocupar la misma posición en la etapa del Monte Fuji, una buena prueba de su capacidad escaladora. Así, el aussie ha sido otro de los deseados del mercado de promesas y finalmente correrá el año que viene en el todopoderoso Rabobank, una estructura acostumbrada a lidiar con jóvenes talentos dónde puede progresar tranquilamente.

El tercer día la carrera llegaba a las primeras estribaciones del Macizo Central, con un serrucho de pequeñas cotas en la parte final que junto a la lluvia propiciaron un primer vuelco a la general. El líder Phinney se cayó y llegó en última posición en una etapa que ganó el francés Anthony Delaplace, que venció en solitario con pocos segundos de ventaja sobre un pelotón reducido por las caídas y el clima adverso. Nacido en 1989 en Valognes, cerca de la costa normanda, Delaplace es un ciclista polivalente de los que tanto se estilan en el pelotón galo, no destaca sobre manera en ningún terreno pero tampoco cojea en ninguno. Este año ya se ha curtido en el profesionalismo corriendo en el Saur-Sojasun de Stéphane Heulot, quién también fue su director en el campo amateur, aunque por edad todavía tiene otro año de sub23 por delante. Fue campeón de Francia junior y tercero el año pasado en amateurs, y aunque este primer año entre los profesionales no ha sido muy destacado en cuanto a resultados, ha tenido alguna prestación interesante como su décimotercer puesto en el siempre competidísimo campeonato nacional francés, además de completar carreras exigentes como la Dauphiné o la Vuelta a Bélgica, lo que no está mal para su edad.

John Degenkolb Alex Dowsett

Degenkolb -de verde- y Dowsett -con el amarillo de líder- antes de comenzar otra de las etapas del Tour del Porvenir

De esta primera parte de la carrera también hay que destacar el rendimiento de otros ciclistas como del polaco Michal Kwiatkowski (1990), campeón de Europa y del Mundo junior contrarreloj, que este año ha corrido en el Caja Rural y que el año que viene pasará al Radioshack, siempre muy presente en los primeros puestos de las llegadas masivas, del esloveno Marko Kump (1988) (pasa a Geox el año que viene), que estuvo algo por debajo de lo mostrado durante la temporada, quizá llegando algo pasado de carreras a la parte final de temporada tras brillar enormemente en la primavera con victoria de etapa en la Settimana Coppi e Bartali ante profesionales élite y su triunfo antes mencionado en Flandes, o del británico Alex Dowsett (1988), otro pistard de orígen que ha sido campeón de Europa sub23 contra el crono este año, que sería segundo en el prólogo y cogería el liderato tras la caída de Phinney (compañero suyo en el Trek-Livestrong).

Jordi Martínez