Guerra, sequía, pobreza y hambre son cada día no-noticias en nuestros medios de comunicación mientras el Cuerno de África agoniza. Los días y los años pasan y lejos de mejorar, la situación es cada vez más insostenible y la esperanza se desvanece. Hay quien dirá que es en estos casos cuando el deporte adquiere su máxima expresión de pureza, dando cobijo a historias de superación contra las adversidades sociales y políticas, pero estas historias sólo serán plenas cuando estas adversidades sean cosa del pasado.
La historia del ciclismo en Eritrea está innegablemente ligada a la época de finales del s. XIX hasta la WWII, cuando fruto de la colonización llegaron un total de 100.000 italianos dispuestos a consolidar la primera colonia italiana en África. Fue con la subida al poder de Benito Mussolini, que el imperialismo italiano alcanzó el cénit en 1936 con la colonización también de Etiopía formando el África Oriental Italiana. El progreso en aquellos años fue innegable, e incluso hoy en día, con un desfase de casi 100 años, alguna de las infraestructuras creadas durante la presencia continúan siendo ejes vertebradores de la zona.
Con el fin del colonialismo llegó la anexión a Etiopía y el surgimiento de un movimiento de liberación, recrudecido con el alzamiento de los comunistas etíopes, consiguió su objetivo a un alto precio humanitario. Eritrea obtuvo su independencia en 1993. Pero ni de lejos se acabaron ahí los problemas, pues la situación entre Eritrea y Sudán y Etiopía sigue en estado crítico esperando un chispazo para volver a estallar. Los cascos azules siguen a día de hoy en la zona.
Pero a pesar de todo lo ocurrido, aquellos años de colonización italiana dejaron huella en el país. Los últimos años de Eritrea como colonia italiana coincidieron con la explosión de Gino Bartali, y los italianos, locos del ciclismo, no dudaron en crear la Federación [de la Colonia] Eritrea de Ciclismo en 1936. Y ha sido para conmemorar el 75º aniversario de aquella fundación que Eritrea ha tenido la oportunidad de acoger los Campeonatos Africanos de Ciclismo. Y lo ha hecho con resultados inmejorables para sus ciclistas, revalidando el oro en la contrarreloj por equipos, la contrarreloj individual y la prueba en ruta, pero lo más importante, siendo la columna vertebral de la selección eritrea un grupo de jóvenes nacidos poco antes de la independencia de su país y que han tenido que salir de él para poder acercarse a su sueño.
En concreto su destino ha sido Suiza, el World Cycling Centre, uno de los grandes proyectos de Hein Verbruggen. Entre sus utilidades, la formación de nuevos técnicos, la organización de conferencias, la dirección misma de la UCI o un centro de entrenamiento del que entre otros pueden disfrutar ciclistas provenientes de países en vías de desarrollo como en el caso eritreo.
La máxima expresión de esta oportunidad en el WCC es Daniel Teklehaimanot, uno de los once hijos de una familia de campesinos de Dewarba. Con 18 años y una planta imponente llegó a Aigle, donde de la mano de Michel Thèze se ha convertido en prometedor Sub23 que ha conseguido, aparte de ser uno de los dominadores del calendario africano en las últimas temporadas, una meritoria sexta plaza en el Tour de l’Avenir 2009 y la segunda etapa en la Copa de las Naciones, en Canadá. Cierto es que Teklehaimanot desde que entrase en el WCC ha tenido oportunidades que a muchos otros se les han negado, como cuando en 2008 obtuvo una plaza como stagaire en ese extraño equipo llamado Amore&Vitta, aunque sin llegar a correr en Europa, o en la temporada 2010 también como stagaire en Cervélo pudiendo disputar alguna semiclásica italiana, lo que acabó de darle el reconocimiento internacional que ahora mismo tiene.
Como es bien sabido, la temporada próxima la disputará en el nuevo equipo australiano GreenEdge, donde con un contrato asegurado por dos temporadas tendrá la oportunidad de demostrar todo lo que estos últimos años ha venido apuntando en África (Rwanda, Eritrea, Costa de Marfil o este mismo año ganando la cuarta etapa con mucha autoridad ante profesionales en la Tropicale Amissa Bongo en Gabón) y en carreras Sub23. Los puntos que haya aportado también habrán tenido que ver en su fichaje, pero a día de hoy nadie duda que es un hombre que puede tener un sitio en el profesionalismo, y que tiene Londres 2012 en el punto de mira con el Tour de Francia también en el horizonte. Pero Daniel Teklehaimanot es simplemente la punta del iceberg ciclista eritreo, tras él viene una generación de ciclistas nacidos en 1990 y 1991, comandada por el recién proclamado campeón de África Nantnael Berhane, que aspira a situar el ciclismo eritreo en el mapa en los próximos años. Herencia de la colonización, hay un país africano en que la guerra, la sequía, la pobreza y el hambre conviven con el ciclismo.
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