¿Qué sería del maravilloso deporte de la bicicleta sin esos desconocidos que irrumpen en una carrera del máximo prestigio para dejar a todo el público boquiabierto? ¿Qué sería de nosotros, pretenciosos analistas, si no pudiésemos tirarnos el moco con ciclistas desconocidos para impresionar a nuestra audiencia? ¿Dónde quedarían esas predicciones infundadas que se acaban volviendo reales por pura chiripa? En Cobbles & Hills rendimos tributo a todas estas situaciones con nuestro ranking de Sorpresas de la temporada ciclista recientemente finalizada.
5º. Thomas Voeckler (Europcar)
Como mito humano-ciclista, Titi es una sorpresa constante. Partiendo de esa base, el capitán del Europcar hizo una parte inicial de 2011 sensacional, dominando el calendario francés: etapa en el Mediterráneo, victoria en Haut Var, dos etapas en París-Niza, el GP Cholet, etapa y general en los Cuatro Días de Dunkerque… Muchos días de competición y muchos éxitos para el ciclista-emblema de su equipo. El otro gran objetivo de la temporada, cómo no, sería el Tour de Francia. Todo normal. ¿No?
Sí, pero no. Ya en el camino hacia el Tour llamaban la atención el séptimo puesto en el Giro del Trentino y el décimo en el Dauphiné, dos pruebas por etapas con montaña muy seria. Camino de Saint Flour, en lo que nuestro Johnny Hoogerland no podía esquivar el atropello de un coche, Voeckler se vestía de amarillo tras la fuga. Todo normal. ¿No?
No, ya no. Pasaron los Pirineos y Voeckler entró en todas las etapas de montaña entre los primeros clasificados. Entre los muy primeros. Llegó a los Alpes, Andy Schleck montó una escabechina en el Izoard y el gran AetT seguía de amarillo. No fue hasta Alpe d’Huez, a dos días de París, cuando Thomas Voeckler cedió el maillot amarillo y su plaza de podio. Para el recuerdo, su esfuerzo agónico para salvar el maillot en el Galibier, su ecléctica subida con el plato grande a la otra cara del Galibier y el cuarto puesto final.
4º Matthew Goss (HTC – Highroad)
Después de una carrera fabulosa y selectiva, el 19 de marzo de 2011 llega a las calles de San Remo un ramillete de ciclistas en cabeza con lo más selecto del pelotón. Ahí van los grandes nombres: Cancellara, Gilbert, Pozzato, Nibali, Ballan… La Milán-San Remo nunca tiene un ganador mediocre. Espera: ¿quién es ese HTC que va en el grupo? Es imposible que sea Cavendish, la televisión lo enseñó descolgado hace muchos kilómetros.
¡Goss! ¡Matthew Goss! Sí, un ex de Riis y su Saxo Bank, todavía joven y muy rápido (ha ganado en Niza este año o en el Tour Down Under). 24 años, mira tú si es joven. ¿Pero cómo ha aguantado ahí? Le fundirán en el sprint. Si ha aguantado el Poggio a ese ritmo, es imposible que tenga tanto fondo como para ganar a esas fieras. Uy, qué bien colocado va. Ay, que se lo lleva, que Cancellara no le remonta. ¡Vaya sprint! ¡Qué grande este Goss!
(Para refrendar que aquella tarde de primavera no fue un sueño, Goss terminó segundo en el Mundial de Copenhague unos meses después, amén de otros resultados notables a lo largo de la temporada)
3º Marcel Kittel (Skil – Shimano)
Si hay un arte del ciclismo que transmita juventud es el sprint. La explosividad de los jóvenes es un talento interesante dentro de un deporte de fondistas. En el caso de Marcel Kittel, los 23 años se han traducido en un dominio tiránico sobre tantísimos rivales. 17 victorias en 2011: no hay más cera que la que arde.
Aunque ya había amenazado en los Cuatro Días de Dunkerque, la explosión de Kittel dentro de la primera línea mundial se produjo en la Vuelta a Polonia. El ciclista del Skil se impuso en cuatro de las siete etapas de la ronda polaca. Aunque es cierto que faltaban muchos de los sprinters de élite del pelotón, la manera de imponerse en las llegadas no era ninguna broma. Igual que no lo fue su victoria en Talavera de la Reina, en la primera grande de su carrera. Y lo que te rondaré, morena.