En el podio no podía reprimir la emoción, sus ojos humedecidos, brotaban las lagrimas y su sonrisa nerviosa encerraba su ansiedad. El británico grita así: “Por fin!”.
Empezaba la etapa en Epernay, ciudad reconocida por su viñas y bodegas dedicadas al champagne, camino de Montargis. Por delante 187 kilómetros, llanos casi todos ellos, con tan sólo dos cotas de cuarta categoría de inicio y un final al sprint bastante predecible.
Como suele ser habitual en estas etapas se forma la fuga del día, sábiendose condenada de antemano, corredores que rompen con la rutina del pelotón el mayor número de kilómetros posible con la esperanza, cuanto menos, de dejar-se ver en carrera. En la de hoy, cual chiste, un belga, Jurgen Van de Walle, un francés, Julien El Fares, y un español, José Ivan Gutierrez.
En persecución en el pelotón comandaban los hombres del Columbia y del Lampre, a ritmo cansino, adormecedor, sin dar demasiada ventaja pero sin acercarse demasiado, la tónica habitual.
La etapa fue avanzando y los fugados seguían en cabeza al pasar por la pancarta de 10 kilómetros a meta con aproximádamente medio minuto de ventaja del pelotón, algo antes de cruzar la pancarta de 5, el campeón en ruta español atacaba a sus acompañantes y tomaba algo de ventaja mientras estos se dejaban alcanzar por el pelotón. Gutierrez no tardaría mucho en correr la misma suerte y con las ganas de repetir la gesta vivida en Albacete.
Con todo listo para el sprint el Columbia tomaba el mando del pelotón pero por un lado la voluntad de Lampre y por otro el poco motor de Tony Martin acabaría cediendo la posición. Los Lampre se veían rápidamente avasallados por la fila azul-naranja de los hombres de Farrar (Garmin) que se eregían como los dominadores de la llegada. Mark Renshaw (Columbia-HTC) entretanto defendía a trompicones y empujones la posición de Cavendish ante Freire y Hushovd, ambos sin compañeros. A falta de 700 metros se encontraba la última curva antes de la recta de meta. Los Garmin salían al frente, con Robert Hunter gastando todas sus fuerzas en un último sprint y, cuando se apartó, el último hombre de Farrar, Julian Dean, no es capaz de mantener la fila. Por el centro Renshaw se encontaría, casi sin querer, comandando la llegada y lanzando comodamente el sprint.
Cavendish, tras la estela de su escudero, esperó el momento exacto y con cierta facilidad batiría a dos ex-compañeros de equipo: el alemán Gerald Ciolek (Millram) y Edvald Boasson Hagen (Sky). Thor Hushovd mantiene el maillot verde tras cruzar quinto, tras Rojas, la línea de llegada.
Mañana salida desde Montargis y llegada en Guegnon con una nueva oportunidad para los sprinters, la última de la primera semana.
Toni Rota.